El Papa Francisco pidió que los políticos pongan fin a la "preocupante" carrera de armamentos e instó a abrir los corazones a los indefensos, los pobres, los desempleados, los marginados, los que llaman a la puerta en busca de pan, de un refugio o del reconocimiento de su dignidad.
"Que haga de nosotros constructores de puentes, no de muros. Que Él, que nos da su paz, haga cesar el fragor de las armas, tanto en las zonas de guerra como en nuestras ciudades, e impulse a los líderes de las naciones a que trabajen para poner fin a la carrera de armamentos y a la propagación preocupante de las armas, especialmente en los países más avanzados económicamente", pidió el pontífice.
Francisco hizo estas consideraciones tras la bendición "Urbi et Orbi", a la ciudad y al mundo, que imparte dos veces al año al final de la Semana Santa y en Navidad.
La ceremonia precede al conocido como 'Lunes del ángel', que se celebrará hoy y durante el cual el Santo Padre rezará a mediodía la oración mariana de Regina Coeli con los fieles y peregrinos que se darán cita en la Plaza de San Pedro.
Foco en Medio Oriente
Asomado al balcón de la basílica de San Pedro, Francisco hizo repaso de la violencia y el sufrimiento que aflige al mundo, comenzando por el conflicto en Siria que "continúa y amenaza" con hacer caer en "la resignación e incluso en la indiferencia".
Hizo hincapié en que Oriente Medio está "desgarrado por continuas divisiones y tensiones" y pidió que los cristianos de la región no dejen de dar testimonio con "paciente perseverancia" del Señor resucitado.
El Papa aprovechó su mensaje para implorar que las armas "dejen de ensangrentar a Libia, donde en las últimas semanas, personas indefensas vuelven a morir y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares".