Democracia, por definición, es el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes.
Resulta increíble pensar que un gobierno, en nombre de ésta, se dedique a denostar al partido opositor, al candidato, a sus futuros ministros y/o colaboradores; ni hablar de cómo se maltrata a sus votantes o al sector del pueblo que elige dar su voto al partido opositor.
En palabras de este gobierno "que armen un partido político y ganen las elecciones". Dicha frase surgió en medio de reclamos por parte de un gran sector de la sociedad a este gobierno. Frase bastante desafortunada, por cierto; sería como decir a los desocupados que buscan trabajo o a las personas que buscan seguridad o a los abuelos que luchan por una jubilación digna: "Sus pretensiones no le importan a este gobierno, Armen un partido, ganen las elecciones y arreglen sus problemas".
Pero dejando de lado esto y prestando atención a esta frase, ¿qué les pasó? ¿Por qué ahora que existe un frente que, todo indica, puede ganar las próximas elecciones, se niegan a dar un paso al costado, se niegan a respetar la voluntad popular? Parece que doce años de gobierno generaron una sensación de perpetuidad en muchos gobernantes. Parece que esa sensación hizo que muchos se olvidaran de la verdadera naturaleza de la manoseada democracia, pero esta especie de amnesia no sólo afecto a los gobernantes sino también al común de la gente, personas que, por lo general, lograron puestos en el ámbito público o promesas de puestos; cuesta mucho creer que no sólo el gobernante quiera perpetuarse en el poder... varios quieren perpetuarse en puestos o cargos públicos. Parece que volver al ámbito privado resultaría bastante duro para muchos, quizá por falta de experiencia o falta de capacidad y formación o simplemente por falta de ánimos para entrar en un ambiente difícil y de mucha competencia.
De cualquier manera, los diccionarios del mundo y sobre todo la historia les ruegan que no centren sus actitudes y discursos en palabras como democracia, voluntad popular, pueblo, república, trabajadores; más bien utilicen términos como autoritarismo, totalitarismo, nepotismo, clientelismo y, sobre todo, miedo. Sean sinceros y acepten que no es el pueblo el que tiene miedo a un cambio. Son ustedes los que le temen. Tienen miedo de dejar de vivir del Estado, miedo de las consecuencias de sus actos, miedo de la responsabilidad que les toca por las decisiones tomadas durante doce años, miedo de perder impunidad, miedo de tener que salir a trabajar como cualquier “hijo de vecino”.
Las actitudes que está tomando este gobierno antes de su retirada son lamentables: nombramientos irregulares, escándalos en la casa de las leyes, intervenciones en el Poder Judicial, vaciamiento de fondos, llamado a la violencia, llamado a “resistir”, ¿resistirse a qué? ¿A la naturaleza misma de la democracia..?
Es que definitivamente a este régimen populista le cuesta mucho trabajo aceptar y respetar la característica más importante de la democracia: la alternancia de los gobiernos.