En tiempo suplementario (65-65) se le escapó el triunfo al Centro Deportivo Rivadavia. En la previa el juego era totalmente accesible.
Enfrentaba al penúltimo de la zona Andina Patagonia, Independiente de Neuquén (82-70). Pero, el quinteto de Fernando Minelli arrancó el primer cuarto totalmente dormido. Sufrió un parcial en contra de 16-5, lo que refleja un desconcierto defensivo y una anemia ofensiva desconocida para un equipo de esta índole. Por esta diferencia, tuvo que remar todo el partido desde atrás. Existió una leve reacción en el segundo cuarto, pero se fue al descanso largo en desventaja por 12 puntos: 30-18.
En el tercer período se vio lo mejor del Naranja. Fue un equipo sólido en defensa y tuvo variantes cada vez que enfrentó el cesto rival. Metió un parcial de 27-18 e ingresó al último cuarto con una desventaja de 3 puntos: 48-45.
En el capítulo decisivo, el trámite del juego fue muy intenso. Cada pelota fue muy trabajada. El dueño de casa apostó al juego interior con José Ochoa, quien se movió con facilidad e hizo pesar su altura ante la falta de Abel Trejo, quien no viajó a Neuquén porque fue papá ayer a la mañana.
Cuando restaban 2’23’’ Rivadavia pasó al frente en tanteador por primera vez en el partido: 60-61, pero Ochoa no falló desde la línea de libres y el partido terminó 65 iguales.
En el tiempo extra, Rivadavia sintió las salidas por cinco faltas de Pérez Da Rold y Gómez. Además, no estuvo efectivo desde la línea de tres puntos y lo sintió mucho (8 de 35, 23%). Independiente fue paciente y en la pintura ganó un partido inesperado.