Una morgue en Chilpancingo tiene tantos cuerpos que los vecinos se quejan del penetrante hedor de los cadáveres en descomposición, informó un funcionario de esta ciudad mexicana azotada por la violencia.
Chilpancingo y algunas poblaciones cercanas en el estado sureño de Guerrero han sido escenario de cientos de asesinatos relacionados con enfrentamientos entre los cárteles del narcotráfico.
Esto, así como los nuevos protocolos que requieren que los cuerpos que no hayan sido identificados se queden más tiempo para ser examinados, y de las solicitudes de algunas personas de que expertos forenses externos fuera de la morgue examinen los cuerpos de sus familiares, han creado una sobrecarga de cuerpos.
Algunos de los exámenes adicionales tuvieron que ser realizados en espacios al aire libre, lo que empeoró un problema que se ha agravado a tal grado que los funcionarios de oficinas gubernamentales cercanas dijeron que ya no aguantaban el hedor.
Por su parte, los empleados de las fiscalías situadas alrededor de la morgue declararon a los medios de comunicación locales que dejarán de trabajar.
Los familiares de algunos de los 30.000 desaparecidos en México han criticado a las autoridades por no hacer lo suficiente para intentar identificar los cuerpos que suelen ser hallados en fosas clandestinas, o que fueron quemados o mutilados a tal grado que quedaron irreconocibles.
Una ley promulgada ayer crearía un Sistema Nacional de Búsqueda de Personas con filiales locales en los estados.
Designará también a nuevos fiscales especiales para manejar los casos de desaparición y proporcionará más recursos forenses a las investigaciones.