La atracción de inversores que ha vertebrado desde la hora cero el discurso del presidente Macri y que despierta ánimos favorables en la provincia, cosecha opiniones diversas entre los empresarios extranjeros apostados en Mendoza.
Muchos foráneos con más de 10 años de presencia comercial han disminuido el ritmo de sus inversiones debido al contexto macroeconómico de inflación y burocracia de trámites, aunque siguen apostando a nuevos emprendimientos en la provincia.
Hace 15 años las inversiones extranjeras en la provincia promediaban los U$S 5 millones por proyecto. Hoy, los valores oscilan entre los U$S 100 mil y U$S 200 mil.
El dato fue aportado por David English, titular de English Associates, una firma estadounidense conformada por un equipo de profesionales independientes afincados en Mendoza con el objetivo de ofrecer servicio y consejos a los inversores internacionales e instituciones.
Con 15 años de presencia comercial en Mendoza, English detalló que el perfil de los inversores extranjeros no fue cambiando de sector, pero sí mutó en sus montos y tipos de inversión.
“La vitivinicultura sigue siendo la más atractiva, pero en los últimos años han cambiado en sus intereses. Ahora no buscan apostar por la bodega y el viñedo, sino que se inclinan por proyectos más pequeños”, comentó.
"A los inversores extranjeros les interesan proyectos como de The Vines of Mendoza, donde compran una o dos hectáreas de viñedo en un lugar que está administrado por un tercero. Hay muy pocos que vienen a comprar 50 o 100 hectáreas y hacen un proyecto mediano o grande. Los números no dan", detalló English.
Según el testeo del experto, los inversores apuestan hoy sus euros y dólares en la faceta de hobby y de disfrute de la vitivinicultura, no en el negocio propiamente dicho.
“No quieren estar enredados en las trabas de los bancos y lidiar con el sistema jurídico para formar una empresa. Hace 15 años Argentina era más económica y tenía sentido invertir en proyectos medianos o grandes. Ahora tenemos mucha burocracia y costos muy altos”, explicó English.
Según el directivo de English Associates, la escalada continua de los precios provocó además que los inversores extranjeros que tienen bodegas en la provincia redireccionaran gran parte de sus ventas.
“Los números tampoco cierran para la exportación de vinos. Los altos costos internos hacen que sea muy difícil competir con los vinos extranjeros de Australia, Chile y otros países”, apuntó.
Potenciales inversiones
Como lo dejó claro David English, el escenario económico de Mendoza ya no es tan atractivo para los inversionistas extranjeros como hace 15 años.
Sin embargo, el interés por la provincia sigue existiendo.
Fernando Urdaniz, gerente de Pro Mendoza, aseguró que "el organismo ha recibido en los últimos meses varias consultas de inversores extranjeros interesados en la compra de viñedos o fincas".
Si bien el fin de Pro Mendoza es promover la exportación de pequeñas y medianas empresas mendocinas, también opera como asesor de los potenciales inversores.
Por eso, el contacto con empresarios que no están instalados en la provincia es habitual. “Tenemos muchas consultas de inversores chicos. Los ayudamos en las gestiones burocráticas para que puedan avanzar en sus proyectos. La gran mayoría se interesa por la agroindustria”, indicó Urdaniz.
El economista Andrés Koleda explicó cuáles son los factores que atraen la llegada de pequeñas inversiones extranjeros y se refirió a la preferencia por la vitivinicultura y el resto de los sectores agroindustriales.
“Hoy no hay un escenario ideal para el sector empresario, principalmente por la presión tributaria y la inflación, pero a los ojos de los inversores las expectativas son favorables a futuro”, comentó.
“El Gobierno Nacional dio claras señales de aliento a las inversiones con la baja de impuestos impulsada por la Reforma Tributaria, los puntos que están en discusión con la Reforma Laboral y la quita de retenciones”, continuó Koleda.
“A su vez, el Gobierno de Mendoza avanza con la reducción progresiva de Ingresos Brutos. Todo eso hace pensar que las inversiones que se empiecen hoy serán rentables en el futuro”, explicó.
“Dentro de ese contexto, el desarrollo que tiene la agroindustria en Mendoza, principalmente con la vitivinicultura, aparece como un factor clave que la diferencia de otras actividades”, agregó.
"A los inversores extranjeros les interesan una o dos hectáreas de viñedo en un lugar que está administrado por un tercero. Hay muy pocos que vienen a comprar 50 o 100 hectáreas." - David English, consultor.
Casos en acción
El análisis de English Associates se puede comprobar con numerosos ejemplos de inversiones extranjeras. Un caso representativo es el del proyecto desarrollado por el empresario vitivinícola Philippe Subra, quien labró su historia profesional en Francia, en una empresa de energía eléctrica. Subra fue enviado a Mendoza para trabajar en Distrocuyo y luego de 5 años decidió apostar por Mendoza y quedarse en la provincia.
En diálogo con Los Andes, el empresario contó cómo fue su ingreso a la vitivinicultura mendocina. "Visitamos un terreno con mi señora con la idea de invertir en una bodega.
Estaba en ruinas, quedaban sólo unas piletas de cemento y nada más. Sin embargo, tuvimos la idea de construir todo de cero para tener nuestro espacio de trabajo. Compramos el terreno en febrero de 2003 e hicimos el primer vino en 2004”, explicó Sutra.
Para el empresario francés la decisión de invertir en la provincia se resume en pocas palabras: "Nos gustó Mendoza". Hoy su bodega posee 20 hectáreas repartidas en Maipú y Luján de Cuyo, produce vino para el mercado interno y exporta, y además recibe turistas de todo el mundo.
El proyecto resultó exitoso y superó muchas dificultades económicas, pero Subra admitió que el ritmo de su inversión bajó con los años. "Con los años la rentabilidad ha caído. La capacidad de inversión que tenemos hoy no tiene nada que ver a la que teníamos hace 10 años", apuntó.
“Cuando iniciamos era muy barato construir, pero hoy la realidad es otra. Subieron mucho nuestros costos al mismo tiempo que los vinos de Europa se hicieron más competitivos, debido a que el euro bajó mucho frente al dólar. Todo eso generó que nuestras exportaciones cayeran en forma dramática”, agregó Subra.
Para el empresario, el recurso humano mendocino se merece una mención aparte. “Los trabajadores son de muy alto nivel. Mendoza tiene muy buenos operarios de bodega. La negativo es que cada vez es más difícil encontrar gente para la cosecha, pero voy a seguir apostando por Mendoza”, afirmó Subra.
Alfalfa y algo más
El inglés Richard Coats, de la firma Inco Patagonia, también apostó por la actividad agropecuaria en Argentina. Una parte de su negocio se desarrolla en La Pampa y la otra parte en Mendoza.
“No venía del mundo agropecuario en Inglaterra, pero decidí asumir un gran desafío y apostar por una región totalmente diferente y a miles de kilómetros de mi país. Hice un cambio de vida rotundo”, señaló Coats.
Si bien el empresario anglosajón vive en Mendoza, los altos precios de la tierra en la provincia hicieron que su inversión inicial de U$S 1 millón se dirigiera a La Pampa. "Compré un campo de 800 hectáreas en La Pampa que estaba abandonado. Empecé a trabajar la tierra, coloqué riego y planté alfalfa", contó el empresario.
Hoy, el Ecoparque de Mendoza es uno de sus principales clientes. “El Ecoparque tenía problemas de calidad, continuidad y de suministro de la alfalfa.
Fue una oportunidad para mí, porque mi campo está en una zona muy limpia fitosanitariamente y tenemos buenas prácticas de certificación agrícola con agroquímicos”, señaló Coats
Al igual que otros hombres de negocios, el empresario inglés afirmó que la riqueza de la tierra y el recurso hídrico “son de muy buena calidad en Argentina”, algo que “es más difícil de encontrar en Europa”.
También destacó la combinación que encuentra de tecnología y conocimiento. "Es una ventaja natural que posee todo el país", subrayó Coates.
Como punto en contra, el empresario cuestionó las trabas burocráticas que dificultan sus inversiones. "Hace tres meses que he comprado un tractor y aún no lo puedo patentar. En la maraña burocrática de Mendoza gasté entre cinco a diez veces más de tiempo y dinero que en Europa, y en trámites que son básicos y que deberían resolverse rápidamente", lamentó.
“Para el registro del tractor y su patente necesito un escribano en la Ciudad, tengo que producir el acta del área constitutiva, presentar la historia de la empresa, afirmar que soy la autoridad de la firma y pagar miles de pesos en sellados y honorarios; es mucho”, se quejó.
Pese a esos inconvenientes, Coats afirmó que este año planea seguir invirtiendo en Argentina. Lo primero que hará será expandir un 20% sus hectáreas en La Pampa.
Cruzando la cordillera
Para el chileno Andrés Hiermans, la elección de Mendoza para hacer crecer la bodega Cruzat fue una elección natural. “Es una firma de capitales chilenos que hace vinos espumosos. El grupo decidió invertir en Mendoza para crear el mejor espumoso de la región”, subrayó Hiermans.
Pero, ¿por qué Mendoza fue elegida como destino de la inversión, siendo que en Chile también existen viñas para desarrollar espumantes? Hiermens justificó la decisión empresarial basándose en la conjugación de una serie de factores que hicieron propicia la inversión.
“Por un lado encontramos un terreno muy apto y la capacidad de cultivar la uva adecuadamente para producir este tipo de producto y por otra parte Argentina tiene un gran mercado de consumo de vinos espumosos, lo que hace más propicio cerrar el círculo entre producción y comercialización”, señaló Hiermens.
El contexto económico favoreció el nacimiento de Cruzat de 2004, pero la incertidumbre de la macro economía ha dejado su estela de observaciones.
"El aumento de costos ha producido una falta de competitividad y trabas económicas en general. Además, tenemos cambio permanente de las reglas de juego. Uno ejemplo de esto es el manejo del dólar que ha tenido en los últimos años momentos bastante particulares", reflexionó Hiermans.
Al igual que English, el inversionista chileno indicó que el mercado financiero mendocino está muy poco desarrollado, lo que perjudica la llegada de inversiones.
Pero si la falta de desarrollo del sistema bancario es un problema para los inversores extranjeros, otro tanto ocurre con las trabas para ingresar divisas para invertir. “Durante años este simple trámite se convirtió en una pesadilla para nosotros”, apuntó Hiermens.