La quema de material electoral y las protestas marcaron las elecciones intermedias en diversos puntos de México aunque en el resto de país las votaciones transcurrieron con relativa normalidad ayer pese al llamamiento al boicot convocado por diversos grupos sociales, el temor a otros actos violentos y el descontento generalizado de la población que se podría traducir en una alta abstención.
El gobierno federal realizó un gran despliegue del ejército, la marina y la policía federal sobre todo en los estados de Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán, y realizó patrullajes tanto aéreos como terrestres en las zonas más conflictivas pero el presidente Enrique Peña Nieto subrayó que los incidentes fueron “aislados”.
Más de 83 millones de mexicanos elegieron a los 500 miembros de la Cámara de Diputados, los gobiernos en nueve de 31 estados, además de cientos de alcaldes y legisladores locales en unas votaciones que se consideran una especie de referéndum sobre la gestión del presidente Enrique Peña Nieto, en el poder desde diciembre de 2012.
En Chiapas, Oaxaca, Guerrero hubo quema de boletas, urnas de votación y diferente material electoral, y se registraron protestas de quienes llamaban al boicot y hubo enfrentamientos esporádicos que concluyeron con la detención de 88 personas en Oaxaca y 11 en Chiapas, informaron sus respectivas fiscalías
El secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, apuntó como el incidente más “complicado” ocurrió en el municipio de Tixtla, en el sureño estado de Guerrero, donde estudiantes, maestros y padres de los 43 alumnos de magisterio desaparecidos en septiembre en ese estado -cuya escuela está en este municipio- se acercaron a las mesas de votación e intentaron convencer a los funcionarios para que les entregaran las boletas, que después quemaron como forma de protesta.
“Nosotros queremos que primero aparezcan los jóvenes y después que haya elecciones”, dijo Martina de la Cruz, madre de uno de los desaparecidos.
Poco después se registró un enfrentamiento con palos y piedras entre los manifestantes que llamaban al boicot, muchos con la cara cubierta con pasamontañas, y alrededor de un millar de personas que dijeron se oponían al boicot y deseaban defender su derecho al voto.
“Tixtla ya está cansada de esta gente”, dijo una enfermera que no quiso revelar su nombre.
En los actos de boicot más violentos participaron también miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un sindicato de maestros que se opone a la reforma educativa del gobierno y presente sobre todo en los estados del suroeste.
En Oaxaca, miembros de este grupo, todos con la cara cubierta o con máscaras de Anonimus, vaciaron un camión con papelería electoral, boletas, urnas y mesas de votaciones en pleno zócalo y lo prendieron fuego a todo al grito de ``¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!'', en alusión a los 43 estudiantes desaparecidos en Guerrero.
Mientras, en las afueras de esta ciudad colonial, esperaban unos 50 vehículos militares pesados listos para intervenir ante cualquier incidencia y un helicóptero de la marina sobrevolaba la zona.