"Quien mal anda, mal acaba", reza un viejo dicho. Y eso les pasó a estos estafadores que cayeron en desgracia pero que dejaron sus nombres en la historia del delito en Mendoza por sus astutos modos de engañar, por la cantidad de sus víctimas o por el monto con que lograron quedarse tras sus fechorías.
Algunos operaban desde hace 20 años en la provincia pero fueron detenidos en los últimos dos años. La creación de la Unidad Fiscal de Delitos Económicos, en febrero de 2016, permitió a los pesquisas unificar causas que estaban dispersas en distintas dependencias judiciales. Así se logró centrar las investigaciones en un puñado de estafadores.
Con un abanico de ardides, estos delincuentes supieron ganarse la confianza de sus víctimas y quedarse con millones de pesos, vehículos y casas. Todos tienen un denominador en común: su perfil "encantador".
Mentirosos encantadores
Según tienen estudiado los policías de la División de Delitos Económicos, los estafadores son personajes "entradores", amables, agradables al trato. Visten bien, utilizan un lenguaje culto. La sonrisa dibujada en sus rostros es otra constante. Para lograr sus actos recurren a pequeñas muestras de confianza y así se van ganando la voluntad de sus víctimas.
El estafador no recurre a la violencia, por ello no lleva armas. Si se lo confronta y ve que su coartada corre peligro, o su seguridad física, su rapidez mental le permite recurrir a otro argumento para salirse con la suya y escapar. Su sentimiento de poder radica en la satisfacción de haber concretado el engaño. Son personas solitarias, ya que en la mayoría de los casos han estafado incluso a sus allegados. Sus "amistades" suelen ser secuaces temporales.
Desde 2017 a la fecha la Policía logró encarcelar a personajes que los investigadores consideran paradigmáticos y cuya estadía en prisión protege a la sociedad de tenerlos operando en las calles. Para no entorpecer investigaciones en curso, se resguardará la identidad de los acusados.
El verdulero que engañaba a abuelos
Miguel Ángel V. tiene una verdulería en la coqueta Quinta Sección de Ciudad, donde trata con una importante cantidad de clientes, muchos de ellos adultos mayores.
Según las pruebas acumuladas en su contra, Miguel Ángel se valió de la confianza de, al menos, 10 abuelos para pedirles dinero a préstamo ya que decía atravesar una difícil situación familiar.
Con habilidosos argumentos, los incitaba a que obtuvieran un préstamo en algún banco. Las víctimas plasmaban sus firmas en los documentos financieros y le cedían el dinero que, según sus dichos, el verdulero repondría en cuanto pudiera.
El comerciante ponía su domicilio como lugar de entrega de las tarjetas de crédito y así también lograba acceder a ellas y realizar compras por internet. Cuando el engaño era descubierto por los abuelos, ya era tarde. Los pesquisas de Delitos Económicos han constatado que estafó a sus víctimas por unos dos millones de pesos.
Modalidad única: “Te consigo cambio"
Juan Ricardo S. (64) fue arrestado el 7 de agosto pasado en Godoy Cruz luego de que estafara a, al menos, siete personas. Sin embargo, tiene más de 30 antecedentes por estafas.
Es el único que ha implementado esta modalidad en Mendoza. Engañaba a sus víctimas -generalmente empleados o encargados de algún local- tras entablar una agradable conversación. Entonces les ofrecía cambio en billetes y les indicaba que tendrían que acompañarlo a su negocio, ubicado -según sus dichos- muy cerca de donde estaba cometiendo la estafa.
Una vez que las víctimas le entregaban el dinero, el ahora detenido se las ingeniaba para hacerse de los billetes en el camino y escapar. Así timó a sus víctimas con montos que iban desde los mil hasta los 10.000 pesos en cada ocasión.
“Tengo un amigo que es juez”
El fallecido Hugo A. y Héctor Emilio M. (con prisión domiciliaria por un problema de salud) eran cómplices. Uno simulaba ser un gestor intermediario de un juez, otras veces se hacía pasar por agente de la ex SIDE o por abogado. Decía tener un juez amigo a quien le habían dado a cargo remates de vehículos secuestrados en la playa San Agustín, por lo que ofrecía vehículos mucho más baratos que el precio de mercado.
Policías recuerdan que en una ocasión Hugo le ofreció a un contador un Peugeot 206 en 38.000 pesos. Sobre el camino le dijo que había una posibilidad de acceder a una camioneta Toyota que valía 120.000 pesos. La víctima puso el dinero y Hugo le dio un oficio judicial falso. Cuando el hombre fue a buscar la camioneta a la playa de secuestros le indicaron que el documento era apócrifo.
A otra víctima el dúo le ofreció una camioneta VW Amarok en 150.000 pesos. Luego le dijeron que estaba la posibilidad de que, junto a ese vehículo, saliera un Mini Cooper y una moto BMW. Ese lote debía tener los tres rodados juntos que liberaría el juez.
La víctima llevó a dos primos y cada uno puso 150.000 pesos. Hugo los citó a un café donde apareció Héctor vestido de traje simulando ser juez. Se dio por ofendido, montó una escena y se retiró alegando que debía ser su socio quien hiciera el arreglo para no exponerlo. Las víctimas pagaron y cuando fueron a retirar los vehículos les notificaron que habían sido embaucados.
Ladrones de sueños
Deolinda V. y Soledad D. están detenidas. Durante largo tiempo estafaron a unas 300 familias que pagaban cuotas de 1.700 pesos para acceder a una casa del plan Procrear en Maipú. Pero las viviendas ya estaban adjudicadas. Algunos estafados pagaron cuotas de hasta 20.000 pesos.
Así las dos mujeres que vivían en Godoy Cruz se alzaron con miles de pesos.
Carlos P. -alias "Wally el poeta"- también estafaba a mendocinos con planes de vivienda. Fingía ser empleado del Instituto Provincial de la Vivienda e incluso usaba las instalaciones del edificio para recibir el dinero mensualmente para la supuesta compra de las casas. Está detenido en Boulogne Sur Mer, acusado en, al menos, 26 causas.
El comprador de autos con cheques robados
Aldo Héctor R. utilizaba cheques robados o falsos para comprar inmuebles y vehículos. Tiene en su haber más de 30 causas por estafas y fue detenido en mayo pasado en Guaymallén.
En una ocasión compró con cheques robados dos lujosos autos valuados en medio millón de pesos.
Otro engaño icónico en su carrera delictiva fue la compra del fondo de comercio de un hotel ubicado en calle Mitre de Ciudad, cuando se quedó con 2 millones de pesos.
Cuando sus víctimas trataban de cobrar los cheques se percataban de que eran robados.
Inmobiliaria como pantalla
José Luis L. tenía una inmobiliaria en Godoy Cruz. Muy habilidoso y "comprador", una de sus estafas "célebres" fue a una mujer de San Rafael por 3 millones 900 mil pesos.
La víctima lo conocía y la convenció de comprar dos departamentos en Ciudad. José Luis rentó dos inmuebles de alquiler temporario, les sacó fotos y se los mostró a la interesada. La mujer le pidió cerrar la operación, por lo que el gestor inmobiliario hizo una escritura falsa y le llevó la documentación para que la firmara.
La mujer firmó, se quedó con las llaves de los inmuebles y José Luis con la jugosa suma de dinero. Cuando la víctima quiso tomar posesión de sus departamentos se enteró de que nunca le habían pertenecido y había sido timada.
José Luis era muy hábil con la clonación de tarjetas y cheques. Cuando fue detenido, tenía en su poder un documento de identidad falso de nacionalidad chilena, por si tenía que huir.