En el mercado cambiario se vivió ayer una de las jornadas más calientes, porque el dólar aceleró su frenética carrera alcista y superó los 34 pesos, a pesar del mensaje que transmitió Mauricio Macri para tratar de despejar las dudas sobre la capacidad de la Argentina para afrontar sus compromisos en 2019.
Desde que se desató la crisis cambiaria, el peso argentino se devaluó 39,58%. Si se toma como referencia el primer día del año la contracción fue del 45% y durante la gestión de Cambiemos arrastra una devaluación de 71,8%.
La de ayer fue la depreciación diaria más importante desde diciembre de 2015, cuando Macri liberó el mercado cambiario. A principio de año, con un peso argentino se podía comprar 53 centavos de dólar. Hoy, tras las subas de la última semana, un peso permite adquirir solo 29 centavos de dólar. Eso quiere decir que la moneda se devaluó 45%.
"Quiero anunciarles que hemos acordado con el Fondo Monetario Internacional adelantar todos los fondos necesarios para garantizar el cumplimiento del programa financiero del año próximo. Esta decisión apunta a eliminar cualquier incertidumbre que se hubiera generado ante el empeoramiento del contexto internacional", remarcó el Presidente antes de la apertura de las casas de cambio.
Sus palabras no bastaron para despejar las dudas y la respuesta de los inversores fue sumar presión sobre el dólar, incluso absorbiendo el total de los U$S 300 millones que el Banco Central (BCRA) sacrificó de las reservas para intervenir en la plaza mayorista.
El dólar aumentó $ 2,34 (7,3%) y terminó a $ 33,13 para la compra y a $ 34,40 para la venta, según el promedio de la autoridad monetaria que preside Luis Caputo. Aunque desde temprano la tendencia fue clara, el frenesí se desató en las últimas dos horas de negociaciones, donde avanzó el 85% del terreno ganado.
En el mercado mayorista, donde se concentran los intercambios de bancos y empresas, el dólar registró una ganancia de 15 centavos apenas se prendieron las pantallas y Caputo instruyó a la mesa de dinero del BCRA para que salga a contener la demanda pasado el mediodía.
El Central subastó U$S 300 millones a un precio promedio de corte de $ 31,63 y no quedaron ni las migajas. Los dólares de las reservas representaron una oportunidad imperdible para los grandes jugadores, porque la divisa trepó 75 centavos respecto al cierre del martes y quedó en $ 34.
Parte de la presión sobre el dólar se explicó por la tendencia externa, donde las monedas de los países vecinos también perdieron valor, pero menos: el real retrocedió 0,08%; el peso uruguayo, 0,15% y el peso chileno, 0,56%.
En agosto, el dólar acumuló un salto de 22,76% (6,38 pesos). Se trata de un nivel similar al que sumó en mayo, durante la primera fase de la crisis cambiaria, que impactó directamente en la inflación.
La fiebre verde ayer blanqueó que las principales dudas del mercado apuntan a la política. La aparición de Macri no hizo más que profundizar el escepticismo de los inversores sobre el futuro programa económico ante los problemas estructurales y el cierre del crédito internacional, más allá del pacto con el FMI.
Otro de los elementos que se siguen de cerca son las negociaciones para acordar con los gobernadores opositores la reducción del déficit fiscal (la meta acordada con el Fondo es llevarlo al 1,3% del PBI hacia fines de 2019).
El exministro de Economía de Cambiemos Alfonso Prat Gay plasmó en sus críticas parte de la percepción que se pondera: "Para ordenar esta economía, que es un quilombo, necesitás un ministro de Economía". Además, dijo que "tocarle la puerta al Fondo es reconocer que no pudiste ponerte de acuerdo con el resto de la dirigencia política para solucionar los problemas".
Por el miedo latente, los inversores corren para abandonar sus posiciones en activos argentinos y buscar refugio. Una muestra de ello fue el desempeño de las acciones de Tenaris en la Bolsa porteña, que avanzaron 8,5% (en el año ganaron más de 103%).
La salida de las carteras asociadas con la Argentina determinó otra sesión de desplome generalizado para las acciones en Nueva York.