El Expreso recorrió dos estaciones con Gabriel Heinze como comandante. Hay señales positivas, pero también mucho trabajo por hacer y "vicios" de etapas anteriores.
Y sí. Este Tomba está en pleno laboratorio de experimentación. En proceso buscando convertirse en un equipo serio, con una identidad marcada y con el cartel de protagonista colgado ante cada rival y en cualquier cancha.
Los jugadores fueron mutando con respecto a la idea que propusieron los diferentes técnicos que pasaron por el club, en el tiempo más corto. Carlos Mayor arribó con una propuesta conocida-similar a Almirón-, no le fue bien y Daniel Oldrá cambió radilcamente todo. El Gato se alejó y hoy el Gringo busca una forma de jugar totalmente distinta. Opuesta en todo sentido.
Es evidente que llevará muchas horas de ensayo para que el elenco se acomode definitivamente a la estructura funcional que desea Heinze. En varios pasajes de los encuentros los futbolistas pudieron expresar muy bien el objetivo, pero les queda bastante camino por recorrer para el ideal. El propio DT lo deja en evidencia con sus declaraciones.
Presión. Agresividad. Protagonismo. Intensidad máxima. Son palabras que salen del adiestrador a la hora de las explicaciones. Está bien. Suena bonito. Pero también este modelo debe hacer la otra parte: jugar con fluidez, lastimar en el arco contrario y ser sólido atrás.
Nadie tiene la receta indicada y de los triunfos. Hay que ser firmes en la conducción para “imponer” los gustos futbolísticos y contar con los intérpretes adecuados para trasladarlos al campo de juego. Del pizarrón al terreno.
El transcurso del torneo dirá si el Bodeguero va por el camino correcto y si puede afianzar un estilo.
Por ahora está en laboratorio...