En la tierra de los comechingones

En la tierra de los comechingones
En la tierra de los comechingones

Planeábamos unas vacaciones distintas con mi amiga de la escuela, con la que compartíamos todo y siempre anhelamos vivir unos días de rélax juntas y acompañadas por nuestras parejas.El destino fue Córdoba, en 2011, aunque nos quedaba decidir a qué parte viajaríamos.

Para ser sincera Villa del Dique no era la primera opción en nuestro itinerario, pero cuando nuestros amigos nos comentaron que había unas cabañas pintorescas llamadas "Mil sueños", en el Valle de Calamuchita, ubicado de norte a sur entre la Sierra Chica y las Sierras Grandes, decidimos partir hacia allí, en definitiva este viaje también formaba parte de un sueño: viajar con mi amiga de la infancia.

Cuando llegamos a la villa descubrimos que nos esperaban paisajes cargados de paz y buenas vibras. Quizá lo más majestuoso que encontramos fue el lago que se imponía con su tranquilidad natural como un espejo del sol, con destellos de luz.

Nos enteramos que antiguamente habitaron allí los comechingones. Visitamos su museo y descubrimos una historia viva en cada tesoro, herramientas, pinturas, puntas de flecha, cerámicas y restos de un pasado presente en cada habitante de un pueblo que conoce sus orígenes.

Nuestros paseos se delineaban sin rumbo específico. Bastaba quedarnos admirados con los paisajes serranos y detenernos a conectar con la naturaleza, con mate de por medio, y los sentidos dispuestos a relajarnos.

Así fue que llegamos a Villa Rumipal, ubicada a la orilla del embalse de Río III, donde pasamos un día hermoso a orillas del lago, rodeados de sauces llorones dispuestos a brindarnos su sombra.

Muchos habitantes que íbamos conociendo en nuestros días de vacaciones nos advirtieron no irnos de Córdoba sin pasar por Villa General Belgrano. Aunque ya estaba en nuestro itinerario, nos gustaba sentir a la gente recomendar con orgullo sus sitios turísticos.

Ubicada en la región de los grandes lagos, sorprende con su estilo arquitectónico de la Europa Central  y por sus costumbres bien relatadas en la Fiesta de la Cerveza que tuvo lugar este mes.

Allí estuvimos en la Casa de duendes colorida y artesanal, degustamos chocolates y por supuesto cerveza. Por la tarde visitamos el Paseo de los Arroyos donde disfrutamos la calidez del paisaje, caminamos entre las piedras siguiendo el curso del agua.

Guardamos postales infinitas del Valle de Calamuchita, prometiendo volver para seguir explorando Córdoba y sus sitios cercanos, cada uno con su encanto entre las sierras de nuestro país, y entre amigas.

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