En la liga nacional - Por José Luis Toso

Sin descuidar la gestión provincial, el gobernador aprovechará ser presidente de la UCR nacional para su propia proyección.

En la liga nacional - Por José Luis Toso

Para Alfredo Cornejo asumir al frente del radicalismo nacional supone un gran desafío. Lo admite. Pero para aceptar el cargo puso condicionamientos en cuanto a la conducción que ejercerá, porque en los próximos dos años no quiere dejar de lado la gestión en esta provincia. Buscará complementar su tarea como gobernador, que priorizará, con la presidencia del Comité Nacional radical. Sabe que la sola pertenencia al espacio de Cambiemos le significa tener que viajar a Buenos Aires frecuentemente, y es por ello, aseguran en su entorno, que pretende aprovechar parte de cada incursión por la capital para atender las necesidades del radicalismo.

Cornejo es consciente de que después de cuatro años de gobierno en esta provincia su destino necesariamente será en el ámbito nacional. Y allí llegará hasta donde pueda, hasta donde el macrismo lo requiera o bien hasta donde los vaivenes de la gestión nacional actual le permitan incursionar. Se encuentra anotado en la disputa de algo importante desde el punto de vista político para 2019.

Para no despojarse de lo que pase en su partido vio con agrado el acompañamiento que le prometieron Morales, Colombi y otros personajes de la vida radical para compartir de alguna manera la conducción.

El primer ofrecimiento para ser presidente de la UCR le fue formulado hace tres meses, pero en ese momento rechazó la propuesta y no tuvo más novedades ni comentarios al respecto hasta que llegó el plenario del viernes.

El favorito era el tucumano José Cano, pero se hubiese impuesto por mayoría, no por unanimidad como pretendían muchos que quieren que el viejo partido dé una nueva imagen detrás de una conducción de amplio consenso. Allí apareció otra vez la figura de Cornejo, capaz de nuclear tanto a los que no ven incómoda la actual situación del radicalismo dentro del espacio oficialista y los que, en cambio, quieren un partido con más presencia y protagonismo en la gestión nacional.

La prenda de unión de las dos partes terminó siendo el gobernador mendocino, que no dudó en aceptar sabiendo claramente que lo que obtuvo le puede servir mucho en su anhelada proyección nacional luego de su transitar como gobernador de Mendoza. Cornejo esperará a febrero para convocar a sus correligionarios y comenzar a trazar el año político que le espera al radicalismo en el país.

Las repercusiones en todo el espacio oficialista nacional son buenas en general. Comentan en el entorno de Cornejo que una de las primeras voces de felicitación que tuvo provino del propio Macri, que lo llamó a su celular cuando faltaba muy poco para abordar el vuelo de regreso a nuestra provincia. Hablan de un “presidente eufórico” con la decisión que había tomado el radicalismo.

Sin duda, para el jefe del Ejecutivo nacional y todo el núcleo duro de Cambiemos un socio político unido que pudo consensuar para que Cornejo sea de ahora en más el líder partidario no deja de constituir un alivio. Como se señalaba recién, el mendocino es capaz de balancear posturas entre los que se conforman con ser parte del espacio en el poder y los más críticos, que quieren mayor protagonismo como partido integrante del Gobierno.

Varios de esos dirigentes son los que propusieron el nombre de Cornejo, que terminó siendo la figura de consenso.

Siempre es observado con atención a nivel nacional. Impuso la imagen de un gobernante efectivo, práctico, capaz de poner en orden una administración en crisis, como la que recibió a fines de 2015. Fue gravitante para la firma del Pacto Fiscal que tambaleó el jueves con el fracaso del debate de la reforma previsional. Todos esos logros hacen que no importe tanto en la Casa Rosada el estilo fuerte y centralizado de gestión que utiliza.

En cuanto a sus correligionarios radicales, a Ernesto Sanz no tiene por qué desagradarle la incursión que tuvo el Gobernador, más allá de que no coinciden en el estilo de armado político. Pero la relación entre ambos es buena. Además, en estos momentos la imagen del gobernador mendocino es óptima y eso lleva a respetarla y aceptarla.

Cómo cerrar el año político local. En el cuarto piso de la Casa de Gobierno local esperan que el miércoles sea aprobado el presupuesto provincial 2018 en la Cámara de Diputados. Confían en el oficialismo en la sanción de dicha pauta de gastos y recursos sin mayores trabas por parte de la oposición, si llegan a redondear un acuerdo previo con los intendentes del PJ. “El justicialismo va a acompañar”, aseguran optimistas allegados al mandatario provincial.

Hay una especie de hoja de ruta con esos 5 jefes departamentales que debería trasladarse a los representantes de dichos “caciques” en las bancas legislativas. Las propuestas de obras son las que siempre sobresalen en estos casos.

De todos modos, en el peronismo hay quienes sostienen que los intendentes han caído últimamente en una suerte de crisis de liderazgo que profundiza aún más las dificultades que tiene el principal sector de la oposición para encolumnarse detrás de una nueva conducción para enderezar el rumbo. Y esa situación no debería garantizarle respaldo legislativo al gobierno de Cambia Mendoza.

Esa hoja de ruta con los “caciques” es la que le debería permitir a las huestes de Cornejo sumar los votos del justicialismo que le aseguren el Presupuesto para el próximo ejercicio. El opacamiento del liderazgo de los referentes departamentales del PJ encuentra terreno favorable en la resistencia que ejercen los diputados y senadores que representan a La Cámpora y algunos que después de la debacle del PJ en 2015 quedaron sin intendentes propios y un poco a la deriva desde lo político. Además, hay casos puntuales en los que tradicionales encolumnamientos departamentales y de sectores internos, como el de Giménez y Tanús, en San Martín, por distintas circunstancias han ido quedando de lado y en estos momentos no garantizan en absoluto algún tipo de correlato.

En las actuales circunstancias, los intendentes justicialistas están más preocupados por mantener en pie sus gestiones departamentales, que son sus respectivas fortalezas políticas, que por comenzar a pensar en proyecciones para candidaturas provinciales dentro de dos años. Para sostener lo que vienen gestionando necesitan recursos que de algún modo una buena relación con la Provincia les garantiza.

En el actual escenario provincial se habla más de quiénes pueden llegar a competir por la sucesión de Cornejo desde el espacio oficialista, incluyendo al macrista De Marchi.

Sin descuidar la gestión local, como dio a entender a través de sus voceros, Cornejo atenderá lo que corresponda a su partido a nivel nacional para no dejar pasar la oportunidad que le da el haber sido elegido unánimemente al frente del Comité Nacional.

Quienes conocen su trayectoria política saben que lo suyo no pasa sólo por ocupar un sillón y utilizar un sello partidario. Lo más probable es que, como sugirió al aceptar el cargo, busque colocar a su partido en un lugar preponderante, con él incluido, obviamente.

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