Gilad Pereg (37) ¿es o se hace? Esta es la pregunta que muchos se realizan sobre el "excéntrico" ciudadano israelí acusado de haber asesinado a su madre y a su tía en su casa de Guaymallén.
El hombre, luego de ser detenido, ha aparecido un par de veces en Tribunales, que bien podrían tildarse como asombrosas: en una audiencia se orinó encima; en otra, ingresó respondiéndoles a los periodistas con maullidos, imitando a los seres qué más quiere: los gatos.
Su amor por los gatitos es indiscutible: "Quiero estar con mis hijos, si no me voy a cortar la venas", le dijo al juez Sebastián Sarmiento en relación a los domésticos felinos. "Quiero que me traigan a mis gatos", le dijo también a las autoridades del penal San Felipe, donde pasa sus días.
Pero no sólo eso; el viaje que iba a realizar a Italia -y que postergó tras la desaparición de su tía y su madre- no lo iba a realizar solo, sino con cuatro de sus mascotas preferidas que ya tenían pasajes reservados en la bodega del avión.
Por lo pronto se podría decir que Gil Pereg es lo que comúnmente se conoce como un "loco por los gatos", a falta de una pericia psiquiátrica que aún está en trámite. En el expediente judicial que tramita la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, en el que se investiga la muerte de Pyrhia Sarusi (63) y Lily Pereg (54), sólo existe un "adelanto" de la pericia donde se consigna que el detenido entiende la criminalidad de sus actos, es agresivo, evasivo, hostil, indiferente a todo, salvo a sus mascotas.
En Israel: paranoico
Más allá de las dudas, especulaciones y versiones folclóricas sobre el caso, lo único cierto por ahora es que para las autoridades de la Policía Nacional de Israel se trata de un caso clínico. Según un informe enviado a las autoridades de la Policía de Mendoza por la Oficina de enlace de Israel para América Latina, Pereg salió de su país en 2007 y nunca más regresó porque "estaban tratando de ingresarlo en un hospital psiquiátrico, se opuso y viajó a Argentina". El informe no ahorra tinta a la hora de diagnosticarlo: "sufre paranoia", es decir, una enfermedad mental caracterizada por la presencia de ideas fijas y obsesivas.
La información explica que "hay 14 archivos ocultos en los que está involucrado para los siguientes delitos graves, pero no como sospechoso", y luego los enumera: "acoso telefónico, violación de una orden judicial, comportamiento indecente en público, daño a la propiedad ajena, agresión, amenazas, traspaso, interferir con la Policía"
En Mendoza: lúcido y orientado
El informe que manejaban los israelíes es bastante diferente a la situación actual de Pereg. Desde el Servicio Penitenciario de Mendoza se informó que se encuentra "lúcido y orientado en tiempo y espacio", según han determinado los psicólogos y psiquiatras de la Junta Interdisciplinaria que lo asiste y evalúa.
El acusado por el estrangulamiento de su madre y la muerte de su tía mediante tres disparos pasa sus días en una celda del pabellón 3 de San Felipe, aislado, con tres salidas diarias a un patio interno. "Él ha pedido vivir solo. Está en un proceso de adaptación normal", explicaron. Es que, en un primer momento, Gilad se negó a dormir en un colchón y, cuando lo hizo, terminó defecando en él. Además, no comía y no se quería cambiar la ropa.
La defensa pedirá que un psiquiatra supervise el caso
"Vamos a pedir a la Justicia que nos permitan tener un psiquiatra para hacer una nueva pericia y para controlar la que está haciendo la Fiscalía de Homicidios", indicó a Los Andes Maximiliano Legrand, uno de los abogados del israelí Gilad Pereg.
Según el letrado, se le hizo un pedido a la fiscal Claudia Ríos para una nueva pericia controlada pero no hizo lugar por ser un pedido extemporáneo. Luego se le pidió que participaran en la pericia un psicólogo y un psiquiatra "de parte" y la fiscal otorgó un plazo de 24 horas para presentarlo.
El abogado explicó que, dada la brevedad del plazo establecido, sólo pudieron presentar a un psicólogo. "Ahora vamos a presentar al juez (Sebastián) Sarmiento una ocurrencia para que nos permitan presentar a un psiquiatra de partes", afirmó.
Por último, ofreció su opinión sobre su particular cliente: "Sin ser psiquiatra o psicólogo, hay algo muy extraño en su forma de pensar y también en su mirada: como si le costara enfocar, como si estuviera siempre encandilado por una luz intensa", graficó.