El papa Francisco visitó hoy un centro de refugiados de las afueras de Roma, donde realizó el lavatorio de pies a musulmanes, ortodoxos, hindúes y católicos que llegaron a Europa para escapar de la guerra y la persecución de grupos terroristas.
El pontífice argentino presidió la misa del Jueves Santo en el centro de acogida a refugiados de Castelnuevo di Porto y realizó el ritual del lavatorio de los pies repitiendo el gesto servicial de Jesucristo con sus discípulos en la Ultima Cena.
"Todos nosotros juntos, musulmanes, hindúes, católicos, coptos, evangélicos, todos hermanos, hijos del mismo Dios, que queremos vivir en paz, integrados. Un gesto", subrayó en la homilía.
El Papa aseguró que este gesto es contrario al "gesto de guerra y destrucción" que perpetró "gente que no quiere vivir en paz" hace tres días en Bruselas, Bélgica. "Detrás de ese gesto, como detrás de Judas, hay otros. Detrás de Judas, los que le dieron el dinero, para que Jesús fuese entregado. Detrás de aquel gesto, los traficantes de armas, que quieren sangre, no la paz, que quieren la guerra no la fraternidad", comparó.
Tras la homilía, Francisco se puso de rodillas, lavó los pies de once jóvenes refugiados y una voluntaria italiana del centro de acogida romano, y luego los secó y los besó.
Entre los once refugiados había tres hombres musulmanes procedentes de Mali, Siria y Pakistán, cuatro hombres católicos de Nigeria, tres mujeres cristianas coptas de Eritrea y un hombre de fe hindú llegado de la India.
Los hombres y las mujeres, dos con niños en brazos, lloraban, agradecían y besaban la mano del Papa, que les sonreía.
En Buenos Aires, Jorge Bergoglio recreaba el gesto servicial de Jesús con los apóstoles durante la Ultima Cena en un lugar distintos, entre ellos cárceles, centro de recuperación de adictos, villas de emergencias y centros de salud y psiquiátricos.
Al ser elegido pontífice en marzo de 2013 siguió con esa tradición y en su primera Semana Santa en Roma realizó el lavatorio de pies a doce jóvenes detenidos, entre ellos una joven musulmana.
La decisión del Papa de lavar los pies no sólo a hombres y católicos provocó un gran revuelo entre los sectores conservadores del Vaticano, pero Bergoglio no dejó de repetir el ritual cada Jueves Santo.