En Estados Unidos también se consigue - Por Maxi Salgado

La corrupción golpeó las bases del deporte universitario estadounidense y nos hace reflexionar sobre los verdaderos héroes de la actividad.

En Estados Unidos también se consigue - Por Maxi Salgado
En Estados Unidos también se consigue - Por Maxi Salgado

Si Pierre de Coubertin, aquel Barón que craneó y dio sustento al movimiento olímpico, viera el deporte de hoy seguramente moriría de angustia. "Lo más importante del deporte no es ganar, sino participar, porque lo esencial en la vida no es el éxito, sino esforzarse por conseguirlo", decía el dirigente con un espíritu que lejos está en la actualidad.

Durante años nos vendieron y, compramos, que el sistema deportivo universitario de los Estados Unidos era un modelo a seguir. Si bien es cierto que de alguna manera era un amateurismo marrón, porque los jugadores pagaban su formación  representando a la casa de estudios, al menos era una forma de premiar a los talentos y darle una formación integral, que de cualquier manera es lo que el deporte debe hacer con los ciudadanos de cualquier lugar del mundo.

Pero la avaricia (el afán o deseo desordenado de poseer riquezas, bienes, posesiones u objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlos para uno mismo, mucho más allá de las cantidades requeridas para la supervivencia básica) y la codicia (afán excesivo de riquezas o de personas, para su utilización ilícita, inmoderada y/o criminalmente lucrativa) han hecho su trabajo en esa estructura que no quiso, o no pudo, desactivar la situación y esta semana estalló el escándalo.

Se conoció que los profesores o reclutadores como bien debe mencionarse, cobraban coimas para dar las becas deportivas y de esa manera brindar a los estudiantes la posibilidad de formarse sin pagar los altos costos que tienen las universidades norteamericanas.

Por ahora son 33 padres los que han sido acusados tras una investigación de  10 meses en la que participaron cientos de agentes federales. Entre ellas están las actrices Felicity Huffman ("Desperate Housewives"), de 56 años, y Lori Loughlin ("Full House"), de 54.

El acusado de liderar el esquema, William Singer, recibió 25 millones de dólares de padres en sobornos entre 2011 y febrero de 2019. Parte de los pagos a Singer -que llegó a cobrar hasta 6,5 millones de dólares para garantizar una admisión- eran hechos por los padres a KWF, una fundación caritativa creada por él. Eso les permitía además deducir impuestos de sus contribuciones "caritativas".

Ya hace unos años había pasado algo similar con una marca deportiva que le pagaba, en silencio, a jugadores de secundaria para que fueran a universidades en dónde la marca tenía intereses y desde allí a equipos profesionales que ellos determinaban.

Desde que el propio Comité Olímpico abrió las puertas a las multinacionales, el deporte ya no es el que soñó Coubertin. Los intereses económicos pesan sobre cualquiera otra razón.

"El día en que un deportista deje de pensar en primer lugar en la felicidad que su esfuerzo le procura y en la embriaguez del equilibrio entre potencia y físico que de ello nace, el día en que deje que las consideraciones sobre la vanidad o sobre el interés prevalezcan, ese día nuestros ideales morirán", decía Coubertin y lamento decirle que estamos yendo camino a eso Barón.

Aunque, por suerte, en nuestro ámbito, todavía uno encuentra historias de clubes en los que el trabajo está orientado a la contención social, al disfrute. Instituciones que se mantienen con el esfuerzo de algunos entusiastas que le quitan horas a su descanso y a su propia diversión por el bien de una comunidad. Cómo contamos en esta misma edición del Club Argentinos de Rutini, Maipú. También deportistas que no ponen por delante su situación económica. Esta semana conocimos la historia de Leandro Paris, un atleta mendocino que se afincó en San Luis y que está en lo más alto de Sudamérica.

Cuando al muchacho le ofrecieron ir a vivir a Buenos Aires, no se obnubiló y decidió quedarse en San Luis, a devolver a la provincia todo lo que ella le dio. O también de Andrea Chiuchich, una destacada esgrimista que hoy golpea las puertas de las escuelas para dar charlas y tratar de incentivar a los chicos a que se acerquen al deporte.

Porque ya lo decía Coubertin: “No estamos en este mundo para vivir nuestra vida, sino la de los otros. Las mayores alegrías, por otra parte, no son las que nosotros mismos gozamos, sino las que procuramos a los demás”.

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