En estado crítico

El Tomba pasa uno de sus momentos más duros en Primera. Heinze no encuentra el rumbo y viene el clásico. Pronóstico reservado...

En estado crítico

No hay caso con este Godoy Cruz de Heinze al que no sólo no le cierran los números, sino que todavía no logra su ADN.

Tiene atisbos y la propuesta de un equipo ofensivo (presión alta, profundidad por los costados, intento de controlar la pelota), aunque le cuesta plasmarlo y traducirlo en dominio. A lo rivales les basta con ahogarle la salida, taparle los circuitos y que los volantes interiores (Giménez-Zuqui) terminen tirando pelotazos a dividir.

Sus pasajes de mayor intensidad se dan cuando el tándem  Zárate-Angileri logra hacer el dos-uno por izquierda para que el juninense llegue hasta el fondo y tire el centro de la muerte.

Sin embargo, este proceso del técnico todavía tiene más cosas en el debe que en el haber. Más allá de los pobres resultados (sacó 5 puntos de 21), la fisonomía de juego del equipo no termina de convencer. Para nada condice con la propuesta que pregona ante los micrófonos y durante la semana -según cuentan los que pueden verlo trabajar de cerca- su entrenador.

Entre los rasgos que lo diferencian del equipo de Daniel Oldrá, existe una mayor inclinación al juego vertical y una predisposición por un volumen de tenencia de la pelota.

La realidad es que al equipo le cuesta una enormidad generar situaciones de gol que no sean producto de algún balón detenido y que es inocente para defender.

En el nuevo diseño táctico que dejó “conforme” al entrerriano hubo futbolistas que cumplieron roles disímiles a sus respectivos puestos naturales. A saber, Jerez Silva habitual volante central tuvo que desempeñarse como líbero. Juan Garro, delantero por afuera o por el centro, jugó como carrilero por derecha.  Zárate, lateral izquierdo clásico, fue el extremo por el otro sector.

La posición que no se entiende es la que ocupó Gonzalo Díaz cuando le tocó ingresar. Mamut, acostumbrado a jugar mano a mano y casi como un antiguo wing zurdo, ingresó para ocupar la posición de Zuqui como organizador de juego, muy lejos del área y sin gravitación arriba.

A contramano de lo que dicta cualquier plan, el equipo fue de mayor a menor en casi todos los partidos, con la excepción del de Crucero del Norte, donde capitalizó las oportunidades de entrada y pudo cocinarlo a fuego lento.

Basado en una visible mejoría en el aspecto físico, Godoy Cruz empezó mejor que casi todos sus rivales de turno: presionó bien arriba, fue por los costados, remató de afuera del área. Sin embargo, a ese equipo equipo que salió a jugar sin complejos en todas las canchas, le faltó persistencia, continuidad y convencimiento.

Sus adversarios le agarraron la mano rápidamente y, en un abrir y cerrar de ojos, el Tomba comenzó a desnudar sus déficits más notorios: desorden táctico, imprecisiones y desatenciones defensivas.

La jugada previa al inexistente penal que sancionó Jorge Baliño en favor de Tigre, es una muestra gratis de los errores conceptuales que sigue padeciendo. De un córner a favor el equipo quedó totalmente descompensado en el retroceso. Y lo pagó caro.

Lo curioso de todo esto, es que dejó en defensa a hombres sin oficio para la marca en el mano a mano como el propio Zuqui, Garro y Zárate. Un error inadmisible.

En la continuidad de la puntualización de los errores, el segundo gol de Tigre es el fiel reflejo de que el fútbol es “para los vivos”. Con el córner en contra, Esteban Burgos debió salir del campo de juego para ser atendido por el médico tombino. Y justamente de ese córner,

Santiago Izaguirre apareció en el punto del penal increíblemente libre de marcas y marcó  de cabeza. ¿Por qué nadie fue con él? Errores que un equipo profesional no puede cometer.

Más allá de la elogiada metodología de trabajo por parte de los jugadores y la dirigencia, la realidad de los números (y también del juego) marcan que la campaña del Expreso es decididamente mala.

Del fútbol que pretende el DT sólo mostró pasajes y recibió goles por distracciones, desatenciones y donde también pecó de inocente. 
Para colmo de males, se viene el clásico de San Martín en San Juan. Y allí no habrá grises. O se levanta y endereza el rumbo o se termina de hundir en el fondo de la tabla de posiciones.

Después de todo, si algo tiene que agradecer este Godoy Cruz es que la AFA haya decidido jugar un torneo de 30 equipos en el que sólo descenderán a la B Nacional los dos últimos de la tabla de promedios. Afortunadamente existen Crucero y Nueva Chicago.

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