Hace 2 semanas, desde esta columna, recordábamos al gran docente universitario y humanista que fue el profesor Adolfo Ruiz Díaz y hacíamos mención además a su vasta biblioteca de 8.000 ejemplares, un verdadero tesoro bibliográfico.
En esta ocasión y como adhesión a la reciente celebración del Día del Libro, nos abocamos a otro hecho cultural trascendente del saber y la investigación: los 45 años de creación de la biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, una de las más importantes del país en cuanto al fondo bibliográfico y la cantidad de ejemplares disponibles (150.000).
La fecha fue recordada con un acto en el que se rindió homenaje a la fundadora y primera directora de la institución, Fanny Torres (1917-2008), quien tuvo a su cargo la organización de los acervos documentales más variados y numerosos de la región y el país.
Además, en la misma reunión se presentó el libro, "Memoria documental y testimonial", obra realizada por la bibliotecaria Marta Gaido, con la colaboración de la licenciada en Historia, Claudia Ruano.
Es un trabajo de investigación que recorre la historia de la casa de los libros desde 1962 a 2011 y que rescata y recopila antecedentes históricos, literarios y culturales mediante la reconstrucción de cada etapa, basándose las autoras en archivos, notas, resoluciones y hechos cronológicos.
En los '70, Filosofía y Letras ya habitaba en el campus universitario, pero tenía dispersos por la ciudad diversos institutos de investigación.
Las autoridades de esa época tomaron la decisión de reunir las existencias de las bibliotecas de los desperdigados establecimientos en la sede que hoy cumple 45 años de labor, asegurando a profesores, alumnos y egresados las facilidades que requieren el estudio, la investigación y la extensión.
En aquella época se afirmaba que, en la Facultad de Filosofía y Letras, la biblioteca es el único laboratorio del estudiante o docente, concepto que todavía persiste.
En la organización de la biblioteca y el traslado de ejemplares participaron, entre otros, Jorge Comadrán Ruiz, Arturo Roig, Emilia Puceiro, Claudio Soria, Ricardo Capitanelli. Posteriormente colaborarían en otras misiones organizativas Diego Pró, Margarita Hualde, Adolfo Ruiz Díaz, Aurelio Bujaldón y Carlos Ludovico Ceriotto.
La biblioteca cuenta con valiosas ediciones de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX y modernos textos en diversos soportes que responden a los estudios humanísticos de la facultad. Ocupa una superficie total de 2.000 m2 divididos en 2 plantas: depósito de documentos en el subsuelo; sala de lectura y oficinas en el primer piso.
Desde 1993 todos los libros nuevos ingresan al catálogo electrónico que, junto a la carga retrospectiva, conforman alrededor de 58.000 registros.
En sus años fundacionales recibió aportes de colecciones privadas, de las que citamos un puñado: Alberini y Rodríguez Sanz (Filosofía), Halperín (clásicos griegos y latinos), Morales Guiñazú (Historia y Literatura), Milcíades Vignati y Salvador Canals Frau (Antropología y Etnología), y Anselmo Windhausen (Geografía).
Hoy, esta institución, como pensaron sus fundadores, mantiene una unidad indisoluble con la vida universitaria, es un organismo vivo y de actividad fecunda, que sigue contribuyendo a la capacitación de los estudiantes, afianzando en ellos su capacidad de pensar y buscar la verdad, la justicia y la belleza.
