Maxi Salgado - msalgado@losandes.com.ar / Twitter: @maxisalgado
La política y el deporte están ligadas desde tiempo inmemoriales y es lógico que así sea, porque el deporte es una fuerte manifestación de la sociedad en que se desarrolla.
Lo triste es que muchas veces se usó al deporte como arma para adoctrinar y pocas veces para fomentar la práctica como perfección del ser humano. Y en nuestro país, lo peor ha sido que, en contadas excepciones, hubo políticas de Estado al respecto, sólo parches de ocasión y casi siempre “solventando” a los profesionales y olvidándose de las bases.
El “Fútbol para Todos” fue -por ejemplo-, una decisión marketinera pero poco efectiva para el crecimiento de la actividad, porque le dio a los dirigentes fondos que no supieron o no quisieron manejar y el resultado fue instituciones en bancarrota y una AFA que tiene que afrontar una catarata de juicios.
Por contrapartida, sería importante haber dado ayuda a los más de 7.000 clubes que hay en el país y que desde hace décadas ven como se deteriora su situación, no sólo económica.
Un oasis en el desierto fue la decisión de crear el Enard, que a través de un impuesto a los celulares permite darles becas a cientos de deportistas (de alto rendimiento) para poder dedicarse, en exclusiva, a su actividad.
Esta semana, el gobierno nacional tomó la decisión de darle al deporte la independencia y trascendencia que está necesitando. Lo sacará de la órbita de Educación, donde estuvo en el último tiempo, aunque también pasó por Desarrollo Social.
Un cambio de perspectivas
Se buscarán como primera decisión acciones para que las instituciones tengan una tarifa social de servicios públicos. Ojalá todo no quede en un anuncio de buenas intenciones que se termina diluyendo con el tiempo, como ocurre desde hace mucho tiempo. Los clubes siempre reclamaron que son quienes dan a la sociedad una formación que no es valorada por las autoridades.
Es que el deporte no solo es un asunto de salud, también es una herramienta efectiva en la formación de los niños, pues a través de él se fomentan valores y también habilidades de manera sana y divertida. Practicar alguna disciplina física o hacer ejercicio desde edades tempranas sirve no solo para activar todas las funciones cerebrales que son indispensables para un desarrollo cognitivo general, sino que enseña una serie de habilidades y conocimientos que serán de gran ayuda durante toda la vida.
El deporte es educación, valores, permite socializar y otorga sentido de pertenencia. Es fidelidad. Uno puede ser fanático de los Rolling Stones o los Beattles, pero no de Gimnasia e Independiente a la vez. El deporte es cultura, más allá de que muchos se han encargado de separarlos. Sino que expliquen cómo Rivadavia late al ritmo de su equipo de basquet o Las Heras viva al son de los resultados de Huracán.
En la provincia, hubo decisiones políticas de defender el patrimonio de las instituciones con la ley de inembargabilidad del senador Gustavo Arenas, pero solo con eso no estaba alcanzando.
Hoy, la política está clara. Más allá de las críticas del deporte federado, al que sacó la subvención de los efectivos policiales entre otras cosas, la mayor cantidad de esfuerzos se pondrá en la recuperación de los clubes, especialmente los de barrios que se estaban perdiendo.
Fatto in casa
Ayer, el gobernador Alfredo Cornejo fue a jugar un partido de fútbol con “su” equipo en la cancha de Laverriere en una clara señal de hacia donde va su gestión.
La entidad lasherina, que supo militar en la Primera de la Liga Mendocina, estaba en vías de extinción hasta el año pasado. Los yuyos tenían un alto que no dejaban ver los arcos y algunos vecinos aseguran que ya estaba planeado un desarrollo inmobiliario con algunos referentes del gobierno anterior como ideólogos.
Cientos de vecinos festejaron la decisión de Cornejo. Es que el club está en un lugar alejado de otros polos deportivos y se les hace difícil poder realizar una actividad. Así lo dejaba en claro un chico que llegó con una pelota de rugby para jugar con sus amigos. “Yo jugaba en el Mendoza, pero queda muy lejos y no pude seguir”, contó.
También fue importante la recuperación de Honor y Patria, un club que había sido “privatizado” por un grupo que no permitía el ingreso de los jóvenes, como así también el Club Zapata o el Juventud Mendocina, donde cientos de chicos comenzaron a descubrir el básquetbol.
Apostar a eso trae como beneficio el crecimiento del deporte mendocino. Más cantidad, significa más calidad, porque mientras más grande es la base de la pirámide, más depurada es la selección.
Quedan muchas cosas por hacer. Proyectos como los boletos de colectivos gratuitos a los deportistas los fines de semana que ayudarían a mejorar la situación. Sin dudas será un paso importante.
Así, hoy el deporte de Mendoza puede sonreír. Es que mientras en lo profesional todo parece encaminado a ser un semestre inigualable: Godoy Cruz en la Libertadores, la Lepra salvando la categoría con un amor propio para el aplauso, el Lobo a un triunfo de meterse en la Primera B Nacional y Rivadavia definiendo los últimos detalles para jugar el Torneo Nacional de Ascenso (TNA), los chicos tienen en donde comenzar a jugar.