La despenalización del aborto se comenzó a debatir luego de que el gobierno nacional indicó que no impedirá dicho tratamiento, habiendo ya llegado a su media sanción en la Cámara de Diputados de la Nación.
Ahora que se está debatiendo en el Senado, se siguen levantando voces de legisladores "en contra" y "a favor".
Sin embargo, son poco precisos los argumentos que no deberían admitir inseguridades porque si hay un tema que exige una definición rotunda es la defensa de la vida.
Al margen de fundamentos religiosos de cualquier culto, se puede iniciar un razonamiento con bases sólidas e incuestionables:
1- Los conocimientos científicos actualizados reconocen que desde el momento de la concepción ya se puede considerar a un nuevo ser humano, que no es la prolongación de un órgano materno.
2- La responsabilidad de eliminar a una persona no tiene relación con su edad o estado. Todos nos escandalizamos cuando se hace pública la muerte de algún bebé causada por el maltrato de sus padres, pero muchos impermeabilizan sus conciencias cuando se trata de un bebé no nacido, con vida segada sin piedad.
3- Se aduce el respeto y garantía de los derechos de mujeres que han tenido la libertad para embarazarse, que pudieron elegir métodos anticonceptivos o una vida sexual ordenada. ¿Quién se ocupa del derecho de un ser indefenso, que no es un coágulo ni un bofe? ¿Quién protege a los que no pueden enfrentar la indignidad de su muerte?
4- Y es allí donde se requiere la intervención del Estado, que tiene la obligación de defender la vida como valor universal y no como moneda de canje político.
Nuestros legisladores no se deben dejar embaucar por cifras infladas. El Ministerio de Salud de la Nación publicó que en 2016 murieron 43 mujeres por aborto. Pero, ¿cuántos abortos se practicaron? Se habla de 500.000. Es decir, de vidas inocentes, truncadas.
El gobierno debería acompañar a las madres en estado de vulnerabilidad para que críen a sus hijos o los entreguen en adopción.
Exhorto a los representantes del pueblo para que le den a este país un respaldo ético, comprometido y valiente: los futuros niños argentinos valorarán su hazaña.