Aunque el año aún no termina, las consecuencias económicas del aislamiento obligatorio se están mostrando devastadoras. Y si bien todos los sectores se ven desfavorecidos, los más vulnerables empiezan a presentar situaciones críticas. Para medir el impacto concreto de la situación de la niñez desde Unicef se llevó a cabo el estudio "La pobreza y la desigualdad de niñas, niños y adolescentes en la Argentina. Efectos del Covid-19" con proyecciones hasta 2021.
Del mismo se desprende que en Cuyo -no está desagregado por provincias- durante el segundo semestre 2020 la pobreza infantil monetaria alcanzará un 57,8%, lo que la ubicaría 4,7 puntos por encima del 53,1% registrado para 2019. En números reales esta suba implica que 49.800 chicos pasarán a formar parte de esta franja como consecuencia del Covid-19.
Los resultados a nivel nacional parten de un nivel inicial (2019) de pobreza en esta franja del 53% y anticipa que hacia fines del 2020 podría situarse en un 58,6%. En términos de volúmenes de población, implicaría que entre 2019 y 2020 la cantidad de niños y adolescentes pobres pasaría de 7 a 7,7 millones.
En tanto en Cuyo estiman que la pobreza infantil monetaria extrema (indigencia) pasará de 9,7% a 12,9% a fin de año, por lo que crecerá 3,2 puntos. En concreto 13.265 niños y adolescentes cuyanos pasarán a estar en estas condiciones. En el paralelo nacional de indigencia se anticipa un 16,3% a fin de año (partió del 14,1% en el segundo semestre de 2019), lo que significa un aumento de un poco más de 400.000 niños y adolescentes. Estos podrían denominarse "Pobres Covid-19", dado que surgirían como consecuencia de la recesión pronosticada, como se detalla en el informe.
Con estos valores la región en la que se ubica Mendoza se encuentra a niveles generales cerca del promedio nacional, muy lejos del Noroeste Argentino, que encabeza la lista de pobreza infantil, con una proyección del 64,3% y del Gran Buenos Aires, que encabeza el ranking de pobreza la extrema, con 21,3%.
En el estudio también se remarca que si bien la pobreza es multidimensional, se han concentrado en la pobreza monetaria, dado que se pretende estimar un efecto de plazo inmediato sobre el nivel agregado de actividad económica y, en consecuencia, sobre el empleo y los ingresos familiares.
Notables desigualdades
El director editorial del estudio Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de UNICEF, explicó que el promedio nacional relevado presenta grandes desigualdades en el interior de acuerdo a los hogares y características. "Pero no hay tantas diferencias entre las regiones, están todas entre el 50% y el 60%. Sí se observa con el Noroeste y el Gran Buenos Aires donde la incidencia de la pobreza es mayor", manifestó. Particularmente sobre Cuyo señaló que se encuentra muy cerca de la media.
En cuanto a la desagregación por distintas características precisó que la pobreza se acentúa en los casos en los que una mujer es jefa de hogar, así como en los hogares monoparentales, casos en los que la pobreza proyectada se ubica en el 67,5% y 63,1% respectivamente. Lo mismo se visualiza cuando los adultos referentes del hogar tienen de 0 a 6 años de escolaridad, llegando al 92,9% y al 80% cuando están comprendidos entre 7 y 11 años.
La condición ocupacional de los referentes también es un factor a tener en cuenta, ya que en los hogares con desocupados se estima que la pobreza llegará al 94,4% y 83,9% en el caso del asalariado no formal. Por último, Waisgrais destacó como un factor a considerar la ubicación de la vivienda. "Se trata de una variable que se mide por observación. Pero si el niño reside en una villa o barrio popular la tasa de pobreza sube al 91,7%" subrayó.
Aumento de presupuesto
En el informe "La pobreza y la desigualdad de niñas, niños y adolescentes en la Argentina. Efectos del Covid-19", elaborado por Unicef, también se destacan los esfuerzos presupuestarios dirigidos a la protección de los ingresos y a la mitigación de los efectos de la pandemia sobre los sectores más vulnerables. Allí se detalla que los mismos aumentaron significativamente, pasando de $514 a $650 mil millones de pesos y alcanzando un 2% del PIB estimado para 2020. "Esto se explica fundamentalmente por los aumentos en los créditos presupuestarios destinados a las políticas alimentarias ($38 mil millones), los bonos otorgados a perceptores de AUH y AUE ($3.100 millones) y la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), con una asignación de $89.630 millones. Más aún, si se incluyen otros programas de apoyo laboral y/o productivo, como la Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción (ATP), programas de créditos subsidiados, entre otros, se estima que las respuestas diseñadas frente a la pandemia estarían llegando a 3 puntos del PBI", se detalla.