Desde 2016 hasta julio de este año, creció 500% el registro de personas u organizaciones que participan activamente en ferias regulares del Gran Mendoza. Puntualmente, el número de inscriptos ascendió de 620 a 4.100. Muchos de ellos son nuevos emprendedores y otros son participantes que trabajan informalmente y ante las exigencias administrativas del Gobierno, decidieron anotarse.
Según información suministrada por la Dirección de Economía social y Asociatividad de Mendoza, casi la mitad de los emprendedores y artesanos que participan en las ferias regulares del Gran Mendoza tienen como ingreso familiar único esa actividad. Cerca del 80% de ellos son mayores de 30 años (y 37% superan los 50) y, además, el 69% son mujeres. Por otra parte, más de un tercio tiene estudios superiores y 24,8% alcanzó el nivel universitario.
Las unidades de la economía social incluyen principalmente a artesanos y emprendedores individuales, pero entre un 5 y 10% corresponde a organizaciones, desde familias a cooperativas y mutuales. La directora de Economía Social y Asociatividad de la provincia, Lorena Meschini, explicó que en este sector ofrece la posibilidad de generar un ingreso a personas que salieron del mercado de trabajo formal y, por su edad (u otros motivos), les cuesta volver a ingresar.
Por eso, el crecimiento exponencial de estas actividades en los últimos años se puede asociar a la situación actual del mercado laboral mendocino. De acuerdo a las estadísticas publicadas por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), en un año la tasa de desocupación de Mendoza se duplicó, pasando de 4,2% en el primer trimestre de 2018 a 8,4% en igual período de 2019.
Por otro lado, la información oficial indica que el 24,3% de las personas ocupadas es demandante de empleo. Es decir que casi uno de cada cuatro trabajadores de Mendoza busca una segunda fuente de ingresos. A su vez, casi la totalidad de los subocupados (personas que trabajan menos de 35 horas a la semana) aspira a conseguir un trabajo de tiempo completo o un segundo ingreso.
Un seguimiento de los informes de Indec permite comprobar que estos registros se agravaron justamente en los últimos dos años, razón por la cual resulta lógico pensar que muchas de las personas que quedaron desocupadas e incluso aquellas que no están conformes con un salario actual, han decidido generar un emprendimiento dentro de los parámetros de economía social.
Otro fenómeno que se observa Lorena Meschini, es que se ha incorporado un porcentaje importante de mujeres que, en muchos casos, desarrollan las actividades desde su hogar, mientras están al cuidado de los hijos, como un modo de complementar los ingresos familiares. Sin embargo, destacó que, "lejos de la adjudicación tradicional de ciertos oficios a un género determinado, hay hombres que tejen a telar y mujeres que se dedican a la carpintería".
Si bien el crecimiento en el número de emprendedores y artesanos incluidos en el Registro de Unidades de la Economía Social y Solidaria no se puede adjudicar únicamente a la crisis actual, es un hecho que las cifras pasaron de 620 en 2016, a 1.200 en 2017 y 2.832 en 2018, hasta superar actualmente los 4.000. Los inscriptos deben cumplir ciertos requisitos pero por otro lado acceden a beneficios, desde capacitación a financiamiento.
Experiencias reales
Marcela Rodríguez es paciente oncológica y dejó de trabajar en relación de dependencia hace poco, por lo que decidió iniciar un emprendimiento llamado "Dolce Civetta", dedicado a la organización de eventos infantiles.
Marcela siempre se ha asegurado de que el festejo de los cumpleaños familiares sea algo realmente especial. En 2010 observó que muchas celebraciones infantiles se hacían en un pelotero, con un inflable, pero faltaba algo.
Marcela trabaja con su esposo -quien además tiene un empleo- y sus hijas. Luego de una charla con los papás del cumpleañero y con el mismo agasajado, organizan el festejo. Desde carreras de embolsados o una rayuela gigante, hasta un cumpleaños “Master Chef”, en el que los invitados elaboran los fideos que comen y se llevan una bolsa a su casa. Hoy, plantea, se estilan las pijamadas, que son una opción más íntima y más accesible para las familias en tiempos de economía ajustada.
Mariana Hidalgo es sostén de familia porque está divorciada y tiene dos hijos. Se dedica a la alta costura pero los vestidos de fiesta tienen una temporada baja, por lo que se capacitó en diseño de lencería y decidió incursionar en este rubro. "Julieta sin Romeo" ofrece modelos a medida, con puntillas y tules elastizados, que se ajustan a los distintos cuerpos y también a ciertas prendas, con las que queda expuesto un corpiño normal.
Sus canales de venta son las redes sociales y las ferias de diseño. Mariana comenta que le encantaría vivir de esto pero inició este nuevo emprendimiento hace dos años y reconoce que la situación no es fácil para las ventas, por lo que además ejerce como profesora de Plástica.
Cambio de consumo
La Dirección de Economía Social y Asociatividad (del Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Salud) elaboró un informe sobre la gestión 2016-2019. Lorena Meschini comentó que, de las 4 mil unidades, sólo 522 han accedido a fortalecimientos económicos, pero a todos los demás se les ofrecieron capacitaciones, acompañamiento técnico y la posibilidad de participar en ferias regulares o eventuales.
La funcionaria manifestó que están convencidos de que se produjo un cambio en el hábito de consumo de los mendocinos, ya que mientras todos los indicadores de ventas han disminuido, el sector de la economía social ha seguido creciendo. El relevamiento realizado arrojó que, entre 2017 y 2018, las ventas en ferias -regulares, eventuales y fuera de la provincia- alcanzaron un montó de 43,6 millones de pesos.
Asimismo, destacó que se creó un catálogo online (www.catalogoeconomiasocial.mendoza.gov.ar), en el que se pueden encontrar productos y servicios de más de 30 rubros, y contactarse de modo directo con el emprendedor.
Caracterización
Edad: El 45,7% de los feriantes tiene entre 31 y 50 años, 37,4% tiene más de 50, y 16,8%, entre 18 y 30 años.
Nivel educativo: El 9,6% llegó a la primaria, el 46,4% a la secundaria, el 18,4% tiene nivel terciario y el 24,8%, universitario.
Antigüedad: El 25% de los emprendimientos tiene menos de 2 años, 44,4% entre 2 y 5 años, 20% de 6 a 14 años y 12% 15 años o más.
Ingresos: En el 49,4% de los casos se trata del ingreso familiar único y en 50,6% de uno complementario.
Composición: El 45,5% de los emprendimientos son unipersonales, pero 26,3% involucra a dos familiares y el 28,3% a tres o más miembros de la familia.
Cobro: El 91% acepta pagos con tarjeta a través de plataformas online.