De acuerdo a los informes más recientes publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la brecha salarial entre las personas de menor ingreso y las de mayor ingreso de Mendoza aumentó 15% en cinco años. Además, economistas consultados por Los Andes advirtieron que el escenario actual de caída de la actividad económica y de quita de subsidios podría provocar que la diferencia se siga agrandando en los próximos años.
Antes de analizar el número en mayor detalle es necesario aclarar que hay tres formas de medir la brecha salarial: en función al "ingreso individual", en relación al "ingreso per cápita familiar" y según el "ingreso total familiar". Las tres maneras tienen diferencias técnicas que llevan a resultados distintos. En este caso, se ha utilizado la medición por "ingreso individual", debido a que la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE) utiliza esa metodología para otros informes relacionados a la distribución del ingreso de la provincia.
El dato oficial más reciente de los ingresos individuales corresponde al tercer trimestre de 2017. Los números publicados por el Indec muestran que en ese momento los ciudadanos de mayor ingreso de Mendoza ganaban 22,57 veces lo que ganaban los de menor poder adquisitivo ($ 34.556 contra $ 1.531). Cinco años antes, en el tercer trimestre de 2012, la diferencia entre uno y otro era de 19,63 veces ($ 9.646 contra $ 491). Por lo tanto, de una punta a otra la brecha salarial aumentó 15%.
El economista Carlos Rodríguez, explicó que "el agrandamiento de la brecha salarial es una mala señal para la economía, porque refleja la pérdida de poder adquisitivo del sector de la sociedad de menor ingreso".
Por otro lado, analizó el escenario económico actual y opinó que las condiciones están dadas para que la brecha siga creciendo. "Hay que ver qué pasa en 2018 con la caída de la actividad económica y la quita de subsidios. El primero de esos factores lleva a la pérdida de puestos de trabajo y el segundo a la caída del poder adquisitivo. Seguramente esos factores van a generar que la brecha se agrande", comentó.
También dejó su opinión el economista Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía de Mendoza, quien reconoció que durante el periodo analizado (2012 a 2017) "hubo baja dinámica de crecimiento, lo que ha afectado a la creación del empleo y ha generado mayor desigualdad".
El experto se refirió también a la inflación y a cómo afecta a cada sector de la población. "La inflación perjudica más al sector de menores ingresos, porque es una parte de la población que generalmente destina todo su salario a la compra de alimentos y bienes de primera necesidad. Los de mayor ingreso, en cambio, invierten en el mercado financiero y logran contrarrestar la pérdida del poder adquisitivo", señaló.
No obstante, Laza mencionó que "el Gobierno de Mendoza ha tomado medidas para frenar y acortar la brecha salarial". A modo de ejemplo, el economista destacó "el programa de sostenimiento de empleo y las negociaciones por cláusula gatillo".
Por otro lado, comentó que "el Gobierno de Mauricio Macri ha mantenido la mayor parte de la asistencia social a los sectores más vulnerables, lo que también ayuda a mantener el poder adquisitivo de ese sector de la población".
Mendoza, entre las de mayor brecha
Las estadísticas del Indec correspondientes al tercer trimestre de 2017 muestran realidades muy distintas entre los principales aglomerados urbanos del país. Si se mide la brecha salarial de acuerdo al "ingreso individual", se encuentra que en La Rioja la población de mayor ingreso gana 12,16 veces lo que percibe el sector de menor ingreso, mientras que en Salta la brecha es de 37,79 veces.
En total son 32 los aglomerados urbanos que mide el organismo nacional y Mendoza está en el puesto 23, ordenando las ciudades de menor a mayor brecha salarial. La situación de nuestra provincia es mejor que la de San Juan, donde el sector más adinerado gana 25,23 veces más que el de menor ingreso, pero peor que la de San Luis, provincia en la que la población tiene una brecha de 13,72 salarios entre los dos extremos de la escala de ingresos.
La realidad de Mendoza es muy similar a la de Córdoba (brecha de 22,67 salarios) y la de Gran Buenos Aires (brecha de 22,24 salarios), por mencionar algunos ejemplos. Además, nuestra provincia tiene un mejor índice que el promedio nacional. Según el Indec, en la suma total de los 32 aglomerados urbanos se observa que el sector más rico de la población gana 26,72 veces más que el más pobre.
Mayor desigualdad
Más allá de la brecha salarial, hay otros indicadores que muestran que la distribución del ingreso de los mendocinos se está volviendo año a año menos equitativa.
El economista Carlos Rodríguez realizó un informe en base a uno de estos estudios. "El análisis macroeconómico utiliza diferentes indicadores; así, es cotidiano hablar de tasa de desempleo, índice de precios al consumidor, variación del PBI, entre otros. Sin embargo, existen otras situaciones y problemáticas que resulta importante considerar, por ejemplo: la distribución de los ingresos de la población", introduce el experto.
"Una de las razones para prestar atención a la distribución de la renta consiste en que una mayor equidad -distribución relativamente igualitaria de la riqueza- puede mitigar, atenuar o disminuir la situación de pobreza; es por ello que la construcción de equidad constituye uno de los objetivos de política económica de casi todos los gobiernos", explica Rodríguez.
Para conocer el nivel de desigualdad, los organismos medidores de estadísticas calculan el "Coeficiente de Gini". Se trata de un indicador que muestra la distribución del ingreso en una nación o región. Su valor está entre 0 (cero) y 1 (uno), correspondiendo el cero a la perfecta equidad (todos tienen el mismo ingreso) y el uno a la extrema inequidad (toda la renta de la sociedad está concentrada en manos de un solo individuo).
La DEIE mide el Coeficiente de Gini de Mendoza según "ingreso individual" y el Indec mide el valor nacional según el "ingreso per cápita familiar".
El dato más reciente del Coeficiente de Gini medido por la DEIE corresponde al primer semestre de 2017 y la comparación con los valores registrados en el mismo periodo de los años anteriores muestra un aumento de la desigualdad en Mendoza. El informe indica que en 2012 el Coeficiente era de 0,37, en 2014 ya era de 0,38 y en 2017 empeoró a 0,40.
A nivel nacional, el Indec mostró la misma tendencia al presentar su análisis trimestral. El Coeficiente de Gini en el país alcanzó en el primer trimestre de 2018 un valor de 0,44, el punto más alto desde el tercer trimestre de 2016.
Si bien Rodríguez recomienda medir el Coeficiente de Gini de otra forma (según el ingreso total familiar), analizó la tendencia que muestra el indicador medido por DEIE y el calculado por Indec. "Los valores no llegan a ser críticos, pero tampoco es una buena señal que estén aumentando. Es algo sobre lo que hay que prestar atención", señaló.
"En Mendoza el problema no es tan grave porque tenemos baja tasa de desempleo. Sin embargo, si el Coeficiente de Gini sigue avanzando, va a ser una señal de alarma para los niveles de pobreza", advirtió.
El impacto social de la desigualdad
El aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso no es un tema menor para la sociedad. Javier Ozollo, director de la Maestría en Política y Planificación Social de la UNCuyo, opinó que el aumento del Coeficiente de Gini "pone de manifiesto la concentración, que es un fenómeno particularmente acelerado en los últimos años en Mendoza y en el país".
El experto explicó que las medidas económicas que contribuyen al aumento del índice son las que favorecen a los ricos en desmedro de los pobres, y las que no incentivan el consumo interno.
"En términos generales, desde 2015 hasta ahora el Gobierno ha aumentado terriblemente esa brecha. Si se ponen exenciones a las retenciones del campo y de las mineras, se disminuyen impuestos sobre los autos de alta gama y al mismo tiempo se aumentan las tarifas, el precio de los alimentos básicos y del transporte, la concentración es mayor", opinó.
"También tiene que ver con el gasto que las personas realizan, porque el ingreso se deteriora en la medida en que hay inflación y el aumento de los salarios no la alcanza. Deberían haber índices de inflación por estrato social, porque no tiene el mismo impacto en una persona que gana 10 mil pesos y los dedica a alimentos y servicios, que quien gana 100 mil pesos y destina una parte importante a consumos suntuarios y ahorro", agregó Ozollo, coincidiendo con el análisis de Sebastián Laza.
Por su parte, Roberto Roitman, máster en Sociología y director del Centro de Estudios de Economía Social de la UNCuyo, indicó que sobre la desigual distribución del ingreso hay dos grandes líneas de pensamiento. "Una dice que es natural, porque los seres humanos son desiguales y hay personas que pueden, en función de sus capacidades, conseguir mejores condiciones que otras. La otra, plantea que es producto de una organización social, económica, política y cultural que favorece la desigualdad", explicó.
Roitman mencionó además que la Oxfam (organización no gubernamental que lucha contra la pobreza) realizó un estudio en el que compara 144 países del mundo y analiza por qué es negativa la mala distribución del ingreso.
"Se concluyó que la desigualdad ralentiza el crecimiento económico, es decir que no es que haya que crecer para distribuir, sino que se crece distribuyendo; acentúa las desigualdades sociales, económicas, sanitarias, y las consolida (el círculo vicioso de la pobreza); aumenta la conflictividad social e incrementa el nivel de delito, por lo que no hay correlación entre pobreza y delincuencia pero sí entre injusticia social y delito", apuntó.
El especialista analizó puntualmente el Coeficiente de Gini de Mendoza y advirtió que la situación puede ser aún más preocupante de lo que muestran los números.
"El Coeficiente tiene problemas con el registro. En general, es una cifra que está subregistrada porque las personas con altos ingresos los declaran más bajos y los sectores informales son poco relevados en esas estadísticas. El otro gran problema que hay en la Argentina y en el mundo es que se observa una preponderancia del capital financiero sobre el productivo. En Mendoza lo que más ha crecido del producto bruto en los últimos años es el rubro comercio y servicios, y dentro de esto, el sector financiero. Y aquí son muy pocos los incluidos", cuestionó Roitman.
Más allá de la precisión del estudio, el máster en Sociología aseguró que la política económica y social implementada por el Gobierno "necesariamente llevará a un incremento de la desigualdad, porque se han reducido las asignaciones familiares y se ha restringido el monotributo social, a la vez que no se disminuye, por ejemplo, el cronograma de bajada de las retenciones a la soja".
Por último, Roitman sostuvo que para reducir la inequidad de los ingresos, las medidas reparadoras deberían estar en línea con una política económica que acentúe más el consumo interno que el externo y que garantice el acceso a salud, educación y cultura. "No es sólo una cuestión de ingresos, sino de protección social", afirmó.