La Asamblea Nacional Popular de China abolió el límite impuesto hasta ahora a los mandatos presidenciales, dejando vía libre para que el presidente Xi Jinping imponga su visión a largo plazo de una superpotencia mundial sometida al Partido Comunista.
Xi Jinping, de 64 años, se convierte en el presidente chino con mayor poder desde hace al menos un cuarto de siglo y podrá permanecer a las riendas del gigante asiático más allá del término previsto de 2023.
Un total de 2.958 de los casi 3.000 delegados de la Asamblea Nacional Popular (ANP) aprobaron sin sorpresas la medida como parte de un paquete de reformas constitucionales. Sólo hubo dos votos en contra y tres abstenciones.
Hasta ahora los mandatos presidenciales estaban limitados a dos períodos de cinco años. Para modificar esta regla se necesitaba una mayoría de dos tercios.
La enmienda introduce también en la Constitución "el Pensamiento Xi Jinping" y, en su artículo primero, "el rol dirigente" del Partido Comunista Chino (PCC).
Esta disposición puede dejar entrever un recrudecimiento de la represión contra los opositores al régimen, que podrían ser acusados de ataque a la Constitución simplemente por criticar el control del PCC.
Desde que se pusiera al frente del PCC, a finales de 2012, y del Estado, a principios de 2013, Xi Jinping ha ido aumentando la autoridad del régimen.
Xi, heraldo del "gran renacimiento de la nación china", busca encarnar frente a Occidente la revancha de una superpotencia moderna y respetada para 2050.
Pero sin conceder a cambio libertades individuales. Una ley reprime severamente la disidencia en internet y se han ordenado fuertes condenas contra defensores de los derechos humanos
“Un nuevo tirano”
El proyecto de ley, anunciado hace dos semanas, consternó a una parte de la opinión pública, pero los censores se encargaron de borrar las críticas que circularon durante un tiempo por las redes sociales.
El límite de dos mandatos fue impuesto en la Constitución de 1982 por el líder de aquel momento, Deng Xiaoping, para evitar una vuelta al régimen dictatorial de la era Mao Zedong (1949-1976).
"Cuarenta y dos años más tarde, en la era de internet y de la globalización, surge en China un nuevo Gran Líder, un nuevo tirano al estilo de Mao", denunció el disidente Hu Jia, al ser preguntado por teléfono, desde el sur del país, donde el régimen lo llevó de "vacaciones forzadas" durante la sesión de la ANP.
"Esta presunta asamblea popular no tiene nada que ver con la voluntad del pueblo", insistió. "Xi Jinping dirige grandes obras, la lucha anticorrupción... Había un consenso para darle tiempo para lograr su tarea", dijo por su parte Dou Yanli, diputado de Shandong.
"Para Occidente [este cambio] puede parecer un retroceso. Pero China se concentra en el objetivo final y en la forma de alcanzarlo", insistió Li Peiling, diputado de Hubei , quien considera que se necesita un dirigente "poderoso" e inamovible para "barrer de forma duradera la corrupción e imponer reformas".
El mandamás indiscutible
Xi Jinping, de 64 años, el más poderoso dirigente chino desde hace al menos un cuarto de siglo, es objeto de una permanente propaganda que linda con el culto a la personalidad y lo presenta como líder infalible.
Xi dirige China con mano de hierro desde hace cinco años y a partir de ahora podrá seguir siendo presidente de la República el tiempo que quiera.
Omnipresente en los medios, Xi es presentado por la propaganda como el rostro tranquilizador de un país actualmente seguro de sí mismo y que mira hacia el futuro soñando con “un gran renacimiento”, tras un siglo y medio de declive y humillaciones infligidas por los occidentales.
"Representa lo que los chinos quieren en términos de gobierno: un país bien dirigido, una China fuerte y respetada", observa el sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la universidad Bautista de Hong Kong.
De rostro redondo y oronda figura, el hombre fuerte de Pekín, apodado afectuosamente “Tío Xi” por los medios y el gran público, a veces es comparado con el fundador del régimen, Mao Zedong (1893-1976), por el culto que se le rinde y el poder que acumula.
Su omnipresencia mediática recuerda el más puro estilo soviético, todo ello acompañado por un retorno de la ideología.
El “presidente de todo” y ahora será vitalicio
Ninguno de sus antecesores tuvo semejante acumulación de poder, salvo el propio Mao, en la cúspide del régimen comunista entre 1949 y 1976, al morir.
Estos son sus cargos.
Secretario general del Partido Comunista. Es el cargo más importante en China, donde "el rol dirigente" del Partido Comunista Chino (PCC) está inscrito en la Constitución.
Xi ocupa esta función desde su elección por el comité central (el “parlamento” del Partido) el 15 de noviembre de 2012. Aprovechó el cargo para lanzar una campaña anticorrupción que ha afectado a 1,2 millones de dirigentes del PCC, y para colocar a sus hombres en puestos estratégicos.
Secretario de la República Popular. Este cargo simbólico le otorga al líder chino un rango protocolario equivalente al de los jefes de Estado extranjeros. Xi lo ocupa desde su elección por el Parlamento nacional el 14 de marzo de 2013.
Presidente de la Comisión Militar Central. "El poder está al borde del fusil", como decía Mao. Xi Jinping controla en este cargo a los ejércitos chinos desde 2012.
Presidente de grupos de trabajo. Xi Jinping tiene directamente bajo sus órdenes a varios grupos de trabajo dedicados habitualmente a temas reservados al gobierno: seguridad nacional y ciberespacio, economía y finanzas, dirección de reformas...
"Xi Dada". Este término, que podría traducirse como "Tío Xi", fue popularizado por la prensa oficial para darle una imagen cercana al pueblo.
"Núcleo central". La distinción de "Núcleo central del PCC", otorgada por el partido en 2016, le da a su titular una estatura incuestionada e incuestionable.
"Lingxiu" (jefe). Esta expresión empezó a aparecer en los medios el año pasado. Muy honorífica, había sido hasta ahora destinada únicamente a Mao.
Pensador. El Parlamento incluyó ayer en la Constitución el "Pensamiento Xi Jinping sobre el socialismo al estilo chino de la nueva era". Sólo Mao tuvo derecho a semejante honor en vida.
"Bodhisattva vivo". Los diputados rivalizaron en elogios a Xi Jinping desde la apertura de la sesión parlamentaria anual. La palma se la llevó un alto responsable provincial que aseguró que algunos de sus administrados veían en el presidente a un "Bodhisattva vivo", es decir un santo a punto de convertirse en Buda.