Este Lobo genera controversia en las entrañas de sus propios simpatizantes y hasta en el gen de sus futbolistas más talentosos. Suena chocante, hace ruido, que de la boca de Amaya o, en alguna oportunidad del mismísimo Oga, salga la frase ‘hoy hay que ganar como sea’.
Sin embargo sucede. El mismo entrenador supo renegar de victorias que no llegasen por otra vía que no sea la del atildado juego colectivo y de la prolijidad en el traslado del balón. Esta polémica se trasladó a la zona de vestuarios y aviva permanentemente el fuego de la platea.
Ayer Gimnasia jugó a no equivocarse, transitó el partido en puntitas de pie, no iba al ataque sin antes mirar de reojo todo lo que sucedía de mitad de cancha hacia atrás.
En esa primera etapa tomó todos los recaudos necesarios para que Unión no lo sorprenda, por lo que el arco de Losada le quedaba a kilómetros. La sociedad Oga-Amaya era interesante pero se daba muy lejos del área y se moría en la intrascendencia, Farías aguantaba todo lo que le tiraban pero nadie se desprendía de la zona de volantes con la suficiente velocidad para ser auxilio del cordobés y el equipo lucía partido.
Para el complemento, el Lobo estaba obligado a romper con tanta especulación. A los pocos minutos de la segunda mitad salta Lastra al campo de juego por un opaco Fredrich y ya el Lobo comenzaba a tomar riesgos.
Se sumaba Carrizo a los volantes, Oga de enlace y Farías-Lastra era la dupla ofensiva: 3-4-1-2. El partido pedía a gritos algo de vértigo y en media docena de minutos, los cambios surtían efecto: centro de Carrizo, Lastra la empuja y 1-0. Noto manda a la cancha tres puntas y Gimnasia debía reorganizarse para que no sea un suicidio.
Garay por Oga y Pomba por Farías hicieron que el Lobo terminara los últimos quince minutos con un hacinamiento de defensores, que no lo llevaron a defender mejor.
Unión tuvo dos muy claras para ganarlo sobre el final y las despilfarró. La diosa fortuna estuvo esta vez del lado del Blanquinegro, que cuando se lanza en ataque deja sensación de ser un equipo de temer, pero cuando el toca defender los que temen son sus hinchas. Más defensores no es defender mejor. La falencia es cualitativa no cuantitativa.