Gimnasia crea sociedades por adentro, intenta jugar corto, se asocia con éxito por lapsos cada vez más perdurables a lo largo de los noventa minutos pero necesita alguien que rompa por afuera, que oxigene. Distraer por adentro, acumular marcas para hacer daños por las bandas. Y en esto de clavar puñaladas por la banda el especialista que tiene el Lobo se llama Marcelo Carrizo.
El Chelo, que vive su mejor momento en Gimnasia, salió lesionado en el primer tiempo en Santiago del Estero. Una contractura en el posterior de su pierna derecha le impidió salir a jugar la segunda parte ante Central Córdoba, lesión que también lo marginó de Ferro. Volverá en Campana, ante Villa Dálmine, en lo que será la última presentación del Lobo de esta primera parte de la B Nacional.
Carrizo entra y sale Fredrich, para que el Chelo se meta como lateral izquierdo cuando el equipo se acomode en los últimos metros pero saldrá disparado cuando el equipo tenga la pelota en sus pies y ahí es donde más importante se hace.
El domingo, Gimnasia jugará su último partido en condición de visitante, algo que le ha costado más de la cuenta. Salir del Parque fue un dolor de cabeza para el equipo de Toti Arias: como visitante jugó nueve partidos y sólo ganó uno.
Sacó cuatro de veintisiete puntos posibles convirtiéndose, de esta manera, en uno de los peores equipos fuera de casa junto a Chacarita, Central Córdoba de Santiago del Estero y All Boys, quienes acumulan la misma cantidad de puntos que el Mensana, Una victoria en Campana no sólo significaría sacarse un poco el maleficio de encima sino que confirmaría su presencia entre los diez principales conjuntos de la categoría. Esto también le permitiría también dejar de ver de reojo la tabla de los promedios, tabla en la que Gimnasia nunca estuvo demasiado comprometido.