El papa Francisco inició ayer una visita a Bolivia, una de las naciones más empobrecidas de América del Sur, con elogios a los “pasos importantes” en favor de la inclusión social y el medioambiente, pero también con llamados al diálogo y la unidad.
En la misma línea de sus mensajes en Ecuador, desde donde llegó a bordo de un avión de la línea de bandera BoA (Boliviana de Aviación), el Papa hizo además renovados votos por la familia y los jóvenes.
El Pontífice fue recibido en el aeropuerto de El Alto, a 4.000 metros de altitud, por el presidente Evo Morales, quien le entregó una ‘chuspa’, una pequeña bolsa de tejido andino. “Recibimos con los brazos y el corazón abierto al Papa de los pobres”, dijo Morales en la ceremonia de bienvenida.
De buen semblante a pesar de la altura y el frío invernal, el Pontífice saludó a niños vestidos con ropa típica de las regiones bolivianas -uno de los cuales, vestido de ‘machetero’, se tomó una histórica ‘selfie’ con Francisco. También recibió regalos de autoridades locales.
El Papa recorrió un callejón de adobes hechos con sal del boliviano Salar de Uyuni -el mayor desierto de sal del mundo- adornado por la flor de la quinua, antes de dirigir un mensaje desde un altar, que es una réplica de la iglesia de Laja, donde fue fundada La Paz en 1548.
“Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del país”, dijo el Pontífice tras ser recibido por el presidente Evo Morales en el aeropuerto internacional El Alto, que sirve a La Paz.
Según el Pontífice, “el progreso integral de un pueblo” debiera transcurrir “sin excluir ni rechazar a nadie”, en momentos en que sectores de la oposición local aseguran que son perseguidos por el gobierno de Morales.
Francisco proclamó en su breve mensaje a los bolivianos “el crecimiento en valores de las personas” e hizo notar que “si el crecimiento solo es material siempre se corre el riesgo de que la abundancia de unos se construya sobre la escasez de otros”.
A 4.000 metros de altitud y rodeado de nevados de la cordillera, el vicario de Cristo elogió ese panorama. “Me alegro de estar en este país de singular belleza”, confesó el Papa argentino, quien conoce Bolivia por haberlo visitado en su juventud. “Es una tierra bendecida en sus gentes, con su variada realidad cultural y étnica, que constituye una gran riqueza y un llamado permanente al respeto mutuo y al diálogo”, afirmó tras abogar por una política “sin excluir ni rechazar a nadie”, uno de los temas centrales de su viaje pastoral a América Latina, que concluirá en Paraguay.
Al pisar tierra boliviana, el primer Pontífice latinoamericano, hijo de emigrantes italianos, quiso rendir un homenaje personal a los migrantes bolivianos, muchos de los cuales trabajan en difíciles condiciones en diferentes países de Sudamérica y en particular en Argentina, su país de nacimiento.
“Llevo en el corazón especialmente a los hijos de esta tierra, que por múltiples razones han tenido que buscar otra tierra que los cobije”, confesó.
El presidente Morales recordó que el Papa se autoidentifica con San Francisco de Asis, que “fue consecuente con uno de los postulados fundamentales del cristianismo, que es la lucha a favor de los pobres”. Para el presidente, en tiempos de cambio, “quien traiciona a un pobre traiciona al papa Francisco”.
Por la altitud, esta etapa de la gira es delicada para el Pontífice de 78 años, a quien extirparon un pulmón durante su juventud.
Francisco contará con equipo médico permanente y un tubo de oxígeno a mano, para cualquier eventualidad durante su estancia en La Paz.
uentes del gobierno dijeron que el papa podría masticar hojas de coca en La Paz, una ancestral costumbre indígena local, que ayuda a mitigar el hambre y la fatiga, además de combatir el mal de altura. Por ello, el Pontífice, permaneció sólo unas tres horas en La Paz, y se desplazó anoche a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.