Lucas Biglia puso el 1-0
Argentina encontró aire fresco. Llenó sus pulmones con una bocanada tan necesaria como indispensable para aquietar los rumores y enderezar el rumbo desde lo matemático. El equipo de Gerardo Martino sacó pecho en la pesada Barranquilla y derrotó a Colombia para tener al fin su primera alegría en el largo camino hacia Rusia 2018.
Con una actuación que rozó la perfección desde lo táctico, la Albiceleste dio otro paso gigante en cuanto a su mejoría. Ante Brasil había redondeado un primer tiempo fantástico pero no pudo liquidarlo y apenas terminó sumando un punto. Esta vez, cuidó la ventaja desde la tenencia de pelota, lejos de Romero para no pasar sobresaltos.
El cambio de esquema dio sus frutos. Martino leyó muy bien cómo debía jugarle a Colombia en la calurosa y húmeda Barranquilla y los jugadores lo interpretaron aún mejor. Con Di María como volante por izquierda y Lavezzi por el otro sector, Banega se hizo un pic-nic detrás de la línea de volantes rivales.
Con un equipo corto y una presión alta, Argentina fue quien dominó a su gusto la primera etapa. Haciéndose fuerte desde la tenencia del balón fue ganando metros con el correr de los minutos y terminó jugando en el campo del rival. Creo situaciones y apenas tuvo un dolor de cabeza en su propia área.
Pero el mejor resumen fue el gol. Biglia quitó una pelota en el mediocampo, de las tantas que robó durante los noventa minutos, y encontró en Banega al conductor que en el traslado no se apuró y habilitó a Lavezzi. El Pocho no fue egoísta y a pesar de tener disparo prefirió el centro atrás para que Biglia, que había iniciado la jugada, terminara empujándola a la red.
Como ante Brasil en el Monumental, la Selección tuvo otras ocasiones de gol en la primera parte. Gracias a la presión alta Higuaín robó una pelota que parecía perdida y se las ingenió para dejar solo a Di María frente a Ospina. Con el perfil a a su favor y a la carrera el jugador del PSG la tiró afuera. Era el 2-0 y el golpe de nocaut ante una inexpresiva Colombia.
Del otro lado nada de nada. James no pudo ser la manija de su equipo. Un poco porque no estuvo fino con el balón y no encontró socios y otro tanto porque Argentina lo ahogó por sectores. Jamás el jugador más determinante de colombianos tuvo espacios para crecer. Fue una sombra.
Higuaín molestó a Mejía, Banega siempre estuvo cerca de Torres, Mascherano vigiló a Mc Nelly. Y Biglia cortó todos los pases. Circuito cerrado para el rival. Un poco de las claves que los leones albicelestes tuvieron en la calurosa tarde caribeña.
A pesar del cansancio, la Selección tuvo un día menos de descanso debido a la reprogramación del juego ante Brasil por la tormenta en Buenos Aires, no pasó riesgos en la parte final. Con más corazón que juego en sí Colombia buscó por todos lados el empate pero prácticamente no tuvo situaciones. Pekerman movió el banco en busca de respuestas, pero nunca llegaron.
Sobre el final Paulo Dybala tuvo el segundo de Argentina tras un contra pero las manos de Ospina y el palo lo evitaron. El delantero, que había reemplazado a Higuaín, giró sobre su cuerpo a la altura del punto del penal y quedó mano a mano. Hubiera sido el cachetazo final para no sufrir en los cuatro minutos que adicionó el árbitro y en ese despeje sobre la raya de Funes Mori tras una salida en falso de Romero.
Sin embargo, esa jugada sobre el cierre no puede oscurecer el trabajo que hizo el equipo de Gerardo Martino. Argentina sumó por primera vez tres puntos en la Eliminatoria y salió del fondo de la tabla. El camino recién empieza y como en la era de Sabella, en Barranquilla encontró la llave. Solo resta saber qué puertas abrirá en el futuro.