Primero fueron los más de 1.000 colectivos que integran el sistema de transporte público de Mendoza (Mendotran). Y ahora les llegó el turno a taxis, remises y vehículos con conductores asociados a plataformas digitales.
A partir del próximo miércoles será obligatorio que todas las unidades dedicadas al transporte de pasajeros tengan un sistema de aislamiento -de nylon duro- que separe al conductor de los viajantes.
La Secretaría de Servicios Públicos dio a conocer ayer la resolución 301, que dispone que los vehículos particulares abocados al transporte de personas tengan un aislante obligatorio a partir de 15 de abril.
"Vemos bien esta resolución y es una medida necesaria. De hecho, la semana del 18 de marzo desde Aprotam presentamos al Gobierno un taxi con este sistema, a modo de prueba. Por lo que estábamos de acuerdo desde el principio", destacó el presidente de la Asociación de Propietarios de Taxis de Mendoza (Aprotam), Pedro Guerra. La entidad nuclea a dueños de 1.280 taxis y de 450 remises.
Las reacciones son distintas y hasta dispares entre sí entre los conductores que tienen sus autos asociados a las plataformas de transporte (Uber y Cabify son las más importantes de las que operan en Mendoza).
Por un lado, los propios conductores reconocen que sólo 5% de ellos está trabajando "con los autos en la calle" por estos días. Y sostienen que hay muy poca demanda porque la gente no sale de sus casas.
"Sé de algunos que han estado averiguando con un tapicero para poner el aislante. Pero no son muchos los que están trabajando", resumió Diego, conductor asociado con Uber.
Taxistas, conformes
Guerra, de Aprotam, sostuvo que si bien han tenido una considerable caída en la actividad -cercana a 80% desde que comenzó el aislamiento-, esta medida era más que necesaria. Y resaltó que los propietarios están en condiciones de hacerle frente.
"Se trata de un material plástico, que es ese que se pone en muchas mesas y se lo conoce como hule. El nombre de ese tipo de plástico es cristal y no es caro. El metro cuesta 200 pesos y con 1,10 metros se puede proteger el auto", resumió Guerra, quien resaltó que una inversión de 250 pesos en promedio por auto "es suficiente y algo que vale la pena".
El presidente de la entidad destacó además que están de acuerdo con el plazo para poner a punto las unidades y resaltó que se trata de un material que se puede higienizar y desinfectar luego de completar una determinada cantidad de viajes.
Preocupación en otros conductores
Más allá de la resolución en cuestión, los mendocinos que trabajan asociados a plataformas digitales reconocen no estar pasando un buen momento. "Hace 30 días que no salgo a la calle a trabajar con el auto y la mayoría estamos así. Tenemos un grupo de WhatsApp con más de 400 conductores y si son 20 los que están en la calle, es mucho. Lo que pasa es que la gente tampoco está en la calle", destacó Jorge Sandri, conductor y presidente de una asociación civil que engloba a conductores que trabajan en este rubro en la provincia.
El trabajador considera que son muy pocos los conductores que terminarán por instalar este sistema de aislamiento (será obligatorio), ya que muchos irán saliendo a trabajar en la medida que puedan o lo necesiten. De hecho, hay conductores que han averiguado por quienes acondicionen el auto para este escenario y han contactado a tapiceros que les han pasado un presupuesto cercano a los 1.000 pesos.
"Antes de este panorama, teníamos 10 viajes por día, mínimo. Actualmente quienes están manejando dicen que no tienen más de dos y con suerte. Al no haber demanda, tampoco hay 'tarifa dinámica' (diferencial), que es con la que se hace la diferencia", concluyó Diego, otro conductor.
El silencioso trabajo de quienes desinfectan micros y móviles
Todos los días; religiosamente. Sin diferenciar entre jornadas hábiles, fines de semana y feriados. En tres turnos distribuidos entre las 7 y las 20; diseminados en siete puntos claves del área metropolitana de Mendoza, agrupados de a dos por puesto y durante 20 días de corrido.
En total, fueron 19 los desinfectadores que llevaron adelante y cargaron sobre sus hombros -literalmente, con mochilas- un trabajo silencioso, pero clave para evitar la propagación del coronavirus en Mendoza: la desinfección con amonio de quinta generación pulverizado de las unidades que integran el Mendotran.
También lo hicieron con móviles policiales y camiones de bomberos que pasaban por los puntos; y que se detenían especialmente para que los vehículos fueran sometidos a la limpieza.
"Creo que lo más importante fue que pudimos frenar un poco la circulación y el foco de contagio, para que el coronavirus no se propague más. Me llamó muchísimo la atención la buena predisposición de los choferes y de la gente en particular. Hubo algunos que se quejaban porque iban a llegar tarde a sus trabajos. Pero, a grandes rasgos, la gente lo entendió a la perfección, tuvo paciencia y se prestó a ayudar", destacó Damián Del Favero (23), uno de los técnicos en Desinfecciones y control que cumplió estas tareas -que habían sido coordinadas con la Secretaría de Servicios Públicos- entre el 20 de marzo y el martes pasado.
Al igual que médicos y enfermeros que trabajan incansablemente desde que se declaró la pandemia de Covid-19, estos trabajadores cuentan con sus propios "trajes de superhéroes". Se trata mamelucos que les cubren todo su cuerpo, antiparras transparentes, máscaras y guantes de nitrilo.
"Las desinfecciones se hicieron con máquinas de ultra bajo volumen y mochilas motor, usando amonio de quinta generación. Había dos personas por puesto -un aplicador y un ayudante-. El ayudante explicaba al chofer y a los pasajeros que se iba a desinfectar, entonces la gente se bajaba y se hacía la aplicación. No duraba más de 3 minutos, para no retrasar la frecuencia", indicó a su turno el gerente de Omega (la firma que se encargó de la desinfección), Damián Guidolin.
Buena recepción
Los tándem se ubicaron en las zonas con mayor circulación de colectivos y de pasajeros. Entre ellas estuvieron las terminales de Mendoza, la de San Martín, la de San Rafael; además de paradas de Mendotran como Plaza Independencia; y las esquinas de Garibaldi y Salta y de San Martín y Tucumán (Godoy Cruz), También hubo un puesto en la rotonda de Pedro Molina y Belgrano (frente a la UTN), donde se desinfectó a las duplas del Metrotranvía. El trabajo fue coordinado entre a Dirección de Transporte y la misma empresa.
"Se desinfectaron barandas del lado de afuera y del lado de adentro, las zonas donde están las máquinas para las tarjetas y todos los pasamanos y asientos. Usamos máquinas que trabajan a muchas revoluciones y rocían miles de millones de gotitas. Lo que hace esta solución es reducir la carga patógena que hay en el ambiente y en los objetos. El lugar queda húmedo, pero no tiene contaminación ni es tóxico. Y tiene una residualidad (duración) de 72 horas", agregó a su turno el director de la empresa. Sebastián Jorro
Salvo excepciones -y contadas-, la mayoría de los pasajeros comprendió la función clave del trabajo y colaboró para que pudiese llevarse adelante. "Algunas personas sacaban el teléfono y filmaban; ya sea para registrar lo que estábamos haciendo, o para después mostrar en sus trabajos que el viaje se había retrasado un poco por este motivo", agregó Del Favero.
El joven técnico destacó que los horarios de mayor movimiento fueron entre las 11 y las 13, y también entre las 18 y las 20. "El hecho de poder ayudar a la Policía con las desinfecciones también fue algo que nos dio muchas gratificaciones. Porque fue ayudar a quienes están todo el día en la calle ayudando", concluyó.