En 2019 la tasa perdió relevancia y la política monetaria volvió a centrarse en el dólar

El BCRA empezó el año con un esquema muy estricto de crecimiento cero de la base monetaria y tasa alta

En 2019 la tasa perdió relevancia y la política monetaria volvió a centrarse en el dólar
En 2019 la tasa perdió relevancia y la política monetaria volvió a centrarse en el dólar

Para quien mire una foto de la tasa de referencia a comienzo de este año, parece que nada (o muy poco) hubiera cambiado. En enero de 2019, el rendimiento de la Leliq estaba apenas por encima de 59%, muy cerca del 58% en el que se movió durante los últimos días. Aunque la fotografía parezca estática, la película monetaria del año dista mucho de esa definición.

Hasta el 10 de diciembre, la conducción del Banco Central (BCRA) estuvo encabezada por Guido Sandleris. Aunque las autoridades cambiaron hace apenas unos días, la política del organismo estuvo signada por los vaivenes electorales, que llevaron a fuertes disparadas del tipo de cambio, salida de u$s 21.000 millones de las reservas y altibajos en la tasa.

"Fue un año en el cual probaron distintas políticas cambiarias y monetarias. Incluso dentro de la misma presidencia. Creo que chocaron un poco con las características propias de la economía argentina, donde hay determinados esquemas que son difíciles de implementar. Fue el caso del crecimiento cero de los agregados monetarios en una economía donde la demanda de dinero es muy volátil", resumió Gabriel Zelpo, de Seido.

Por su parte, Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma, distinguió 4 etapas en la política del BCRA. "Entre enero y febrero, el esquema duro de base monetaria funcionó de la forma positiva, con el tipo de cambio yendo al piso de la zona de no intervención por alineación de expectativas por el segundo paquete del FMI y por estacionalidad. El BCRA compraba dólares, inyectaba liquidez y la tasa bajaba", indicó. En febrero, de hecho,se vio la tasa mínima del año, en la zona de 43,9%.

Pese al fuerte control de agregados, la inflación se mantuvo alta y el tipo de cambio, sensible a la entrada y salida de capitales extranjeros. "A partir de marzo, la persistencia de la inflación se combinó con ruido político en ascenso y la incapacidad del BCRA para intervenir dentro de las bandas. Entonces, no sólo el esquema, sino su gestión empezaron a comprometerse. Esto comenzó a ceder a partir de mayo y en julio se revirtió", agregó Caamaño.

En ese segundo tramo la tasa subió y tocó 74%, aunque no fue el máximo del año, y el peso se devaluó. En abril, el BCRA congeló la zona de no intervención y empezó a garantizar pisos para la tasa de referencia, con el objetivo de aportar certidumbre al mercado.

"Luego de estas medidas la inflación bajó a un promedio de 2,9% hasta las elecciones de agosto, acompañada de una menor volatilidad en el tipo de cambio. Esto dio una muestra de que un ancla cambiaria y un piso sobre la tasa de interés fueron más efectivos que el régimen anterior para transmitir credibilidad", explicó Mariela Díaz Romero, de Econviews.

Al igual que en el resto de las variables financieras, el factor determinante fue el inesperado resultado de las elecciones primarias. "Tras las PASO y hasta octubre, el esquema vuela por el aire con el salto en la incertidumbre y la destrucción de valor de los activos locales. La política económica, en general, y la monetaria-cambiaria, en particular, empezaron un camino en el que dejaron de reducir esa incertidumbre y pasaron a gestionarla, con restricciones cambiarias y oferta de moneda extranjera al mercado para que no se dispare el tipo de cambio nominal. Hubo una fuerte pérdida de reservas", apuntó Caamaño.

Díaz Romero, en tanto, recordó: "En ese contexto, el tipo de cambio se escapó rápidamente a niveles de $ 60 y el BCRA reaccionó con un alza de la tasa, que en septiembre llegó a niveles máximos de 86%, y perdió reservas para contener la escalada en el tipo de cambio".

A fin de octubre se instaló la primera versión del cepo cambiario, que se endureció en noviembre, cuando empezó una última etapa de transición para el BCRA. Aunque no fue anulada formalmente, la política de emisión cero fue dejada de lado y empezó la inyección de pesos para financiar al Tesoro. Durante los dos últimos meses del año, la entidad giró $ 190.000 millones al fisco en concepto de adelantos transitorios.

La tasa de referencia, por su lado, fue perdiendo protagonismo y bajando a medida que se pusieron en marcha los controles cambiarios. "En estos últimos meses el tipo de cambio estuvo estable, con tasa en progresiva baja y reservas al alza. Fue por el cepo y por algo de reducción de incertidumbre", cerró Caamaño.

Por Melina Manfredi

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