Analicemos las elecciones presidenciales que ocurrirán este año en América Latina.
En el primer cuatrimestre del año, se elegirá Presidente en Costa Rica (5 millones de habitantes) el 4 de febrero, en Cuba (11 millones de habitantes) también en febrero y en Paraguay (7 millones de habitantes), el 22 de abril. En el primer caso, se trata de la elección sucesiva número 17 desde la sanción de la Constitución Nacional de 1949. Es el país más estable de América Central -y también de toda América Latina-, que junto con Chile y Uruguay son los mejores en transparencia de la región. De acuerdo a los sondeos, el primer lugar lo tiene Antonio De Santi, del PNL, y el segundo Juan Diego Castro, del PIN. En el caso de Cuba, el nuevo presidente será electo en forma indirecta por el parlamento, en febrero. Los legisladores son electos por sistema de partido único. Se descuenta que el sucesor de Raúl Castro -quien continuará al frente del Partido Comunista Cubano (PCC) hasta 2021- será el vicepresidente Miguel Díaz Canel, lo que implicaría una renovación generacional respecto a los hermanos Castro. Asumirá el 19 de abril. En cuanto a Paraguay, será la séptima elección presidencial desde el golpe de Estado de 1989. El candidato del oficialismo (el Partido Colorado) Mario Abdo Benítez, es quien tiene más posibilidades de ganar la elección.
El 27 de mayo tiene lugar la primera vuelta de la elección presidencial colombiana y la probable segunda vuelta el 17 de junio. Tiene 49 millones de habitantes y cuenta con el tercer electorado de la región. El voto es voluntario y el período presidencial es de cuatro años. Se enfrentan por un lado el presidente Santos, que apoya a Humberto de la Calle, candidato del Partido Liberal -quien fuera el negociador del gobierno con las FARC- y el ex presidente Uribe, cuyo candidato es Iván Duque. Entre ambos, el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras es un candidato que también proviene de la política tradicional, dispuesto a pactar con otros candidatos. Hay dos candidatos "progresistas" que no provienen de los partidos tradicionales (el conservador y el liberal). Ellos son el matemático Sergio Fajardo y el economista Gustavo Petro, quien ya compitió con Santos en la presidencial de 2010. A consecuencia del proceso de paz se presenta como candidato, aunque sin posibilidades de ganar, el líder de las FARC Rodrigo Londoño. La elección colombiana es así incierta, tanto en cuanto a quién puede ganar como a qué expresión política puede hacerlo.
El 1 de julio se realiza la elección presidencial en México, país que no tiene segunda vuelta, no hay reelección de por vida y en el que el período presidencial es de seis años. Desde la Revolución Mexicana a comienzos del siglo XX, el Partido Revolucionario Institucional ha gobernado 77 años, incluyendo el período que termina con Peña Nieto. El PAN -expresión de centro-derecha- gobernó 12 años, entre 2000 y 2012. Desde hace meses, el primero en los sondeos es el candidato populista Andrés López Obrador, que se presenta por tercera vez. El oficialismo se agrupa detrás del ministro de Hacienda de Peña Nieto, José Meade, un independiente que también fue funcionario del PAN. Este partido presenta como candidato a Ricardo Anaya, en alianza con la izquierda moderada (PRD). La elección es incierta y al no haber segunda vuelta, el candidato populista tiene posibilidades. Por primera vez se aceptan candidatos independientes, sin pertenencia partidaria. Con 123 millones de habitantes, México tiene el segundo electorado de América Latina.
La elección presidencial en el país más grande de la región que es Brasil, con 207 millones de habitantes, tiene la primera vuelta el 7 de octubre y la segunda el 28 del mismo mes. Desde el segundo trimestre de 2017, Lula ha encabezado los sondeos con amplia ventaja sobre cualquier candidato, tanto para la primera como la segunda vuelta. Pero un fallo judicial que se conocería el 24 de enero, determinará si puede o no ser candidato, dado que tiene una condena por corrupción. Sin Lula, su partido, el PT, no tiene otro que pueda reemplazarlo con posibilidades de éxito. El segundo lugar pero a gran distancia, lo tiene Jair Bolsonaro, un militar paracaidista retirado, que combina posiciones de ultra-derecha, con la "anti-política" exacerbada por el caso Odebrecht. Marina Silva, una afro-brasileña ecologista que fue ministra de Lula, es una candidata que capta el voto anti-política por centro-izquierda, pero que perdió posiciones en los últimos meses. El sistema político tradicional busca cerrar filas detrás de Geraldo Alckmin, gobernador del estado de San Pablo, quien pertenece al PSDB, el partido que orienta el ex presidente Fernando Henrique Cardoso.
Finalmente en el último trimestre, aunque sin fecha precisa todavía, se realizarán elecciones presidenciales en Venezuela, país con 31 millones de habitantes. El presidente Nicolás Maduro ya anunció que se presentará a la reelección en 2018. Dijo que las elecciones municipales serán en el segundo trimestre del año sin definir fecha precisa, que las regionales se harán el 15 de octubre y la presidencial en el último trimestre, sin definir cuándo todavía. En los hechos, en Venezuela está funcionando como en Cuba un sistema político de partido único. Los pocos gobernadores opositores electos el año pasado no pudieron asumir si previamente no juraban lealtad a la constituyente designada por el régimen. En las elecciones municipales que tuvieron lugar al finalizar el año, no se permitió a los principales partidos de oposición presentarse. En ella, se habla de elegir un candidato único para las presidenciales, pero está dividida y su capacidad de movilización ha disminuido notoriamente. Pese a ello, las protestas en las calles siguen, sobre todo por la falta de alimentos y el racionamiento del combustible.
En conclusión: durante 2018, tienen lugar elecciones presidenciales en 7 de los 20 países de América Latina, pero que representan tres cuartas partes del electorado de la región; las tienen Brasil, México y Colombia, los tres países con mayor población, que en conjunto reúnen casi 380 millones de habitantes; puede anticiparse como probable la consolidación de regímenes totalitarios en Cuba y Venezuela, un triunfo del centro-derecha en Paraguay y de un candidato moderado en Costa Rica; pero en los tres países con mayor población existe incertidumbre: en Brasil Lula es el primero, pero es incierto si podrá presentarse o quién lo enfrentará; en México el candidato populista puede ganar, y en Colombia, con el sistema político tradicional en crisis, no puede descartarse que gane un candidato progresista.