Unos 14 mil pesos por hectárea de uva criolla se necesitará desembolsar para pagar los gastos de cosecha y acarreo en 2016. Esa es la estimación que comparten algunas entidades de Mendoza y San Juan sobre la temporada que se aproxima. Es que con el nuevo gobierno en funciones, el gran interrogante de cara a 2016 es qué herramientas financieras brindarán desde el Estado para que los productores vitivinícolas puedan levantar la cosecha de la próxima temporada.
Precios deprimidos y sobrestock es la moneda corriente de los últimos meses en la vitivinicultura. Cabe recordar que, según datos de la Bolsa de Comercio de Mendoza en noviembre, en promedio el precio del blanco escurrido se ubicó en $ 1,69 el litro y el tinto genérico a $ 2,77 el litro en operaciones de contado, lo que comparado con valores registrados en 2014 es inferior en el caso del blanco escurrido ($ 1,83 el litro) y 16 centavos por encima ($ 2,61 el litro) en el caso del tinto.
Así las cosas, un estudio llevado adelante por técnicos que trabajan en el INTA y Aproem estima que para levantar una hectárea con uva criolla o cereza, con un rendimiento promedio de 280 quintales, se necesitan $ 13.927. Desglosado el número, esto incluiría 1.273 tachos con un peso promedio de 22 kilos, con una ficha pagada a $ 6,95. A lo que se suma el aporte por corresponsabilidad y el flete, calculado en 20 kilómetros entre el viñedo y la bodega receptora, con lo que daría un total de 14 mil pesos.
“Este costo es técnico; estamos calculando sólo 25% de aumento, pero en ningún caso el costo mínimo por kilo para la próxima cosecha bajará de $ 0,55 para las blancas y entre $ 0,80 y $ 0,90 para tintas. Esta plata, el productor la necesita de contado. Lo que hacen las bodegas es o pedirla por anticipado, asumiendo los intereses que les cobran después, o vender la uva cobrando por adelantado a precios mucho más bajos que los que después se terminan pagando; en suma, en estos casos el costo financiero se lo pasan al productor”, dijo Gabriela Lizana, de Aproem, sobre el estudio presentado.
El reporte de la entidad indica que para levantar un bonarda de 250 quintales por hectárea el costos será de 12 mil pesos.
Juan José Ramos, de la Federación de Viñateros de San Juan, coincidió con los números brindados por Lizana y estimó: “En San Juan, levantar un kilo de criolla con 200 quintales de rendimiento por hectárea está en 0,60 + IVA a lo que hay que sumarle la corresponsabilidad”.
Y agregó: “Si no se modifica esta situación de crisis no se puede levantar la cosecha. Sin un cambio en el precio del vino, no se va modificar el valor de la uva. Y la verdad es que con estos precios los productores no se pueden sostener porque van a pérdida. Sin menos de $ 4 por kilo es imposible mantener la producción”.
Ramos forma parte de las asociaciones más combativas de San Juan, que junto con las entidades del Este de Mendoza presentaron un plan para derogar la ley 6.216/94 y 6.543/94 que ratifican el acuerdo Mendoza-San Juan. Además solicitan acordar un esquema de diversificación regional de la producción de uvas y requieren la inmovilización e indisponibilidad del 20% de las existencias totales de vino al 15 de noviembre.
No obstante, la semana pasada el ministro de Economía, Infraestructura y Energía de Mendoza, Enrique Vaquié, sostuvo que el acuerdo se mantendría vigente pero que se impondrían algunos cambios.
La cosecha de los varietales
El reporte señala que levantar una hectárea con malbec o cabernet sauvignon con rendimiento de unos 150 quintales costará este año 11 mil pesos.
Sebastián Lafalla, de la Asociación de Viñateros de Mendoza, sacó la cuenta sobre cuánto implicarán la cosecha y el acarreo para el año que viene con resultados similares a los de los productores del Este.
En este sentido, indicó que “este año levantar una hectárea de malbec de 120 quintales de producción, en el Valle de Uco, con unas 600 tachos por hectárea tendrá un costo de mano de obra de $ 9 mil, a lo que hay que sumarle corresponsabilidad”
El representante gremial estimó que “estamos en un periodo con un nuevo gobierno al mando. Esperamos que las líneas de créditos a través del FTyC se mantengan. Lo que hay que ver hoy es si el Estado tiene el suficiente dinero para poder dar los créditos necesarios para esta temporada. Para el productor es una herramienta muy útil porque las tasas son bajas y ayudan en esta situación”.
Con precios pagados al productor por las uvas en los últimos dos años, un interrogante que se plantean desde las entidades es cómo jugarán las variables macro a la hora de determinar el precio de la materia prima.
“Sobre los precios de la uva hay que ver cómo juegan las variables macro. Con estas nuevas variables que ha prometido el gobierno nacional, lo ideal sería que salieran los excedentes y la lógica indicaría un aumento de precios. Lo que sucede es que tenemos una alta concentración y los precios los deciden muy pocos jugadores”, sostuvo Lafalla.
Por su parte, Lizana destacó: “Hace tres años que reclamamos lo mismo: mientras los precios de las botellas suben en la góndola, el precio de la uva al productor baja. Y no sólo en la criolla, peor es el caso de varietales tintos, que a pesar de no tener los reconocidos problemas del mosto y vino blanco escurrido, también bajan. Esto lleva a considerar que levantar la uva en la próxima cosecha puede resultar imposible. Si a esto se le suma la falta de financiamiento del sector privado y no tener hasta ahora ningún anuncio de créditos por parte del Fondo de Transformación ni ayuda del Estado, la situación es crítica”.