Maxi Salgado - Editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar / Twitter: @maxisalgado
Revisando el archivo de Los Andes, encontré una editorial publicada en setiembre de 1947 en la que se hablaba de los problemas del deporte de la provincia que increíble o lamentablemente son muy parecidos a los de hoy, es decir 70 años después. Pase y lea.
“Aun cuando el deporte se ha difundido de manera notable en nuestra provincia, debe admitirse que necesita de recursos y de medios de distinta índole para afianzar esa difusión y obtener un perfeccionamiento en la dirección y faz técnica que, en suma, arroje resultados aún más satisfactorios. En la actualidad en las diversas ramas del deporte se carece de lugares adecuados para ampliar las actividades conforme a las aspiraciones de las personas mejor inspiradas.
El fútbol, por ejemplo, con ser el deporte popular por excelencia, no dispone de suficiente cantidad de canchas para satisfacer las verdaderas necesidades. Hay varias ligas y cada una de ellas con numerosos clubes afiliados pero, con todo, faltan campos de juego para la elevada cifra de entidades libres que, haciendo el verdadero fútbol amateur, deben recurrir a la buena voluntad de otras instituciones para poder desplegar sus actividades. Otros fieles, inclusive los pertenecientes a entidades directrices, no disponen de todas las comodidades y hasta se da el caso frecuente de la carencia de baños y camarines”, arranca el artículo. Recordé entonces que días atrás vi una foto de la cancha de Fundación Godoy Cruz que presentaba un estado preocupante. Cómo no recordar que hay muchas entidades que alquilan estadios para jugar, incluso, torneos federales.
“En atletismo faltan pistas, pues la única existente en la provincia es la del Club YPF”. Recordemos que hace recién cinco años se inauguró la del Malvinas Argentinas.
“En el boxeo, la mayoría de los clubes -muy modestos- no cuentan con gimnasios adecuados”. En este caso, la frase podría haberse escrito hoy.
“Tampoco hay pistas para hacer ciclismo y los clubes, muchos de ellos de escasos recursos, sólo pueden utilizar las rutas provinciales por cuanto los caminos nacionales, por una disposición superior, no se puede hacer uso de ellos. Asimismo hay carencia de pistas para el hockey y el patinaje y hasta de un lugar adecuado para reunir públicos de gruesas cifras conforme se pudo constatar en ocasión de realizarse el campeonato argentino”. En estos casos, la situación mejoró algo, pero poco. Está el Velódromo que se usa poco y nada y se espera, aún, la inauguración del estadio que nos dará la chance de que más de 10.000 personas puedan asistir a un evento deportivo.
“Deportes como el tenis y golf resultan caros, al revés de otros países en los que se han facilitado los medios necesarios para que se difundan”, denunciaban. Una quimera que no cambiará, al menos en el corto plazo. Es una verdad que jóvenes de bajo recursos jamás podrán saber si son buenos para estas actividades.
“Es escaso el número de natatorios... en tiro, los polígonos no satisfacen las necesidades de la población. Y así, en el resto de los deportes los problemas son de índole parecida...”. En el caso de la natación, la situación sigue idéntica y en cuanto al tiro, sólo el Tiro Federal da la posibilidad de practicar.
“Como primera medida se hará indispensable levantar un censo deportivo y hacer un profundo estudio de números que contemple de manera equitativa la distribución de fondos, no únicamente para levantar estadios o ampliar los campos de deportes existentes, sino también para acordar en forma exacta los dineros necesarios para sostener completos departamentos de cultura física y abonar sueldos a médicos, kinesiólogos, masajistas, profesores, instructores, entrenadores, etc”. El censo sigue siendo la gran deuda que tiene el deporte mendocino. Es muy difícil, por no decir imposible, saber la cantidad de deportistas que tiene la provincia. Si uno pregunta a la federaciones la respuesta es ‘más o menos’ tantos jugadores.
Si uno quiere saber cuántos son los clubes, tampoco hay una respuesta exacta.
En el final se reflexionaba que “mucho es lo que hay que hacer, pero es de esperar que cuando se enfoquen los trabajos decisivos, todo se haga sin improvisaciones y, en cambio, con perfecto conocimiento de las verdaderas necesidades de nuestro deporte”. En este aspecto se ha avanzado bastante, aunque seguramente hay mucho por hacer, pero sería ideal no olvidar esta premisa y así, quizá, en un tiempo podríamos mandar esta columna definitivamente al archivo porque dejó de tener vigencia.
Por ahora, el deporte sufre los mismos problemas en “1947 y en 2017 también”. Ideal para una nueva adaptación de Cambalache de Discépolo.