El martes los ojos de todo el país se posaron en Nahir Galarza (19), quien se convirtió en la mujer más joven en recibir una condena a perpetua en la Argentina.
De quedar firme, deberá pasar un mínimo de 37 años tras las rejas -en principio- en una granja con régimen penitenciario en Gualeguaychú o en la cárcel de mujeres de Paraná.
El caso reflotó la situación de las mujeres en las cárceles. En Mendoza, si bien son minoría, la cantidad que están presas viene en aumento, aunque no tanto como los varones.
Según datos del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep), entre 2002 y 2016 se incrementó en un 42% la cantidad de reclusas en las penitenciarías de Mendoza.
Pero si se actualizan las cifras hasta fines de 2017 (había 173 internas según informaron desde el Servicio Penitenciario de la provincia), el aumento asciende a 69%.
De ellas, solamente 2 mujeres tienen condenas que superan los 21 años, es decir un 2,5% del total. El mayor porcentaje (44%) cumple penas de 1 a 5 años y le siguen las de 6 a 10 años (28%).
Los datos del Sneep brindan más información sobre las dos mujeres que cumplen penas mayores a 20 años: una tiene 53 años y está presa por homicidios dolosos y la otra tiene 54 y cumple su condena por "otros delitos contra la honestidad", tal como figura en el registro.
En cuanto a las causas de la reclusión de mujeres en Mendoza, las que se repiten con más frecuencia son aquellas que relacionadas con tráfico de drogas (65 condenadas), le siguen “robo, hurto, estafa y otros delitos contra la propiedad” (49) y homicidio (30).
“La mayoría de los homicidios son agravados por el vínculo, por haber atacado a su pareja o a sus hijos. A diferencia de los hombres, no es común que atenten contra la vida de algún desconocido”, explicó Eduardo Orellana, director del Servicio Penitenciario.
Y sobre las particularidades de las mujeres como población carcelaria, señaló que se preocupan más por la familia que los hombres y les demandan más a las personas que están en el exterior. "No se organizan tanto en bandas. Y las de mayor edad son más respetadas, tienen cierto dominio en las cárceles, cosa que en los hombres no sucede".
En relación a los establecimientos donde cumplen sus penas, la mayoría (112) lo hace en la Unidad 3 de El Borbollón, Las Heras; 28 están detenidas en la Unidad Penal de Mujeres en Agua de las Avispas", Luján; y 16 en el Complejo 4 de San Rafael.
Además, son 211 las mujeres privadas de libertad que cumplen su pena en detención domiciliaria. En tanto, aquellas que tienen hijos y por distintas razones no pueden cumplir su condena en un domicilio están alojadas en una unidad especial en la Dinaf, donde actualmente hay 14 madres y 16 niños.
Más vulnerables
Consultada sobre la situación de las mujeres en las cárceles de la provincia, Mercedes Duberti, abogada y parte de la organización Xumec, precisó que a diferencia de los varones, ellas son las que más dependen de la Justicia Federal, ya que los delitos que han cometidos están en su mayoría vinculados a la ley de estupefacientes. "Generalmente son las que se dedican a la venta de sustancias", explicó.
Por otra parte, remarcó que a nivel general no cumplen condenas tan largas en comparación a la población masculina, donde se observa gran cantidad de condenados a prisión perpetua.
Duberti señaló además que a diferencia de los detenidos hombres, las mujeres están más expuestas a vulneraciones con respecto a su salud.
Asimismo, subrayó que una condena contra una mujer muchas veces la trasciende a ella misma. “En cierta forma se priva de libertad a los hijos pequeños también”, aseveró.
¿Sentencia excesiva y “machista”?
La condena a Nahir Galarza tiene varios aspectos que llamaron la atención de la abogada integrante de Xumec Mercedes Duberti: “Es llamativa no sólo por la condena, sino porque teniendo en cuenta la edad de la joven se haya optado por darle una condena tan larga”.
Aseguró además que es cuestionable el trato que le dieron los medios al caso, por la gran exposición de la victimaria y no así de la víctima (Fernando Pastorizzo), lo contrario que suele ocurrir en los casos de violencia de género contra las mujeres.
Por otra parte, remarcó que la Justicia se expidió con gran premura: "En 6 meses se resolvió una condena a prisión perpetua; nunca la Justicia se ha expedido tan rápido en el caso de un femicidio".
Y trazó un paralelismo local con Julieta Silva, acusada de matar a Genaro Fortunato, a quien también se le ha dado amplia difusión en los medios: “Ahí es donde se ve el machismo”.
