Desde 2002 y probablemente hasta 2009 fue muy común escuchar sobre la apertura de una bodega o empresa con vinos de "alta gama", sólo para exportación, de capitales nacionales o extranjeros.
Es que al ritmo de un tipo de cambio competitivo y sin inflación, el país y más precisamente Mendoza, se volvieron atractivos para desarrollar productos con valor agregado. Sin embargo, no todos los proyectos sobrevivieron. Según un reciente informe de la división Vinos del Banco Supervielle, en 15 años, 396 empresas dejaron de vender vinos fraccionados en el exterior.
"Ha existido una fuerte rotación desde 2002 a la actualidad. Hoy unas 407 empresas son las que exportan pero entre 2002 y 2016, 396 salieron del negocio. Esto demuestra que la exportación ha sido un negocio donde una gran cantidad de empresas intentaron hacerlo pero muchas de ellas, ya sea por rentabilidad o por dificultades de otro tipo, no pudieron permanecer", destaca Javier Merino, autor del reporte del banco.
"La inflación fue el veneno que mató a estas empresas", graficó Merino.
El reporte de la división vinos destaca que la tasa neta de ingreso (ingresos menos salidas) año a año muestra que en los primeros años de la década anterior el interés por el negocio fue muy elevado, mientras que desde 2009 comenzó a estabilizarse a partir de una consolidación en los mercados internacionales.
"En 2014 se verificó la tasa más negativa y fue seguida de pequeñas variaciones en los últimos dos años", se señala en el reporte.
Concentración
"Entre 2010 y 2011, cuando empieza a subir más fuerte la inflación y el tipo de cambio no acompaña, es cuando se empieza a perder rentabilidad y mercados. Por lo tanto, las bodegas tienen que jugar más fuerte y algunas se quedan en el camino", indicó el asesor del Supervielle.
El informe destaca que las dificultades exportadoras de los últimos años, derivadas de los aumentos de costos internos que no permitieron traslados a precio, tuvieron como consecuencia una mayor concentración en las empresas de mayor envergadura.
Así las cosas, las 5 empresas exportadoras más grandes pasaron de ocupar un 41% del total en 2002 a un 44% en 2016. Mientras que cuando se analizan las 10 primeras empresas "éstas aumentaron su participación de 48% en 2002 a 56% en 2016. La contribución mayor vino de la mano del segundo grupo de cinco empresas que crecieron de 7% a casi 11% respectivamente. La otra cara fue que un total de 397 empresas pasaron de tener una participación del 52% en 2002 a 44% en 2016, una participación menor que las 10 primeras".
Mercados atractivos
Argentina exportó 755 millones de dólares FOB en 2016. Los principales destinos fueron Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y Brasil, según Caucasia.
Desde el Supervielle estimaron que "claramente el mercado más atractivo es el de Estados Unidos. Allí concurren 286 empresas de un total de 407 que exportan. Sin embargo, el máximo se alcanzó en 2012 cuando exportaron 55 empresas más que en la actualidad".
Otro caso de mercado atractivo es "el del Reino Unido que alcanzó su máximo histórico en 2016 y, como se mencionaba antes, las empresas en general se están especializando en franjas de precios más elevadas", destacan.
Argentina al revés
Uno de los puntos relevantes del informe sostiene que, en el mundo, las pequeñas empresas abastecen mercados regionales; las medianas, mercados nacionales y algo de exportación y las grandes empresas son las que se expanden en los mercados mundiales.
"Esta situación está invertida en Argentina gracias a que la mayoría de las pequeñas empresas argentinas nacieron en una época de expansión del comercio mundial de vinos, en franjas medias y altas de precios y con un tipo de cambio muy elevado. Salvo la condición de crecimiento de franjas de precios elevados, el resto de las condiciones difícilmente se verifiquen en el futuro con lo cual es de esperar una readecuación de la estructura productiva argentina".
Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, fue claro al señalar que "antes, tener una bodega implicaba configurar un monumento al hormigón armado, pero entre 2002 y 2005, con la tecnología en puerta, tener unos tanques y una bodega se convirtió en algo un poco más accesible y eso hizo que muchas personas decidieran involucrarse en el negocio".
Agregó también que "cuando arrancó el período inflacionario, queda clara la complejidad del negocio cuando se analiza que 65 por ciento del costo de producir un kilo de uva es mano de obra, que aumentó todos los años o que el 60 por ciento del costo una caja de vino es insumo seco. Es evidente que la ecuación se complicó porque esos productos aumentaron año a año".
Para Mario Giordano, gerente de Wines of Argentina, lo interesante de todo el proceso que ha vivido el país, es que "cuando arrancamos había 5 bodegas que exportaban, hoy los 800 millones de dólares que genera el vino fraccionado están repartidos en muchísimas bodegas más. En general, lo que más ha nacido y ha muerto en este período son marcas de vino".
Apoyo
Diferenciación. La necesidad creciente de diferenciación para empresas de pequeño tamaño es a veces insostenible financieramente y es un gasto creciente en las grandes.
Así, han aparecido nuevos formatos de menor costo con una fuerte contribución de Internet aunque también aquí la innovación es permanente y hay una gran mutación dada la saturación que han causado ciertos medios dentro de esta tecnología.
Promoción. Formará parte esencial del desarrollo y una eficiente combinación de medios y sinergia con las organizaciones de promoción. Serán los instrumentos esenciales de esta estrategia.
Canales. La diversificación es hoy integral y deben ser consideradas las sinergias de participación en todos los canales. Ni la venta en supermercados debe ser excluida a priori por las pequeñas bodegas como tampoco la venta directa por parte de las grandes. Cada una puede aportar a la performance comercial total de la compañía.
Inversión. La inversión en comercialización será prioritaria en el total. El vino ha dejado de ser un producto de inversiones tangibles para convertirse en un producto de inversiones intangibles.
Productividad. Pasó ya el tiempo en el cual hablar de productividad en esta industria era mal visto. En la actualidad su aumento alcanza tanto a pequeñas como a grandes empresas así como también a vinos de alta o baja gama.