En los últimos diez años las exportaciones de Mendoza cayeron 15% en valor y perdieron casi la mitad de la participación que tienen sobre la economía provincial.
Así lo demuestra un estudio realizado por el Consejo Empresario Mendocino (CEM) en base a datos de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
El informe indica que en 2008 la provincia exportó un total de U$S 1.588 millones FOB, mientras que en 2017 alcanzó un valor de U$S 1.337 millones FOB. La comparación de un año a otro evidencia una retracción de U$S 251 millones y una caída del 15,8% de una punta a otra.
Claro que en el camino hubo un sin fin de cambios en las variables económicas que primero condujeron a un crecimiento del sector exportador (en 2012 Mendoza llegó a exportar U$S 1.806 millones FOB) y luego a una caída en picada.
Se pueden mencionar, por ejemplo, las variaciones en el tipo de cambio, el aumento de la presión tributaria y el marcado incremento de la inflación, cuya variación anual dejó de ser de un dígito en 2011.
Esta situación, a su vez, llevó a que disminuyera el peso de los envíos al exterior sobre la economía provincial. El CEM señala que en 2008 el total de exportaciones de Mendoza representaba el 12,7% del Producto Bruto Geográfico (PBG) y en 2017 apenas un 7,5%.
Cabe recordar, que el PBG es la suma de los valores agregados brutos de todas las actividades. Dicho en otras palabras, es todo lo que produce la provincia.
Un año desaprovechado
Los U$S 1.337 millones FOB exportados por Mendoza en 2017, representan un aumento de 0,9% respecto a 2016. En principio, se puede asumir ese resultado como una buena noticia, pero si se hace un análisis un poco más profundo se encuentra que el balance anual no fue tan positivo.
Es que, según indica el estudio del Consejo Empresario Mendocino, el año pasado “las exportaciones de América Latina aumentaron 12%, la economía mundial se expandió a un ritmo de 3%, y los principales socios comerciales de Mendoza crecieron, como es el caso de Estados Unidos (2,3%) y Brasil (1%).
Por lo tanto, las condiciones externas estaban dadas para que Mendoza lograra un crecimiento mucho más significativo. Si no lo logró fue debido al escenario económico interno”.
Agrega: “Si bien la reciente devaluación contribuye a mejorar el tipo de cambio real, no resuelve el problema de la competitividad de largo plazo”, explica el CEM.
Pablo Salvador, doctor en Economía, coincidió con el escenario y lo atribuyó a la falta de competitividad, motivada por diversos problemas estructurales. En primer lugar señaló que desde 2005 la inflación anual promedio en el país ha sido de 25%.
“Esto eleva los costos y complica la inserción en los mercados internacionales, ya que se compite con Brasil y Chile, que el año pasado tuvieron una inflación de 2,3% y 2,9%”, señaló.
Otro problema, continuó, son los costos laborales no salariales, es decir los impuestos del mercado de trabajo, que llegan al 40% cuando se suma lo que aportan el empleado y el empleador. “Para tomar una referencia, en Chile ascienden a 22% y la media de América Latina es de 25%”, indicó Salvador.
A este cuadro añadió la presión tributaria, que alcanza el 35% del Producto Bruto Interno. Sobre este porcentaje, resaltó que “Argentina se acerca a las economías más desarrolladas del mundo, aunque sin contar como contraparte con los servicios de calidad que tienen en esos países”.
El atraso del tipo de cambio en los años anteriores es otro factor que contribuyó al combo que hizo que los productos locales sean poco competitivos en el mercado externo y es el único elemento que ha tenido una modificación favorable con respecto a 2017.
El economista planteó que esto favorece a las economías regionales y que Mendoza va a verse beneficiada con sus exportaciones, pero advirtió que perjudica a otros sectores, como los consumidores, por el precio de los combustibles, y a las pymes, que necesitan insumos importados.
De ahí que considere que, para mejorar la competitividad, no se debe depender del tipo de cambio, sino de una menor presión tributaria y de lograr acuerdos comerciales.
Por su parte, Mario Lázzaro, director de ProMendoza, indicó que si se compara el período de enero a mayo de 2018 con respecto a 2017, se observa un incremento, según datos del Indec, de 8% en el valor FOB y de 29% en el volumen.
De ahí que considere muy importante analizar las exportaciones también desde el punto de vista del volumen, ya que el valor FOB depende del precio que hayan tenido los productos en el mercado internacional, de acuerdo a la oferta y la demanda.
Un producto que impacta mucho en las exportaciones mendocinas, indicó, es el ajo (el segundo en importancia después del vino), cuya temporada se extiende desde noviembre a junio.
Lázzaro apuntó que “la temporada de 2016-2017 tuvo muy buenos precios con respecto a la 2017-2018, lo que lleva a una caída interanual de las exportaciones en valor FOB, pero el volumen exportado se incrementó en un 25%, pasando de 30 mil a 40 mil toneladas”.
El titular de ProMendoza reconoció que el precio bajo afecta la rentabilidad del productor primario, pero que al incrementarse el volumen, también crecen diversas actividades, como los productos y servicios vinculados a la producción, el transporte y la comercialización.
Ya en una perspectiva histórica, señaló que desde 2012, cuando se logró el pico histórico de 1.806 millones de dólares FOB, se produjo una caída motivada principalmente por el atraso cambiario.
Es que el cepo originó un desdoblamiento entre el dólar blue y aquel con el que se liquidaban las exportaciones. Al perder rentabilidad, los productores exportadores se volcaron hacia el mercado interno, donde sí podían ajustar sus precios a la inflación.
Sobre el tipo de cambio actual, estimó que las ventas de productos mendocinos en el exterior deberían seguir creciendo.
También Jorge Day, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), se refirió a la incidencia del atraso del dólar.
“El tipo de cambio real indica cuán cara es la Argentina con respecto a otros países. En 2003-2004 este indicador estaba alto, lo que implicaba que el país era más barato y resultaba más fácil exportar, pero a partir de 2007 empezó a encarecerse”, explicó.
Sin embargo, Day manifestó que no sólo el valor del dólar compromete la competitividad de las exportaciones mendocinas. “Hay otros factores importantes, como el costo de la logística, ya que para exportar productos mendocinos hay que llevarlos al puerto de Buenos Aires (o a Chile), donde los aranceles son altos. Por otra parte es clave la falta de acuerdos comerciales. Chile, uno de nuestros principales competidores, ha logrado convenios en todo el mundo, por los que sus etiquetas ingresan a otros países sin pagar impuestos", agregó.
En cuanto al escenario futuro, consideró que si bien la Argentina se está abaratando, habrá que ver si esto se mantiene en el tiempo, porque en lo inmediato, la situación recesiva parece indicar que los precios van a aumentar, pero no tanto como el dólar.
La salida del problema
El presente económico de Mendoza y el país es complejo. Sin embargo, los expertos consideran que hay varios caminos que pueden conducir a una recuperación del sector exportador local.
Para el Consejo Empresario Mendocino, “resulta importante trabajar en una agenda con la Nación que aborde la reducción de los costos logísticos, laborales y de financiamiento”.
El CEM apunta además a la baja de la presión tributaria, la agilización de trámites y la concreción de más acuerdos de libre comercio que mejoren las condiciones de acceso a terceros mercados.
“Un aumento sostenido de las exportaciones mendocinas deberá ir acompañado de esfuerzos para aumentar la productividad en los sectores tradicionales y de una mayor diversificación de nuestra matriz productiva para capitalizar las oportunidades de desarrollo que nos ofrece nuestra provincia”, advierten desde la entidad.
A modo de ejemplo, el Consejo Empresario Mendocino indica en su informe que hay buenas posibilidades de crecimiento en actividades asociadas a los hidrocarburos no convencionales, la minería responsable, los ecosistemas innovadores, las industrias creativas, el desarrollo de tecnologías para el mundo y el emprendedurismo, complementando lo hecho por otras industrias como la vitivinícola o el turismo”.
De la mano del país
Las estadísticas del Indec sobre las exportaciones de Argentina demuestran un comportamiento muy similar al del sector externo de Mendoza. En 2008 el país llegó a exportar U$S 70.019 millones FOB y en 2017 alcanzó un valor de U$S 57.428 millones.
La diferencia en el transcurso de los diez años es de U$S 11.591 millones FOB (-16,5%). Al igual que en nuestra provincia, el 2011 fue año récord, con U$S 82.981 millones FOB exportados.
Para los economistas, las similitudes demuestran que han sido principalmente los factores macroeconómicos los que han condicionado al sector exportador y no los vaivenes económicos particulares de Mendoza, aunque por supuesto también tienen algún grado de incidencia.
¿Provincia exportadora?
Es común escuchar que “Mendoza es una provincia exportadora” o que “el crecimiento de los envíos al exterior impulsa al resto de los sectores”. Está claro que el sector externo cumple un rol importante en la economía local, pero hay algunos indicadores estadísticos que desafían esas afirmaciones.
Por un lado, está la caída en la participación del PBG mencionada anteriormente. Por otro, está el valor exportado per cápita en la provincia.
Según el informe del CEM, en 2017 Mendoza exportó U$S 693 por habitante, ubicándose en el puesto número 14 entre las provincias argentinas y por debajo del promedio nacional de U$S 1.327 por habitante.
En el primer lugar del ranking aparece Santa Cruz, con U$S 6.173 FOB exportados por habitante, claramente impulsado por la minería.
Más abajo aparece Santa Fe (U$S 3.925/habitante) y Chubut (U$S 3.722/habitante). Llama la atención que en ese sentido Mendoza es superada por la vecina provincia de San Luis (U$S 1.165/habitante) y Jujuy (U$S 743/habitante).
“Otros países de la región, como Chile y México alcanzaron los U$S 3.802 y U$S 3.202 por habitante respectivamente. El trabajo presenta un análisis del perfil exportador de otros países vitivinícolas tales como Australia, Chile y Nueva Zelanda. En todos los casos, se trata de países con ratios de exportaciones per cápita elevados respecto de Argentina y Mendoza”, indica el estudio.
De acuerdo al CEM, la diferencia se debe al "fruto de políticas comerciales y exportadoras de largo plazo, de una orientación hacia mercados del continente asiático (50,4% en el caso de Australia y 43,1% de Chile) y de niveles de competitividad de sus economías y de climas de negocios que les permiten explotar su potencial exportador apoyados en el valor de sus recursos naturales y de sus productos agroindustriales, recursos que en muchos casos nuestro país y nuestra provincia poseen”.
De todas maneras, volviendo al planteo de si Mendoza es una provincia exportadora, hay otros indicadores que sí demuestran una importancia considerable de los envíos al exterior.
Si se analizan las exportaciones argentinas de 2017 por provincia, se encuentra que Mendoza es la séptima jurisdicción que más exportó ese año, con sus U$S 1.337 millones FOB enviados al exterior.
La superan provincias principalmente dedicadas a la minería o la exportación de soja, como Buenos Aires (U$S 19.390 millones FOB), Santa Cruz (U$S 2.090 millones FOB) o San Juan (U$S 1.434 FOB).