Al igual que el consumo de vinos cayó, los pequeños fraccionadores también desaparecieron junto con la nueva dinámica del mercado.
Así mientras en 1.996 existían 13 bodegas que fraccionaban más de 1 millón de litros por mes al año, los datos provisorios de 2016, elaborados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, muestran una drástica reducción quedando sólo cinco en toda la provincia.
En 20 años la realidad cambió: se pasó de consumir 41 litros per cápita en 1996 a 23,7 en 2015. Sin embargo, las exportaciones de vino tuvieron una curva ascendente, al menos hasta 2015.
Hoy en la provincia, sólo quedan 5 bodegas que fraccionan más de 1 millón de litros por mes. ¿Qué significa esta reducción? Si tenemos en cuenta que el año pasado desde Mendoza salieron 776 millones de litros de vino con destino al mercado interno.
Eso representa un promedio de despachos de 64 millones de litros. Fraccionar al menos 1 millón de litros de vino significa tener el 1,5% de la venta mensual de vinos al mercado interno que sale de Mendoza.
No obstante, en nuestra provincia en 2006 eran 11 las empresas que fraccionaban más de 1 millón de litros por mes. Hoy ese número cayó a la mitad. Así las cosas, la concentración de la industria vitivinícola es un hecho consumado.
Para la Corporación Vitivinícola Argentina a nivel país 10 fraccionadores concentran el 70% del fraccionamiento total en 2014.
Qué pasó
Lo cierto es que fraccionar vino y comercializarlo se ha convertido en una tarea difícil. Para graficar: hace no menos de 15 años la mayoría de las cooperativas asociadas a Fecovita tenían sus propios distribuidores y marcas de vinos. Sin embargo, hoy se cuenta sólo un puñado.
"En la actualidad, sólo las cooperativas Ingeniero Giagnoni y Nueva California y en menor medida El Libertador y Algarrobo Bonito, tienen fraccionamiento y venta de vinos propios. Es que es muy difícil poder mantener este tipo de fraccionamientos por los altos costos y sin escala también repercute", señaló Carlos Iannizzotto, gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi).
Para el dirigente, el cambio en el consumidor de vinos también ha sido clave para que estas cooperativas dejaran de fraccionar. En este sentido, destacó que "cuando empezó Fecovita, la mayoría de las cooperativas tenían su fraccionamiento y eran muy fuertes en damajuana, con sus propios distribuidores por todo el país en algunos casos, pero todo se ha ido complicando y muchos decidieron apostar por la rentabilidad que les otorga Fecovita".
Según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino, entre 2005 y 2015 el consumo de vino en damajuana pasó de 134 millones de litros a 38 millones de litros, lo que implica una caída del 71%, en diez años.
Para Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, el proceso que está atravesando la vitivinicultura es lógico, teniendo en cuenta las condiciones macroeconómicas en las que tuvo que sobrevivir la vitivinicultura.
"En la última década se perdió competitividad y los que pudieron sobrevivir son los grandes con más espalda financiera", señaló Pina.
Para el dirigente gremial hay que tener en cuenta que ha existido una concentración tecnológica también.
"Sin duda, este proceso comenzó en los noventa, pero hay que tener hay una concentración tecnológica. Es decir, no es tan sencillo adquirir una máquina de tetra. Al precio que tiene la maquinaria, se necesita un volumen importante, para poder sostener la inversión y sea rentable", dijo Pina, quien aseguró que durante mucho tiempo las bodegas pequeñas y medianas no han podido invertir.
Genéricos, los más complicados
Los pequeños fraccionadores de vinos y principalmente los que atienden el negocio del tetra a través del canal tradicional, son los que más complicados están.
“Desde 2003 la venta de vino en tetra brik la mantenemos cómo podemos. Tratamos de trabajar en nichos de mercado”, dijo Gabriel Peña de la empresa Totals, en el sur de la provincia, que fracciona unos 600 mil litros de vino bajo las marcas Promoción, Tocaso y Vinuva.
Agregó: “Tuvimos un problema financiero y nos supimos reacomodar. Creo que podemos crecer en el mercado de vinos, pero es muy difícil competir”.
Para Sergio Gómez, fraccionador de la zona Este, también el escenario es abrumador. En este sentido, el empresario puso blanco sobre negro sobre cómo hacen para competir las tres más grandes.
“Las empresas grandes que venden genéricos en multilaminado, tienen muchas marcas. Lo que hacen es vender las bandejas de tetra -12 litros- a su distribuidor de las segundas marcas a $ 150, mientras que las de primera marca las venden a $ 220. Entonces, mirando el negocio particular con la primera venta pierden dinero y con la segunda recuperan, es decir, les cierra el mix de precios. Nosotros vendemos a $ 170 o $ 180 y no podemos competir. La concentración está arruinando a los pequeños fraccionadores de vinos genéricos que quedamos en Mendoza”, destacó.