La caída de la demanda no se frena y el consumo terminará el año a la baja, por lo que las empresas están conteniendo unos puntos de inflación que irán trasladando de a poco a las góndolas, para evitar que sus ventas se desplomen.
Es una encrucijada dramática porque mientras a las empresas se les disparan los costos no salariales, a los trabajadores se les desmorona el poder adquisitivo con paritarias que van del 13% al 25% para este año, cuando la inflación proyectada a diciembre es de 32%.
Y con un mercado interno en retroceso, las compañías tienen que dosificar los ajustes de los precios de sus productos. En el seno del Gobierno señalaron a Los Andes que el "inevitable" alza a cuentagotas comenzó en julio y durará hasta marzo.
Esta situación hace prever que la administración de Mauricio Macri terminará este mandato con la inflación sobrevolando los 20 puntos. Aunque aún resta por ver cuán profunda y duradera será la recesión, dado que eso puede incidir en un mayor enfriamiento de la demanda.
Un análisis elaborado por las consultoras Kantar Worldpanel y Ecolatina indica que el consumo masivo caerá 1,2% interanual en 2018, y recién podría recuperarse en el segundo trimestre de 2019.
Según ese trabajo, el consumo masivo cerró con un crecimiento inferior al 1% anual en el primer semestre, pero para el tercer y cuarto trimestre se proyectan caídas, de 2,7% y 3,1% respectivamente.
Devaluación
La inflación viene alta, sí, pero aún no se ha visto todo el traspaso a precios de la suba en el precio del dólar, que es del 8,6% en lo que va de agosto, 60,8% en 2018 y 77% en los últimos doce meses.
Esta suba del tipo de cambio afecta al valor de los combustibles, la energía eléctrica, el gas, los autos y los inmuebles, y aquellos productos que poseen componentes importados o que son comprados en el exterior para consumo directo, como la indumentaria y los calzados, y que en los últimos doce meses sus precios subieron un 55,7%.
Si bien hubo recalentamiento inflacionario en los últimos tres meses, existe un colchón de ajustes que aún no decantó completamente. Los irá haciendo de a poco, mes a mes, y en paralelo erosionará los salarios.
Federico Filipponi, director comercial de Kantar, opinó que la proyección del año para el consumo se ve afectada principalmente por la caída del salario en términos reales, y su fuerte impacto en la base de la pirámide socioeconómica. Uno de los rubros que más está aumentando es el de alimentos y bebidas.
¿Dónde está entonces esa inflación reprimida? Gran parte está en las empresas productoras y distribuidoras, a las que los costos se les dispararon por la suba de tarifas, combustibles e insumos importados. Pero si trasladasen todo el ajuste de golpe, se paralizaría gran parte de la economía.
El nivel general del índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró una suba 36,5% en lo que va del año y del 47,1% en los últimos doce meses, hasta julio, reveló el INDEC. En el mismo período, los precios minoristas escalaron 19,6% y 31,2%.
Gran parte de esa diferencia entre el 31,2% anual del Índice de Precios al Consumidor y el 47,1% del IPIM es lo que está siendo sostenido por las empresas y productores e irá siendo transferido a las góndolas al menos hasta marzo.
Mayoristas por delante
Habitualmente, los precios mayoristas siempre van por delante con los aumentos porque la canasta que los conforma tienen mayores componentes atados al tipo de cambio.
Pero esta vez, la brecha se amplificó. Justamente, el IPIM mide la evolución promedio de los precios de los productos de orígenes nacional e importado, ofrecidos en el mercado interno.
Amilcar Collante, economista, explicó hay diferencias entre el IPIM y el IPC, dado que el primero tiene bienes transables que están muy vinculados al dólar.
"La dinámica es bastante elocuente porque muestra como los precios mayoristas van absorbiendo las subas, pero no significa que el IPC alcanzará sí o sí el ajuste del 47% del IPIM", aclaró el economista.
¿Se puede pensar que las empresas están reprimiendo gran parte de las subas para que no se les desplome las ventas?, consultó Los Andes.
"Sí, en parte. Las empresas hoy tienen inflación de costos y recesión. Hay una demanda que está cayendo que limita los ajustes de precios y deben limitar las subas para que no se les desplome la demanda".