“Vine con mi socia a trabajar aquí y lo que sucede es que se producen sinergias y se contagia mucho el trabajo de uno con el de otro”. Ésta es en resumen la experiencia de un grupo de jóvenes que se animó a integrar y habilitar una comunidad emprendedora, la primera en el sur mendocino en el marco de lo que se conoce en nuestros días como “coworking”. “Lo bueno de esto -comentan los jóvenes- es que entre todos se formula y se empieza a trabajar en proyectos en común y no es lo mismo que estar solo”.
Antonella recuerda que siempre trabajó en forma independiente: “Lo hacía desde mi casa y por ahí todo lo que es el desarrollo operativo del proyecto me llevaba mucho tiempo porque no tenía con quién comentarlo, intercambiar, tener cerca a otra persona que, desde otra perspectiva, ayuda mucho”.
Verónica recuerda que hablaron de trabajar juntas en algunos proyectos: “A las dos nos servía así que empezamos a trabajar de esa forma, luego nos conectamos con Rodolfo y nos enganchamos en el proyecto. Y aquí estamos”. Este relato se repite, café en mano, mientras comparten ideas y soluciones.
Mauro relata su experiencia y dice que se integró porque una colega necesitaba coordinar unos mails y su socia, que es ingeniera en sistemas, logró hacer funcionar la parte que a ellos les hacía falta. “Nosotros, en tanto, necesitábamos una persona para diseñar la impresión de unas remeras y ahí un chico que estaba ofreció un contacto para hacerlo. Así funciona esto. Es muy simple y productivo”, dice este sanrafaelino que trabaja “en comunidad”.
Todos ellos se integraron convocados por el ingeniero en computación Rodolfo Bianchi, quien es uno de los promotores de esta idea de “integración de esfuerzos para desarrollar proyectos de toda naturaleza”.
Él explica que fue convocado por la Asociación de Emprendedores Argentinos para apoyar a los emprendedores del país a conseguir una ley para que se pueda construir una empresa en 24 horas “con cuenta bancaria y todo. En Chile eso ya funciona y bien”, aclara Bianchi.
“En San Rafael no hay tantos emprendedores como hay en Buenos Aires para iniciar esto, les dije, pero igual me puse en campaña para armar algo aquí”, recuerda Rodolfo entusiasmado y observado por Alejandro Cruz Bacic (27), Antonella Calabró (28), Verónica López (26), Mauro Menéndez (25) y Solana Bordón (23), todos diseñadores ya embarcados en el proyecto que denominan “Tribu coworking” que funciona en Coronel Suárez al 500 de la ciudad de San Rafael.
En busca de inversores
“Empecé con lo que podía hacer y de ahí nos abocamos a generar un ecosistema de emprendedores en el Sur provincial con el objetivo de que ellos tengan un espacio para moverse y generar capacitaciones y encuentros y, a la vez, trabajar en emprendimientos propios”, cuenta Bianchi. Y completa:
“En realidad la idea fue armar un espacio de trabajo, que es el coworking, y empecé también la búsqueda de inversores de riesgo. Hablé con varias ONG que trabajan de esta forma y me comuniqué con un espacio de coworking que hay en Buenos Aires. Ellos me dijeron que para hablar de emprendedores debía tener un espacio para que quienes empiecen tengan un lugar dónde trabajar, porque el inicio es lo más complejo y el que dificulta muchas veces el empujón inicial”.
Rodolfo detalla que los interesados, por un pequeño monto, pueden acceder a un espacio donde está todo lo que necesitan, como comunicaciones, tecnología, espacios para reuniones. Y lo principal: “gente que puede aportar a su proyecto”, explica.
Agrega que desde ese mismo espacio, y algunas veces allí mismo, se realizan capacitaciones y encuentros sobre emprendedurismo: “Además hay espacios en donde se trabaja en forma conjunta, no aislada. Nos apoyamos donde más sabe el otro, y la otra pata hacia donde nos dirigimos es la de los inversores de riesgo. Se trata de buscar a una persona que está dispuesta a arriesgar patrimonio en un proyecto que considera viable”.
Según grafica Bianchi, “aprendemos de otras comunidades y observamos cómo hacen para crecer. Ahí es donde aparece toda una fauna con una terminología propia de emprendedores que realizan encuentros que se hacen para tomar una cerveza y comentar en qué se trabaja. Se hacen maratones y precisamente ahora trabajamos en eso para noviembre. Básicamente estos encuentros sirven para desarrollar en dos o tres días un proyecto entero. Todo nace con una idea que que se lanza al grupo. Se escucha a todos, se vota y las ideas más votadas se llevan adelante y se hace todo lo que se deba hacer para desarrollarla”.
También hacen otras experiencias, como la que preparan para mayo dirigida a desarrolladores de software. “La primera la hicimos con la Universidad de Mendoza donde se reunieron más de 80 chicos de distintos lugares con proyectos y posibles inversores que buscan ideas para apoyar y desarrollar en sus empresas, o simplemente como inversión de riesgo”, completa el impulsor del coworking en el sur.