Empleo, crecimiento y productividad

En materia de crecimiento de la economía, hay acuerdo en que el año pasado el mismo ha sido muy bajo. También se señala que la economía prácticamente se ha estancado desde hace poco más de un año.

Empleo, crecimiento y productividad

Si en un tema existe amplio consenso es en la necesidad de lograr que la economía crezca, crear la mayor cantidad de empleos posibles, que esos empleos sean en la economía formal, sean empleos de calidad. Cuando se habla de empleos de calidad se alude esencialmente a que generen riqueza, que sean productivos tanto para la persona como para el conjunto social.

Es por ello que los tres conceptos están íntimamente ligados. Sin crecimiento económico no hay posibilidad de aumentar el empleo, sin mejoras en la productividad, el crecimiento se debilita. Por cierto para lograr ese círculo virtuoso es fundamental la inversión en cantidad y calidad adecuadas. En síntesis, inversión productiva trae crecimiento, éste nuevos empleos de calidad, aumento de la productividad, mejores salarios y una economía más competitiva. Es por ello conveniente echar una mirada a lo que está ocurriendo en nuestra economía. Lamentablemente el panorama es poco alentador.

En las últimas semanas, diversas instituciones especializadas (FIEL, Ieral, Idesa, CEM, entre otras), que estudian estos temas, han publicado informes que dan cuenta de la realidad que estamos viviendo. En materia de crecimiento de la economía, si bien con algunas pequeñas diferencias en los números, hay acuerdo en que durante el año pasado el crecimiento ha sido muy bajo. También se coincide, incluido el propio Indec, que la economía prácticamente se ha estancado desde hace poco más de un año. Ello ha ocurrido a pesar de que las condiciones internacionales no han sido desfavorables, como suele sostenerse desde el gobierno.

La evidencia es que países como Chile, Perú, Uruguay, Brasil han tenido mejores tasas de crecimiento que nosotros. Se coincide que el estancamiento tiene más que ver con deficiencias y errores de política económica, que con los efectos de la crisis internacional. En el centro aparece la alta tasa de inflación, la pérdida de competitividad internacional, el atraso del tipo de cambio, una desconfianza empresaria por los continuos avances del Estado sobre la propiedad privada. No puede excluirse en esta lista, el efecto negativo de una actitud política agresiva y beligerante del gobierno.

En este clima no extraña para nada que se haya producido una sensible caída de la inversión productiva privada, acentuada en el sector construcción y más aún en bienes de capital y equipos de producción. También el Estado, acosado por problemas fiscales, ha disminuido la obra pública. Esta situación compromete el crecimiento y la creación de empleos en el futuro.

Los factores negativos existentes en la economía se han reflejado en la situación de empleo en el último año. Aquí también los números son elocuentes, la creación de empleo privado formal ha sido prácticamente cero. El poco empleo privado se ha creado en el sector informal de la economía, empleo de poca calidad y menor productividad que el del sector formal. La notable pérdida de competitividad internacional está afectando severamente a los sectores exportadores de las economías regionales, Mendoza es una de las más afectadas, y consecuentemente la creación de empleo privado en el último año es prácticamente nula.

Hay otros aspectos preocupantes en lo referido al empleo y la productividad. Uno de ellos es que mientras en el último año, como hemos dicho, la creación de empleo privado formal ha sido inexistente, el empleo público ha crecido el 4%. En los últimos ocho años el empleo público ha venido creciendo a esa tasa, que no guarda relación alguna ni con el crecimiento de la población y menos aún con mejoras en las prestaciones del Estado.

Como consecuencia de esa relación entre sector público y privado formal e informal, se ha producido una caída de la productividad del trabajo y de la economía en general, contribuyendo aún más a la pérdida de competitividad. Finalmente no puede dejarse de mencionar que otra causa que afecta al empleo formal son los altos costos directos e indirectos que debe afrontar el empleador. Esta situación requiere una urgente reforma de las instituciones laborales.

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