La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump dieron un gran paso hacia la obtención de la candidatura presidencial de sus respectivos partidos, al dominar ampliamente en las primarias del "supermartes".
El polémico Trump sorteó los ataques de sus rivales y se impuso en siete de los 11 estados donde se celebraban los comicios internos, quedando a poca distancia de convertirse en el candidato republicano a la Casa Blanca.
Por su parte, Clinton ganó en siete estados: al parecer, su estrategia de aprovechar la gestión de Obama le ha dado resultados.
Tanto Clinton como Trump comienzan ahora a cambiar el enfoque de sus campañas hacia los comicios presidenciales.
Tras su buen desempeño en la jornada, la ex primera dama de 68 años atacó la promesa de Trump de "devolver la grandeza a Estados Unidos".
"Estados Unidos nunca dejó de tener grandeza", dijo exultante ante los vítores de sus seguidores en Miami.
"El discurso que escuchamos del otro lado nunca ha sido tan bajo", lanzó Clinton en alusión a las posturas de Trump sobre los mexicanos o los musulmanes, una estrategia que busca "dividir a Estados Unidos".
Por su lado, Trump pintó a Clinton, quien ha sido senadora además de primera dama y secretaria de Estado, como una "insider" de Washington incapaz de abordar el enorme deseo de cambio que impera entre el electorado.
"Ha estado allí tanto tiempo. Creo que si no lo consiguió hasta ahora, no lo logrará en los próximos cuatro años", afirmó el magnate inmobiliario de 69 años.
Una reciente encuesta de CNN/ORC reveló que tanto Clonton como Sanders derrotarían cómodamente a Trump, si las elecciones presidenciales del 8 de noviembre se celebraran hoy.
Pero pocos son propensos a subestimar al magnate tras su desempeño en las primarias.
El codiciado "supermartes", que terminó en la madrugada del miércoles en Alaska, es crucial en la carrera a la Casa Blanca, especialmente para los republicanos, que eligieron en la jornada casi la mitad del número de delegados necesario para ganar la disputa interna.
Clima "perturbador"
"Ha sido una noche fantástica", dijo Trump en Palm Beach, Florida, al presentarse como el único capaz de unificar el partido Republicano y prometiendo una victoria en las primarias que se realizarán en ese estado el 15 de marzo.
Georgia, Massachusetts, Tennessee, Alabama, Virginia, Arkansas, Vermont: con tal impresionante serie de victorias, el belicoso millonario que propone levantar un muro entre Estados Unidos y México sigue su marcha triunfal, pisoteando los temores del establishment republicano, que estima que el partido podría encaminarse a su aniquilación en las presidenciales de noviembre ante la maquinaria Clinton.
La derrota de Marco Rubio en Virginia, donde alimentaba reales esperanzas, cayó como un balde de agua fría para el joven senador de origen cubano y su estrategia de aglutinar todas las fuerzas anti-Trump.
Pero su victoria en Minnesota, la primera desde el inicio de las primarias hace un mes, le dio una bocanada de aire al senador, que ahora deberá apostar a su estado de Florida, donde el ganador se quedará con todos los 99 delegados.
El senador republicano ultraconservador Ted Cruz, en tanto, salvó la piel con victorias en su estado de Texas, en los vecinos Oklahoma y Colorado, así como en Alaska.
En un mensaje velado a Rubio, Cruz llamó a los demás aspirantes republicanos a abandonar la carrera y unirse a su campaña para derrotar a Trump.
Pero Rubio mantuvo su determinación de no claudicar, subrayando las tensiones y la crisis de identidad que atraviesa el partido Republicano.
La incendiara retórica de Trump -acusó a México de enviar "violadores" a través de la frontera, se burló de mujeres y discapacitados, propuso prohibir la entrada de los musulmanes al país y abogó por el uso de la tortura- no ha detenido su avance entre un electorado republicano furioso con Obama y la clase política estadounidense.
Sin embargo, varios dirigentes republicanos han expresado públicamente que no votarán por el magnate en las elecciones presidenciales.
El respetado senador John McCain (que compitió con Obama en 2008), dijo que era "perturbador" el nivel al que había caído la campaña de su partido.
"Normalmente, voto con los demócratas, pero Trump me asusta. Aún no sé como votaré", dijo una electora en Virginia quien señaló su intención de votar contra el magnate en la interna republicana.
Aspiraciones intactas
Clinton no dejó dudas de su avance para convertirse en la candidata demócrata a la Casa Blanca, una aspiración destrozada hace ocho años por el senador Barack Obama.
Como era esperado, la exsecretaria de Estado logró victorias en los estados sureños, donde el voto de las minorías le son favorables: Georgia, Arkansas, Virginia, Alabama, Tennessee y Texas.
Sanders, único rival de Clinton en la liza demócrata, se impuso en su pequeño estado de Vermont (noreste), así como en Colorado, Oklahoma y Minnesota.
El senador de 74 años, un favorito entre los jóvenes demócratas, intentó poner buena cara, recordando que la carrera es larga: "Quedan 35 estados por votar", lanzó a sus seguidores.