Inició el juicio donde los imputados son dos hermanastros acusados de haber asesinado y calcinado a sus padres en una casa de la localidad bonaerense de Pilar en 2015.
En el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de San Isidro, serán juzgados Leandro Yamil Acosta (29) -hijo de la mujer asesinada-, y Karen Daniela Klein (25) -hija del hombre muerto-, quienes eran pareja al momento del crimen.
Los dos están acusados del homicidio agravado por el vínculo, delito que prevé prisión perpetua, de sus padres Ricardo Ignacio Klein (54) y Miryam Esther Kowalczuk (52).
Hasta el momento, sólo Acosta llega preso al debate y será representado por una defensa oficial, mientras que Klein está en libertad y será defendida por el abogado Rómulo Miño.
El trágico hecho fue descubierto el 13 de septiembre de 2015, cuando por una denuncia por paradero, la Policía allanó la casa familiar situada en Sarratea 2726 de Manuel Alberti, Pilar, y allí hallaron restos humanos quemados de Ricardo Klein y Miryam Kowalczuk. Luego, en un baldío ubicado a ocho cuadras de la casa, se hallaron 16 bolsas con cenizas, huesos y más restos calcinados.
Por su parte, la mujer, que llegará a juicio beneficiada con una falta de mérito, declaró que ella sólo fue testigo de los crímenes y que no había denunciado nada porque estaba amenazada por Acosta.
Sin embargo, la fiscal Zyseskind, optó por mandarla a juicio para que sea un tribunal el que defina si tuvo o no algún grado de participación.
Según la declaración de la joven, el doble parricidio ocurrió alrededor de las 8.30 del 2 de septiembre de 2015, cuando los hijos de las víctimas y hermanastros de los imputados, dos mellizos de 11 años en ese momento, no estaban en la casa porque Kowalczuk los había llevado al colegio.
Klein relató que Acosta ejecutó a su padre de un tiro en la cabeza cuando estaba en su cama y a su madre de tres disparos cuando llegó de la escuela y que luego se deshizo de los cuerpos haciendo varias fogatas.
En el caso de Acosta, la fiscal lo envió a juicio pese a que una pericia oficial determinó que es inimputable, porque hay un estudio neurológico que lo pone en duda.
"Se trata de un sujeto que padece un trastorno psicótico compatible con enfermedad esquizoafectiva y un cuadro compatible con epilepsia", escribió en sus conclusiones una perito oficial.
Además, el informe de la psiquiatra reveló que Acosta presentaba "sentimientos de odio y ansiedad hacia ambas víctimas, en especial hacia su madre", a quien acusaba de "permanentes vejaciones desde los 3 años" y de "entregarlo" a sus parejas para ser abusado sexualmente.
Por otra parte, en dicho informe se destaca que el joven, tras los crímenes, trató de ocultarlos e inventó como excusa que sus padres los habían abandonado para irse a jugar a un casino de Uruguay. Además, compró herramientas en el barrio para descuartizar e incinerar los cadáveres, lo cual generó un olor nauseabundo que fue percibido por todos los vecinos, según informó Telam.