El 22 de junio, Brenda Sepúlveda cumplirá 7 años. No será un cumpleaños cualquiera para la niña sanrafaelina, sino que será especial: será su primer cumpleaños con 2 manos.
La niña nació sin una de sus manos y antebrazos -"agenesia de antebrazo derecho y mano", según acotaron sus padres Aníbal y Natalia-. Pero hace unas horas la asociación Te doy una mano cumplió su sueño y le entregó un brazo ortopédico hecho con impresora 3D.
"Ahora voy a poder abrazar y hacer cariños a mis hermanitas", resumió con una mezcla de timidez y felicidad la pequeña Brenda, con evidente emoción en sus ojos claros y los cristales de sus anteojos un poco empañados. Mientras tanto, flexionaba de a poco el codo derecho, movimiento que permite que en la manito -rosa y violeta, decorada con flores de plástico también- se cierren los dedos formando un puño.
Minutos después, Brenda ya corría de un lado al otro de la sala Elina Alba (en la Secretaría de Cultura) con una radiante sonrisa, mientras llevaba en la extremidad de plástico la mamadera de una de sus dos hermanitas más chicas.
La misma alegría y emoción desbordaban Rodrigo Quinteros (27, de Chilecito -San Carlos-), Javier Zárate (10, San Juan) y Mae Eva Soledad Garay (15, San Luis). Estas cuatro personas se convirtieron hoy en solo algunas de las más de 100 a quienes Te doy una mano les ha entregado gratuitamente manos hechas con impresoras 3D en el país desde julio del año pasado.
Previamente, los familiares de cada uno de los beneficiados se habían contactado por Facebook con la asociación, y los responsables les habían solicitado toda la información indispensable (fotos, videos y medidas) para poder desarrollar las prótesis.
"A las manos se las estamos regalando. Lo único que le pedimos a las familias es que también hagan algo solidario. Que donen sangre, que vayan a cocinar a un comedor. No hace falta que sea dinero sí o sí. Cada uno paga haciendo algo por otra persona, es una cadena solidaria", resumió Guillermo Cabrera, quien -junto a su hijo Gerónimo- encabeza esta asociación solidaria.
Mano a mano
Rodrigo Quinteros (27) trabaja en una chacra en la localidad de Chilecito (San Carlos). También nació sin su antebrazo derecho, y fue el primero de los presentes que recibió la prótesis esta mañana.
"Estoy muy contento la verdad, agradecido ante todo a Dios, a Guillermo y a Gerónimo. Es impresionante el manejo que tiene el brazo", destacó el joven, que ya se adaptó a trabajar la tierra sin su extremidad superior derecha. "Ya estoy acostumbrado, pero ahora -con dos manos- va a ser todo mucho más fácil", resumió con una sonrisa.
Mientras miraban emocionados a Brenda -y como la niña iba intentando acostumbrar su brazo a la prótesis-, Aníbal Sepúlveda y Natalia Méndez reconocían no encontrar palabras de agradecimiento.
"Estamos muy contentos, eternamente agradecidos. Lo vimos en Facebook y nos anotamos, llenamos la forma con todos los datos que pedían. En setiembre los contactamos y nos fueron pidiendo toda la info para poder fabricar el brazo", agregaron.
De la provincia de San Juan llegó -con camisa, corbata, pantalón de vestir y chalecos impecable- Javier Zárate (10). El niño vive en Pocitos y está en quinto grado de la primaria.
"Ahora quiero empezar a andar en bici", destacó con entusiasmo los minutos posteriores a recibir su brazo derecho de plástico, con los colores de la vestimenta de Goku (protagonista de Dragon Ball).
"Mi hijo se ha dado maña desde siempre. Sujeta el escobillón con el codo, y ayuda siempre", resumió -también emocionada- su mamá, Lorena Barboza (39). En este caso fue un vecino quien le comentó de la asociación y se contactó por la web con ellos en diciembre.
Mae Eva Soledad Garay (15) llegó a Mendoza desde San Luis, también acompañada por su familia. Lo hizo especialmente para recibir la prótesis.
A diferencia de las otras 3 personas, para Mae fabricaron solamente la prótesis de la mano (izquierda, en este caso), ya que la malformación ella la tiene a la altura de la muñeca.
"Estoy muy contenta de poder usar por igual las dos manos ahora. No es que voy a recuperar tiempo perdido, porque ya me acostumbré a hacer todo de una forma distinta. Pero me encantaría poder agarrar los cubiertos ahora también con la mano izquierda", dijo contenta la adolescente puntana.
"Empezamos a averiguar todo sin que ella lo sepa, como una sorpresa. Pero cuando quedaba poco, se lo dijimos. Porque tuvimos miedo de que fuese a tomarlo a mal o no llegase a querer la mano", destacaron los padres de Mae, Ricardo Garay y Stella Maris Fernández.
Solidarios
A principios del año pasado, Gerónimo Cabrera (19) le pidió a su padre que le compre una impresora 3D. En aquel momento, el joven soñaba con fabricar spinners -eran los juguetes del momento- y venderlos.
Sin embargo, a los pocos días se dieron cuenta que podían darle otro uso.
"Todo empezó como una locura de mi papá. Vio en un documental que con las impresoras 3D se podían hacer manos y brazos ortopédicos, me lo comentó y -como yo soy cabeza dura- me puse a investigar. Así fue como encontré un modelo fácil de hacer, y empecé. Pasé de hacer elementos de una sola pieza (spinners) a otros de 37 piezas (las manos)", resumió el más joven de los coordinadores de Te doy una mano.
El material con que se hacen es plástico PLA y ya han fabricado y entregado más de 100 (cada mano demanda entre 30 y 40 horas de impresión).
"La gente nos escribe al Facebook, y allí nosotros les pedimos fotos para ver qué tipo de muñones tienen. Porque está el detalle de que si es de la articulación del codo hacia arriba, no se puede trabajar en ese caso. Luego le pedimos un video para ver el tipo de movimiento y ofrecemos que elijan el color y el modelo. La parte de los dedos lleva unos elásticos como los de los brackets, mientras que la parte de abajo de los dedos lleva tanzas que van hasta la altura de la muñeca -en caso de manos ortopédicas- o de los codos -cuando incluye el antebrazo-", explicó Cabrera.
Al menos durante los primeros días se coloca en el brazo una media protectora si es necesario -para que el plástico no raspe-, y la adaptación puede tomar entre 10 y 15 días.
"Esto es gratuito, lo hacemos para ayudar y queremos que se difunda. Los costos los financia mi padre; él siempre dice que nació de abajo y empezó a crecer. Entonces ahora quiere ayudar, devolverle a la sociedad algo de lo que nos dieron. Nos gustaría que el Papa bendiga lo que hacemos, y que conozca nuestra labor para poder llevarla al mundo", acotó.