El miedo, la represión de los sentimientos, la depresión, la ansiedad, el estrés, la ausencia de
humor, son todas emociones que tienen un impacto directo sobre el sistema nervioso y tienden a
generar disbalances en el equilibrio hormonal, así como también producir alteraciones en el sueño
y llevar a una mayor propensión hacia hábitos poco saludables.
Según diversos estudios, más del 90 por ciento de las personas que sufren cáncer han sufrido algún
trauma o situación emocional difícil de su perar en algún momento de sus vidas.
Si bien el aspecto emocional es de peso, también puede ser acentuado por los factores ambientales,
alimenticios o respectivos a los hábitos de vida. Moverse constantemente en un ambiente
contaminado y/o estresante, ingerir grandes cantidades de carne, comida chatarra o alimentos que
acidifiquen el cuerpo, la falta de oxígeno en las células, el cigarrillo, el sedentarismo, son todas
causas que combinadas con factores emocionales pueden acentuar las posibilidades de manifestar
cáncer, se tengan o no antecedentes genéticos.