Este año se cumple el centenario del fallecimiento de un verdadero prohombre provincial y nacional, el doctor Emilio Civit. Lamentablemente la labor y el mérito de los hombres de Estado nacidos en esta tierra, no son conocidos con la exactitud y profundidad debidas.
Me parece oportuno rescatar unas conclusiones que aparecieron publicadas hace un tiempo en este periódico relacionadas a Lucio V. Mansilla, pero que son de plena aplicación a Civit y a los increíbles hombres que lo rodearon y secundaron. “Con su partida comienza a desaparecer una casta de hombres irrepetibles. Los que hicieron el país. La verdadera aristocracia de la cultura”.
Así, la mejor imagen que representa al Dr. Emilio Civit, es aquella aparecida en la revista Caras y Caretas que lo ilustra como una locomotora con sus facciones a la que le sale muchísimo humo, constituyendo una síntesis de su obra: el país que avanzaba a un ritmo vertiginoso.
Este hombre sencillo y de temperamento afectuoso hacía de la amistad un culto, nunca trasladó sus enojos ni sus angustias y jamás habló mal de sus adversarios, ni siquiera del Dr. Benito Villanueva. Tampoco atacó a Julio Leónidas Aguirre, famoso autor de “Sociología Criolla”, sátira de la clase política local y donde elige precisamente a Civit como el antihéroe, dueño de todos los vicios.
Sin embargo, y muy por el contrario de la opinión de sus detractores, su labor de gobierno coloca hitos fundamentales en el desenvolvimiento y progreso de Mendoza y del país. Basta mencionar algunos: Parque San Martín y el Cerro de la Gloria; hospital provincial (antiguo hospital Emilio Civit), provisión de agua potable, las cloacas, el saneamiento ambiental, el fomento de la plantación de bosques, la protección de la vitivinicultura, la Penitenciaría Provincial, el kindergarten, la copa de leche, el lago del Club Mendoza de Regatas, el Tiro Federal y el Banco de Préstamos y Ahorro, en el orden provincial. El ferrocarril argentino boliviano y las distintas líneas entre las provincias del noroeste, centro y litoral; el telégrafo a lo largo de la costa patagónica y pueblos del interior; puentes sobre ríos y arroyos en casi todas las provincias; construcción o reconstrucción de caminos; puertos sobre los ríos Paraná -incluido Rosario- y Uruguay y en la costa atlántica; muelles, dragado y balizamiento de ríos navegables y multiplicidad de edificios públicos.
Emilio Civit recorrió todos los tramos de la carrera política. Fue subsecretario de Hacienda de la Nación, diputado y senador nacional por Mendoza, ministro de Hacienda, dos veces gobernador de Mendoza y ministro de Obras Públicas de la Nación.
Su actuación se identifica con la de los hombres que llevan a su culminación el proyecto de país vigente hasta el centenario de la Independencia.
Sus estudios secundarios y universitarios los hizo en Buenos Aires, donde fue testigo de la epidemia de fiebre amarilla, hecho que generó su preocupación y desvelos higienistas.
En esta etapa se vincula y genera importantes lazos con los hombres de la época, todos padres fundacionales de la Nación como Sarmiento, Roca, Alsina, Pellegrini, Bernardo de Irigoyen.
Incluso nace una íntima amistad con Olegario V. Andrade, quien le dedica una poesía “La Noche de Mendoza”, relativa al terremoto de 1861 que asoló nuestra ciudad.
Asimismo, se lo designa secretario del Dr. Victorino de la Plaza durante la intervención en la provincia de Corrientes y luego como representante del presidente Avellaneda en la entrega de diplomas de las primeras egresadas de la Escuela Normal de Mendoza.
Posteriormente es elegido diputado nacional y en el marco de esta gestión se convierte en uno de los autores de la ley 1420 de enseñanza laica. Corresponde aclarar que si bien propició esta norma nunca persiguió a la Iglesia ni a la religión católica.
Luego, es elegido como ministro de Hacienda de Mendoza, durante la gobernación de Francisco Moyano. En el ejercicio de ese ministerio comienza con el saneamiento de la ciudad de Mendoza, cuyas condiciones de insalubridad eran alarmantes, destacándose la altísima tasa de mortalidad infantil, de la cual fue víctima el propio Civit a quien se le mueren dos hijos en el intervalo de 24 horas. Crea la Dirección General de Saneamiento poniendo a su frente a Emilio Coni y como inspector general al doctor Luis Lagomaggiore.
Asimismo se materializa una extensa campaña de inspección veterinaria contratándose al Instituto Pasteur de París la provisión de tuberculina para inocular a las vacas.
A todo lo cual, se debe sumar la realización del primer censo sanitario en América del Sur.
Sin embargo, lo más relevante es la creación del Parque del Oeste, hoy General San Martín. El parque da continuidad a la idea de la ciudad nueva del ingeniero Ballofet a posteriori del terremoto de 1861. El parque no sólo es el lugar de recreo para los mendocinos, tiene una función purificadora del aire que viene del noroeste.
El paseo fue diseñado por el propio Carlos Thays, director de Paseos Públicos de Buenos Aires, quien consideraba que iba a ser el más hermoso de la república. Se plantaron 40.000 árboles diversos, de los cuales 10.000 fueron enviados por la Escuela de Agricultura del país trasandino. Por el temor a la filoxera no se trajeron especies de Buenos Aires y se construyeron viveros con 500.000 barbechos.
Luego como candidato de los “partidos unidos” asume la gobernación de la Provincia. Durante esta gestión se crea el Ministerio de Fomento para continuar las iniciativas de dotación de agua potable, duplicando la dotación de agua filtrada y la hace extensiva a los centros urbanos de Belgrano, Las Heras y Guaymallén. Se coloca la piedra fundamental del edificio del Hospital Provincial en el parque, para que desaparezca el foco de infección que era el hospital San Antonio.
Culminada esta gestión, fue designado ministro de Obras Públicas de la Nación durante la segunda presidencia del general Roca. La importancia y trascendencia del Ministerio de Obras es claro si detallamos todas las direcciones que lo integraban: General de Ferrocarriles, Departamento de Ingenieros Civiles, las direcciones General de Vías de Comunicación y Arquitectura, General de Obras Hidráulicas, General de Obras de Salubridad y General de Contabilidad.
El país estaba en formación y el Estado tendría que ser por muchos años el factor primordial que creara y fomentara la producción nacional por medio de una acción continuada de las diversas secciones de la administración pública.
La tarea realmente fue titánica, no hubo rincón del país donde no se hiciera obra.
En marzo de 1907, Civit asume una segunda gobernación de Mendoza. Durante este periodo la provincia es visitada por muchas personalidades extranjeras. También adquiere los Portones del Parque San Martín y se coloca una usina para iluminación del parque y hospital provincial. Finalmente aprobó el contrato de Manuel Ferrari para la erección del monumento al Ejército de Los Andes en el Cerro del Pilar.
Terminada la gobernación, viaja a París y encarga la reproducción de los Caballitos de Marly que hoy engalanan el ingreso al parque.
Elegido nuevamente senador nacional participa en la creación del Banco de la República.
Al fallecer, la congoja del pueblo de Mendoza se demostró en el multitudinario entierro cuando la ciudadanía lo acompañó a pie las 40 cuadras que separaban su casa del cementerio.