La política no puede pretender gritar a los cuatro vientos que lucha denodadamente contra el hambre y al mismo tiempo intentar sostener sus privilegios.
A- En esto parece que sí, hay consenso de los dos wines de la grieta para condenar la poca empatía de los políticos con la “emergencia social” que ellos mismos trataron en el Congreso. “Jamás pensé que iba a decir esto, pero dada la situación, y aunque no signifique casi nada en términos fiscales, la política debería dar un gesto de esfuerzo así como se lo pide a la clase media”, dijo el periodista estrella de C5N Iván Schargrodsky.
En la misma vereda, el kirchnerista Jorge Rial “explotó” en Twitter (para usar un término muy Intrusos): “Da bronca haber bancado tanto para que la casta judicial y política siga con sus privilegios. Que la movilidad jubilatoria no se la apliquen a jueces y ex funcionarios. Que los diputados aterricen de última en las sesiones y se vayan. Que no debatan. Que no les interese nada”.
A la derecha de la derecha, Javier Milei se manda su stand up subido de tono vía redes sociales: “Alberto Fernández pide a Coto que reduzca su margen de ganancia al tiempo que los políticos de mierda nos meten otro impuestazo para no ceder sus privilegios. Se castiga la generación de riqueza para sostener a los parásitos asquerosos de la política. PHDRCRMP” (sic).
Por otro lado, aunque en la misma sintonía, en Mendoza, tanto desde el Fit de Noelia Barbeito como desde el PD, han presentado proyectos para que legisladores se bajen el sueldo, porque recordemos que los señores se reservaron para sí el derecho que le cabe a un enfermero (que gana 10 veces menos y desde mi punto de vista, se lo necesita en la comunidad 10 veces más), por ejemplo, de actualización con la inflación de sus haberes.
Sería bueno que los señores dirigentes, ya que saben tanto, tomen nota de la diferencia elefantiásica que se va redondeando entre los sueldos de los funcionarios políticos con los del sector privado, o incluso la diferencias -abismos- que hay entre los mismos estatales. Porque no es lo mismo que se ajuste vía cláusula gatillo un sueldo de la mencionada enfermera que lo haga un jugoso bono de asesor o legislador de traje de seda.
A este ritmo no hacen más que crecer exponencialmente las diferencias entre una casta privilegiada y los laburantes de a pie (de a pie porque no alcanza ni para nafta). Sería bueno, opino, que la cláusula deje de gatillar al presupuesto provincial, por favor, y que no entren en el beneficio de la suba automática -por ejemplo- aquellos que cobran lo que sale un viaje a Miami todos los meses.
A propósito, los proyectos de que un legislador gane lo que una docente, o que se baje el gasto en un 30% seguramente dormirá el sueño de los justos en algún cajón de la coqueta legislatura.
B- Basta poner “privilegios de la política” en Twitter para que todos (menos los políticos) salten a pedir que aflojen un poco la mano, muchachos, que ya es mucho. Si realmente estamos en emergencia económica, que la emergencia la vivamos todo. Si no, patéticos dirigentes, la imagen que dan es como la de un bombero que entra a apagar un fuego, y antes de empezar la fajina, se toma un minuto y se prende un pucho.
C. Se trata de que sencillamente aquellos enormes “beneficiados” del sistema, aflojen un cachito, un cachito nada más. Tal vez, si aflojan un cachito, un cachito nada más, hacemos que la emergencia de la que tanto hablamos, signifique realmente emergencia...
No me vengan con que no solucionaría nada bajar el gasto de choferes, asesores, celulares, racionalizar sueldos de políticos, o, por ejemplo, convertir la legislatura en unicameral. Que no me vengan con que esa reducción del gasto no alcanzaría para solucionar ninguno de los problemas que tenemos porque “en proporción” significa “muy poco” en el presupuesto global. ¿Y si probamos? ¿Y si al menos damos un mensaje de coherencia? ¿Acaso cuando una familia vive una emergencia el padre se va a almorzar a un hotel cinco estrellas mientras los hijos van descalzos a la escuela?
Estimados, dejen de festejarse fines de mandatos entre llantos, dejen de pasar la musiquita nupcial en el Congreso, tomensé un poco en serio el laburo que tienen: son los representantes de un pueblo que la pasa mal. Es hora ya no solo de “gestos”. Es hora de que sean responsables.
La democracia es algo demasiado sagrado como para que permitan que se la desgaste por la avaricia de señores que tienen más asesores que una pyme empleados. Porque la antipolítica nunca es la solución; pero darle la espalda a quienes votan, tampoco.