Embarazo psicológico: un trastorno normal en las perras

Las hembras pueden sufrir esta enfermedad sin distinción de raza y edad. En esta nota, una guía sobre los cambios de comportamiento y cuidados que debes tener en cuenta si tu perra transita estos síntomas.

Embarazo psicológico: un trastorno normal en las perras
Embarazo psicológico: un trastorno normal en las perras

“Mi perra está rara. Se queja todo el día, está violenta y hasta cuida a los juguetes como si fueran sus hijos, aunque no está esperando cría”. Esta puede ser una expresión de algún amo al ver a su mascota alterada y con síntomas de pseudoembarazo o pseudogestación.

El embarazo psicológico es un fenómeno fisiológico que pueden sufrir algunas hembras no esterilizadas aproximadamente a los tres meses del celo. Consiste en la aparición de las mismas manifestaciones; tanto morfológicas como de comportamiento, que podría presentar una hembra embarazada aunque sin estarlo.

Síntomas

Los especialistas coinciden en que 1 de cada 2 perras puede padecer en mayor o menor medida este trastorno a lo largo de la vida, y aunque se trata como un fenómeno natural de supervivencia de la especie animal, no hay causas específicas.

No existe una causa determinante para este trastorno, pero las hembras que no han procreado son más propensas a padecerlo. Lo que sucede es que después de la ovulación, más allá de que el animal está fecundado o no, aparece en el ovario, como consecuencia de la expulsión del óvulo, un pequeño quiste llamado cuerpo lúteo. En los pseudoembarazos suele haber una disfunción del cuerpo lúteo. Se produce cuando el pequeño quiste, en vez de degenerar, se mantiene activo estimulando así todo el mecanismo del embarazo.

Al producirse este fenómeno el animal presenta cambios físicos y de comportamiento. Hinchazón de las mamas, producción de leche o líquido seroso, abdomen abultado, aumento de peso y flujo vulvar son algunos de los síntomas más evidentes en el cuerpo.

A su vez, la conducta de la hembra se ve alterada, y algunos de los cambios son:

• Nerviosismo, la perra parece no encontrar sosiego en ningún sitio. Tiene un carácter inseguro, y se muestra susceptible, agresiva o temerosa.
• Alteraciones del apetito; no tiene hambre y rechaza la comida. 
• Gimoteo constante.
• Preparación maquinal del lugar del supuesto nacimiento.
• Instinto maternal exagerado; llevará hasta su cesto juguetes u objetos, los trata como a sus propios cachorros mostrándose agresiva ante cualquier intrusión.

Tratamientos y cuidados

Cuando una situación similar se presenta con alguna perra del hogar, debemos acudir a nuestro médico veterinario de confianza. De este modo se descarta cualquier otra enfermedad y el especialista indica el tratamiento adecuado a cada caso.

Si el fenómeno es leve, lo que se determina es un cambio en la dieta y la rutina.

Por un lado se eliminan los hidratos de carbono, y se aconseja que el animal tenga un desgaste físico mayor a lo normal, para distraerlo y sacarlo de esa situación de encierro.

Si los síntomas se repiten y son graves, se recomienda un tratamiento con fármacos dependiendo del animal. 
Y por último, la correcta esterilización de la perra evita la aparición de quistes o tumores en las mamas, o bien una infección en el útero.

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