“Cada pareja es un mundo”. No importa cuánto repitamos esta verdad de perogrullo. Es real, concreta y contiene el gran abanico de humanidades que deciden vivir su vida y proyecto de a dos.
En ese camino, una de las tantas instancias de cambio viene dada por el embarazo, en donde los miedos, los mitos, las falsas creencias o la falta de comunicación pueden (según la mirada profesional) restarle al vínculo.
Sin embargo, desde ese proyecto de vida radicado desde la panza misma, la pareja puede vivir la nueva etapa de la mejor manera tratando de potenciar cada área como una oportunidad de encuentro y goce.
Para ello desenmarañar prejuicios y falsas creencias resulta fundamental. Las palabras autorizadas en esta nota.
Miedos que no ayudan
Según explica el licenciado Germán Gregorio Morassutti, psicólogo y sexólogo (integrante del equipo del consultorio de salud sexual del Hospital Central): “si vamos a hablar de miedos durante esta etapa, al tratarse de una situación nueva y desconocida para ambos miembros de la pareja, son muchos los que temen que si tienen relaciones sexuales, esto puede llegar a afectar el curso del embarazo.
Ya sea con la posibilidad de pérdidas u otros riesgos médicos. En realidad cuando el especialista les explica que las amenazas de pérdida no tienen que ver con tener o no relaciones sexuales, y que no debería existir conflicto alguno en este sentido (salvo casos en donde el obstetra lo marca) la pareja se distiende y se abre al manejo real de la información, según su caso”.
- ¿Resulta entonces positivo mantener relaciones sexuales desde lo físico y vincular?
- Totalmente. Es muy beneficioso sostenerlas durante el embarazo, ya que como todos sabemos, por ejemplo, durante los orgasmos se generan hormonas como las serotoninas y endorfinas, que producen un estado de placer y relajación en la mujer. Durante el embarazo además la pelvis femenina aparece mucho más irrigada de sangre, generando que muchas mujeres experimenten una plataforma de excitación constante.
Por lo explicado, las relaciones sexuales son beneficiosas durante el embarazo, siempre y cuando no se trate de un caso que tenga ciertas complicaciones o cuidados especiales especificados por el gineco- obstetra. Pueden existir casos en que el profesional considere que suspender las relaciones sexuales sea adecuado por un tiempo, como modo de cuidar el estado del caso puntual, que él lleva adelante.
- Se habla de la diferencia entre el coito y relaciones sexuales para esta etapa especial. ¿De qué se trata?
- La relación sexual es más que positiva y más que nunca en esta etapa, ya que tiene que ver con el encuentro de caricias, el contacto, el afecto y amor entre los integrantes de la pareja, en donde puede haber una relación sexual, sin penetración (que sería el coito) para vivir igual una sexualidad enriquecedora.
Esto es fundamental en esta etapa para poder cuidar a la mujer, ya que se encuentra ante un montón de cambios físicos y hormonales que afectan su cuerpo. Suspender las relaciones sexuales en realidad es sumar una distancia mayor a la pareja. Las relaciones sexuales en esta etapa ayudan a que la pareja se mantenga unida, conectada, y a que la mujer viva un estado diferente durante este proceso de embarazo.
- ¿Puede variar en ella el deseo sexual?
- Es probable que de acuerdo a las etapas de embarazo entre las que se encuentre varíe su deseo sexual. En general en el primer trimestre el embarazo puede generar molestias como náuseas, vómitos o mareos, en donde es esperable que con este cuadro de situación, la relación sexual sea más dejada de lado por la embarazada, y que su deseo no sea totalmente alto.
Pasada esa instancia, en general, en el segundo trimestre es en donde sí aparece muy presente el deseo sexual. En algunos casos incluso persiste hasta las últimas etapas.
Todo dependerá de cada embarazo en particular, ya que no olvidemos que en el último tiempo, la panza crece mucho, la mujer se siente mucho más pesada y cansada. Allí habrá que buscar las mejores posiciones para mantener relaciones sexuales con la pareja, ya que hay algunas más recomendables que otras.
- ¿Hay otros miedos que surgen basados en celos u otras inseguridades que genera este gran cambio?
- Todo tiene que ver con el funcionamiento de la pareja. Muchas veces el varón se siente totalmente excluido de esta etapa, por eso es bueno que la pareja siga manteniendo el vínculo de unión, y las relaciones sexuales colaboran mucho para que esto suceda.
Condiciones preexistentes
Según explicó por su lado la psicóloga vincular Paula Corso “hay que ver cómo impacta en cada mujer el nuevo estado que implica un embarazo. Hay muchas que llegan a pensar que por estar embarazadas, sus maridos pueden llegar a serles infieles, cuando en realidad si aparecieran problemas y conflictos de todo tipo (celos, peleas, infidelidades o cualquier clase de procesos negativos en el vínculo) no se generan por obra y gracias de un estado.
Si se dan responden a condiciones preexistentes como la falta de comunicación, confianza, y solidez del vínculo. Una infidelidad puede producirse con o sin embarazo, y no como producto de él. Si hay amor, y una labor de conexión en todo sentido y diálogo, la sexualidad se adapta al embarazo como una condición temporal”.
A la hora de sumar más interferencias que puedan influenciar las relaciones, el sexólogo apuntó: “muchas veces existe una interferencia en las comunicaciones. En general, el varón suspende las relaciones sexuales por miedo a generarle algún daño al bebé con el encuentro sexual.
La mujer a esto lo interpreta a veces como que ya no es atractiva para su pareja, cuando en en realidad lo que ocurre allí es una falla de la comunicación entre ambos, que genera un cortocircuito.
De hecho muchas veces cuando se le pregunta al varón acerca del deseo y atracción hacia su mujer embarazada suele sostener que la sigue viendo atractiva y deseable, y que es el miedo a hacerle daño al bebé, el que genera que desista en el encuentro. En general los hombres mientras más curvas tiene la mujer, más atractiva la halla.
- ¿Hasta cuándo recomendarías mantener relaciones sexuales?
- Hasta el último día. De hecho, y de no haber otra indicación del médico obstetra, es bueno seguir manteniéndolas ya que facilitan (en caso de producirse un parto natural) la dilatación del cuello del útero. Insisto, todo dependerá del tipo de embarazo que tenga la mujer, y las indicaciones de su médico respecto al mismo lo que determinará que se puedan (o no) mantener relaciones.
- ¿Cuál es el desafío para la pareja?
- El desafío es que pueda considerar a esta etapa como una oportunidad para trabajar y disfrutar la sexualidad, entendiéndola no sólo como mera penetración, sino como encuentro. También se tiene que dejar de lado la idea de que “la buena sexualidad” se vincula con maratones sexuales tipo película. Eso no es así.
La sexualidad tiene que ver con el placer luego del encuentro con el otro, con las caricia y con el animarse a explorar, ya que en esta etapa es donde la pareja más aprende sobre la sexualidad. Hay que ver a este período especial como una posibilidad, y no como un impedimento.