"El camino es largo, el momento es de conmoción. Es probable que en este momento delicado la omisión se acentué, que directores hombres sólo quieran trabajar con hombres, que los medios y la academia mantengan reflejos del viejo mundo, que todavía floten en el aire de las provincias los deseos de llevar las obras a CABA o editar, escribir, investigar sobre lo que allí pasa". Descentrar, deconstruir: arriba y abajo de la escena.
Estas reflexiones circularon en el III Encuentro de Directoras Provincianas en Córdoba.
"Los viejos conflictos de intereses del sistema capitalista, neoliberal y patriarcal donde no entra la reflexión ética ni la pregunta sobre criterios y omisiones en las fratrías masculinas pasan por un momento de inflexión. Es un momento para plantear preguntas", continúa el documento en el que la dramaturga cordobesa Soledad González sintetizó parte de las reflexiones.
Allí, pues, surgieron preguntas para ir sumando a las prácticas: "¿Podemos revisar nuestros CV de tal modo de anteponer en la formación a nuestras maestras, las que nos abrieron una ventana crítica y creativa? ¿Podemos empezar a nombrarnos, citarnos en las bibliografías y desde la oralidad en las instancias de formación? ¿Podemos revisar nuestras prácticas de producción en proyectos subsidiados?, ¿cómo sincronizamos criterios de dirección y producción, poético y político? ¿Podemos pedir a salas de teatro programadas por mujeres, en particular, pero también a salas que reciben subsidio del INT, en general, que además de grupos residentes, programen obras de directoras mujeres de todo el país y de grupos emergentes? ¿Podemos pedir se incluya la perspectiva de género en premiaciones e instancias de legitimación ya que consideramos que la mirada, búsquedas, discursos, hoy más que nunca necesitan el lugar para la disidencia?".
Ese "podemos", como propuesta, trabaja desde las micro políticas, con la fuerza del colectivo y la horizontalidad como dinámica.
Las directoras que asistieron por Mendoza fueron Gabriela Simón Gómez, Hanna Lust, María Florencia Campanello, Érica Gómez, Andrea Cortez, Paula Santoni, Belén Leyton, Verónica Manzone, Gabriela Psenda, Valeria Portillo, Roxana Álvarez, Ivana Catanese y Débora Candito (posando en la foto).
Aquí, cuentan parte de esa experiencia que vivieron entre más de doscientas directoras de todo el país.
Mendoza en la escena de la transformación
"Pusimos en palabras y pusimos en escena. Renombramos instancias de nuestras prácticas, repensamos y redescubrimos maneras de hacer desde la dirección.
Cuestionamos formatos heredados, definiciones, binarismos, dinámicas de poder, jerarquías. Pusimos en discusión lo que la dirección supone para cada quien y cuáles son las operatorias, los sistemas, las lógicas constructivas, la ética de vinculación, los acuerdos móviles y los procedimientos, entre tantos otros ejes. Vimos obras de teatro, hicimos la previa y la post", explica Gabriela Simón Gómez.
Tres días de trabajar juntas, no solo desde la idea, sino también desde la acción, desde la vivencia en el cuerpo, desde la presencia abrazadora de las otras.
"El movimiento nos impulsa a generar diversos modos de producción, a descubrir los propios, a afianzar sistemas que respondan a las necesidades de cada montaje, de cada espectáculo. A crear desde la construcción metapoética y metapolítica de la dirección", expande. "Nos propone afianzar nuestras maneras de hacer y elaborar conocimiento teórico de la dirección de las mujeres. Nos invita a construir redes de circulación, de participación y de visibilización de nuestro trabajo en el teatro, en nuestros propios territorios y en otros sitios donde podamos generar las condiciones necesarias para que sucedan nuevos encuentros".
Valeria Portillo, por su parte, apunta que "todo se da en sintonía", ya que en 2015, junto con Ivana Catanese, Gabriela Psenda, Gabriela Simón y María José Concati, realizaron el Primer Encuentro de Directoras Mendocinas.
Valeria detalla lo fundamental del encuentro: "Preguntas disparadoras con las que nos repensábamos todas, tales como ¿Qué es la dirección? ¿Qué es dirigir para mí? ¿Cómo es dirigir en el lugar en el que vivo? ¿Cuáles son las problemáticas a las que nos enfrentamos?"
Los relatos, claro, fueron conmovedores. Y la cabeza volvió llena de ideas.
En cuanto a cómo incide este movimiento en los modos de producción, la mendocina responde: "Más que incidir, creo que conecta con una sincronía latente en la realidad que estamos viviendo. Cada vez hay más mujeres en la dirección y en la dramaturgia mendocina. Un ejemplo de ello es que para esta Fiesta Provincial de Teatro del INT, de doce obras seleccionadas para participar, seis son dirigidas por mujeres, y lograr esa equidad es más que significativo. Habla de que las mujeres están, estamos haciéndonos un lugar en la dirección cada vez más fuerte, más sustentado con todo lo que implica ser Mujer y Directora Teatral. Para la equidad total nos queda mucho por recorrer".
Sí se avista una mirada diferente en la manera de producir; de escucha, de acuerdo, de inclusión.
"Emponderarnos de la Dirección, de lo que implica dirigir teatro, no es lo mismo que asumir ese rol con autoritarismo, uno de los aspectos de dirigir del que claramente hacemos stop y nos diferenciamos", completa.