Parecía un matrimonio de ensueño, casi de película, pero el final fue desolador. Cuando todos creían que la diferencia de edad no era un impedimento para la felicidad, una joven de 26 años fue detenida acusada de estafar a su esposo de 77 y robarle un millón de dólares.
El Departamento de Policía de Tampa, en Florida, arrestó la semana pasada a Lin Helena Halfon (26), casada con el empresario Richard Rappaport (77). En un principio, la víctima del robo intentó creer en la inocencia de su amada esposa hasta que la evidencia se hizo irrefutable.
El fraude de la mujer salió a la luz cuando asistió a una tienda de la cadena Amscot. Ella quiso convertir en efectivo un millón de dólares y levantó las sospechas. Para justificarlo, dijo que iba a comprar un yate de lujo. Pero sin su marido -presente con firma en el cheque- no le iban a dar el efectivo.
Desesperada ante una posible caída de su coartada, Lin Helena ofreció 100 mil dólares en concepto de comisión, más del doble de lo que suele cobrar por una operación similar esa empresa. Se presentó nuevamente tres veces ese mismo día al comercio con otros tres documentos de cambio por 333.333 dólares cada uno. Un millón en total. No tuvo suerte y una alerta a la Policía acabó con el misterio.
Los investigadores consultaron a Rappaport sobre el hecho. El anciano, quien aún creía en su mujer, prefirió descreer de las acusaciones y dijo que le otorgaba "el beneficio de la duda".
Pese a las denuncias, luego la mujer de 26 años condujo a un pueblo a unos 160 kilómetros afuera de Tampa donde conseguir que algún comercio sí le cambiara los cheques. Lo logró: se hizo con 666.666 dólares en efectivo. Al descubrirlo, el 10 de diciembre pasado los agentes volvieron a preguntarle a Rappaport si ahora sí se sentía estafado e iniciaría una causa contra su esposa. La respuesta fue positiva aunque pidió que no la deportaran ya que era inmigrante.
De esta manera, la esposa del empresario fue detenida en el Aeropuerto Internacional de Tampa y fue acusada de lavado de dinero, organización de fraude y explotación de una persona mayor. Los jueces le ofrecieron una fianza que es irónica: 1 millón de dólares. Claro, no los tiene.