-¿Ordovini, Eliana?- preguntaban todos los días en el colegio Martín Zapata, siguiendo la rutinaria toma de lista.
-Presente- respondía la joven una y otra vez.
Es que la ejemplar alumna no faltó a clases ni una sola vez durante toda su secundaria. No hubo enfermedad, cansancio o circunstancia de la vida que hiciera que la adolescente de 18 años dejara de asistir al aula para cumplir con sus obligaciones como estudiante.
Por su tesón, perseverancia y compromiso Eliana fue reconocida por la escuela -que pertenece a la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo)- durante la colación de grados que se realizó el pasado jueves. Ella se mostró muy agradecida por el premio y destacó que en su familia siempre le enseñaron el valor de la responsabilidad.
"Tuve asistencia perfecta durante la secundaria en el Martín Zapata, pero en la primaria estuve cerca. Habré faltado unas 5 ó 6 veces porque estaba realmente enferma", comenzó a contar la estudiante durante la entrevista con Los Andes. Ella reconoció que ir a la escuela no le resultaba una molestia y que nunca le gustó faltar.
“Si no iba sentía que me perdía de algo, aparte siempre me vino bien presenciar las clases, después leía en mi casa y no tenía que estudiar más”, relató Eliana quien portó la bandera provincial.
A ella le inculcaron desde chica el valor de la responsabilidad, pero no como un concepto abstracto, sino con el ejemplo. “Nunca buscando la asistencia perfecta o el mejor promedio, pero sí a ser una persona constante, responsable, puntual y sobre todo a sobreponerse ante las adversidades”, enumeró. Sus principales modelos en este sentido han sido su mamá, quien a pesar de padecer problemas de salud sigue adelante y su abuelo, quien trabajó hasta antes de fallecer a los 78 años. “Es algo que vi constantemente en todos los ámbitos de mi familia”, agregó.
Por esta razón a ella de alguna manera la sorprendió el reconocimiento. “Porque en mi casa todas esas cosas son normales. La verdad ni me había puesto a pensar que no había faltado nunca en toda la secundaria”, manifestó.
Mirando para atrás ella recuerda algunos momentos en los que podría haber faltado, pero eligió tomar fuerzas y no hacerlo. “En marzo falleció mi abuelo, justo fue un sábado y el lunes fui a la escuela. Mi pensamiento fue: 'no me voy a quedar en mi casa llorando'”.
En situaciones de enfermedades ella se sobrepuso y decidió concurrir al aula: “A veces he ido sin voz, con alguna tos o resfrío, pero me decía a mí misma: si se puede voy”.
Un aspecto que indudablemente sumó para que nunca faltara, fueron sus compañeros. “Desde tercer año tengo un curso muy unido y eso te anima a ir al colegio. Encima este años tocó el viaje, la fiesta, la presentación de los buzos, entre otros”, expuso.
Agradeció a la escuela donde siempre se sintió muy contenida. Cuando se difundió el logro de Eliana en las redes sociales, ella recibió muchas felicitaciones y también algunos comentarios negativos.
“La sociedad lo toma para la burla o como un ejemplo. Mis amigos me dicen que quieren que sus hijos sean como yo y me felicitan pero otras personas lo ven como algo malo”, relató. Ella aseguró que estos últimos comentarios no la afectan.
“Uno se tiene que reír y hacer su vida. Las críticas no te tienen que tirar abajo. Lamentablemente hay ciertos valores que se han perdido”, remarcó.
Para su futuro tiene pensado estudiar la licenciatura en Kinesiología en la Universidad Juan Agustín Maza, en la cual logró una beca del 50% para toda la carrera.