Cuando pensamos en un tratamiento cosmético acuden a nuestra mente multitud de productos especializados, el salón de belleza, los masajes, los principios activos novedosos y un largo etc.; pero nos olvidamos quizás de uno de los aspectos más importantes: la piel que va a recibir ese tratamiento.
La elección de un cosmético no ha de ser algo arbitrario, tenemos que pensar que detrás de ese producto se encuentra un arduo trabajo de desarrollo para lograr el tándem perfecto: principios activos/textura, que hagan que tenga unas indicaciones previas que no podemos obviar.
Si ante nosotros tenemos una piel seca, lo primero a considerar es que ésta puede ser fruto de dos fenómenos diferentes; bien puede ser la expresión de una falta o pérdida excesiva de agua, lo que conocemos como deshidratación, o bien puede estar originada por una insuficiente secreción sebácea que origina un estado alípico. Por tanto, cuando nos planteamos el tratamiento de este tipo de pieles, hemos de buscar por una parte principios activos que favorezcan la retención de agua en el estrato córneo y que garanticen una correcta producción de agua en las capas más profundas de la epidermis. Pero además, por otra parte, tenemos que aportarle a la piel nutrición suficiente para que disponga de una emulsión epicutánea perfectamente equilibrada.
La elección de un cosmético no debe algo arbitrario, tenés que pensar que detrás de ese producto se encuentra un arduo trabajo de desarrollo.
En caso de una piel grasa sabemos que el problema no sólo estriba en una secreción sebácea excesiva, sino que pueden aparecer otras alteraciones como acné, deshidratación, intolerancia, irritaciones. Todo ello hace que ante una piel grasa tengamos que buscar componentes activos que solventen varios problemas, en primer lugar es imprescindible una meticulosa limpieza para así pasar a regularizar el exceso de secreción sebácea y frenar la proliferación de microorganismos responsables de la aparición del acné.
Si nos planteamos ahora como tratar una piel sensible, hemos de pensar que ésta al igual que la gente sensible debe ser tratada con delicadeza. Los principios activos destinados al tratamiento de este tipo de pieles deberán de ser capaces de descongestionar, calmar y aliviar las posibles rojeces, picores e irritaciones. Producirán una saturación de la piel en lípidos y un grado de hidratación óptima, que garantizan una perfecta elasticidad y flexibilidad cutáneas. Por último, no podemos olvidarnos de proteger, tonificar y regular la permeabilidad de los capilares sanguíneos superficiales.
Cuando buscamos componentes activos para el tratamiento de una piel madura, hemos de pensar en aquellos que ataquen la desvitalización cutánea propia de este tipo de pieles, al tiempo que realizan una acción preventiva. Tendrán que ser capaces de prevenir y contrarrestar la flaccidez, la aparición de arrugas, la sequedad cutánea, la pérdida de firmeza, en definitiva, todas aquellas alteraciones propias de la madurez.
Asesoró: Lic. Daniela Nassivera. Jefa de Expertas Almacén de Fragancias